martes, 28 de abril de 2009

De la belleza, la esperanza y la bondad


Hoy no voy a escribir del imparable paro (¡cruel paradoja!), ni del abismo, ni de las no-soluciones a la crisis del nuevo gobierno de Mister Paz; no voy a escribir del peligro real y mortal que acecha a nuestros soldados en la guerra de Afganistán, ni de la multimutante y acongojante gripe porcina (¿nos contagiará con más alevosía por ser PIGS?), ni de las sosa cáustica que se escupe a diestra y siniestra en los actos electorales, ni de la campaña obamaníaca que han pergeñado las clarividentes mentes de los acomplejados comunicadores del psoe (esto es cosa de Pepiño, fijo); no voy a escribir de la no-inteligencia de nuestro presidente gana-elecciones; ni de la calle regalada a la mediocre Bardem por dejarse la voz a favor de la causa, la misma calle negada a las víctimas del terrorismo por dejarse la vida sin causa justificada; ni del coñazo del Madrid-Barsa anunciado ad nauseam desde semanas ha, que a ver si juegan ya por favor y nos dejan en paz de una maldita vez; ni siquiera de la visita de la Bruni y el señor bajito ése que la acompaña siempre, ni de los diarios supuestamente serios hoy transmutados en el ‘Hola’. Ni escribiré sobre la serpiente etarra, ni de sus nuevas amenazas de muerte a la democracia. «Hoy no os escribo con sangre, palabras que no dicen nada. Hoy, de esta pluma cansada, no habrán de brotar más palabras que luego se tornen en llanto». Ya lo dijo el poeta.

No, hoy no toca hablar de cosas tontas ni tristes ni banales. Hoy toca hablar de algo tan simple, tan hermoso y tan menoscabado como la belleza, como la esperanza, como la bondad.

«Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiración». Bellas palabras nacidas del alma de un artista que luego fue Papa, y que dedicó, con profunda devoción, a los artífices creadores de todas las Artes Mayores. Es la Carta a los Artistas que Juan Pablo II escribió en 1999, y de la que el pasado domingo 20 representantes de estas artes mayores realizamos una emotiva lectura continuada, en conmemoración de su décimo aniversario. Bajo la batuta de Javier Laínez, rector de la Basílica de San Miguel, y la presidencia del cardenal Rouco Varela, arquitectos, pintores, escultores, músicos, coreógrafos, escritores y cineastas recordamos, en palabras del Papa artista, que la belleza, el arte, el espíritu creador ha de seguir provocando asombro en el ser humano, y que de ese asombro debe surgir el entusiasmo que todos necesitamos para «afrontar y superar los desafíos cruciales que se avistan en el horizonte (…) La belleza es una invitación a gustar la vida y a soñar el futuro». Ya lo escribió Dostoyevski, y nos lo recuerda el Papa en su Carta: «la belleza salvará al mundo».

Reflexionando sobre esa lectura continuada, mientras permanece el eco de las palabras del Papa en boca de Almudena de Arteaga, Pedro Requejo, Luis Labiano, Constanza López Schlichting, José Luis Olaizola, José Jiménez Lozano, Frances Ribes… y de un servidor, leo en el periódico una noticia que corrobora que la belleza y la esperanza pueden iluminar hasta el rincón más oscuro, terrible y desesperanzador del planeta, incluidos los bateyes dominicanos. «La batalla final contra la esclavitud» dice el titular; y el texto continúa: «El Congreso de la República Dominicana ha aprobado la abolición de la esclavitud, una medida histórica provocada por la actuación del cura Christopher Hartley Sartorius». Mi primo Crispy, un fenómeno; doctor en Teología, inteligente, seductor, infatigable, aristócrata… el mismo a quien el orgullo familiar nos hacía ver cuando menos de cardenal, pero que, por orden superior o inspiración divina, cambió la púrpura por la mugre y su causa por la causa de los más desfavorecidos entre los desfavorecidos. Primero en el Bronx, durante 13 años, luego en Calcuta con la Madre Teresa, y finalmente en los bateyes dominicanos, donde los trabajadores haitianos de la caña de azúcar vivían en condiciones infrahumanas, de miserable esclavitud. Crispy, el padre Christopher, luchó por ellos, se enfrentó al poder establecido (político, financiero y eclesiástico) y logró mejorar siquiera un poco la vida de esos míseros esclavos. Negoció duramente con las azucareras y les consiguió luz y agua, un día de descanso a la semana y un sueldo de 2,4 euros por jornada. El precio que tuvo que pagar su defensor fue el repudio, las amenzas de muerte y el forzado abandono del país, en 2006. Su lucha continuó, desde Francia y Estados Unidos; finalmente, su tesón, su fe y su valor han dado fruto y una tenue pero firme esperanza comienza a aflorar en los oprimidos corazones de los esclavos de los bateyes. Ahora, según reza el reportaje, empiezan a tomar conciencia de su propia condición de personas con derechos. Mientras, el padre Christopher ya está en otra guerra por la dignidad humana, en Somalia, según me cuentan.

Esperanza, derechos, valor… ¡qué bellas palabras! Y qué huecas en esta sociedad hipócrita que llora por los esclavos haitianos y niega el valor, la esperanza y hasta el derecho a la vida a sus propios hijos, por el simple hecho de ser diferentes, supuestamente disminuidos. ¿Pues qué esperanza puede aflorar en el corazón de un niño con Síndroeme de Down, por ejemplo, si su suerte ya está echada? ¿Qué valor se le atribuye a quien no vale ni para nacer? ¿Y qué derecho le ampara si es condenado sin juicio y sin culpa? La respuesta está en los que creemos que un niño con Down tiene el mismo valor como persona que cualquier otro, si no más, y que tiene todo el derecho del mundo a albergar esperanzas, y a sentir el mismo amor, comprensión y respeto que cualquier otro. Simplemente. Para ello, hace falta bondad, tolerancia, verdadera solidaridad. No de palabra, no de boquilla. De hecho. Como la que demostraron mis hijos y sus compañeros de clase (y en todas las clases) en sus competiciones de la Fiesta Deportiva del colegio, este sábado. Verles aplaudir, animar, vitorear, llevar casi en volandas a sus compañeros “de integración” (Down, autismo, etc.) hasta la meta en cada carrera, aunque tardaran diez minutos, hinchaba el corazón de orgullo paterno; ver las caras de pura e infinita felicidad de los “disminuidos”, emocionaba el alma. Fue una lección de bondad absolutamente sincera, transparente; un ejemplo de solidadridad auténtica y profunda. Y yo me pregunto, ¿alguien puede explicar a esos niños, a los “normales”, a mis hijos, que sus compañeros, que sus amigos “diferentes” no valen nada, no merecen esperanza, no tienen derecho a vivir? ¿Menos valor, menos esperanza, menos derecho incluso que los esclavos del azúcar de Santo Domingo?
La belleza salvará al mundo, nos recordó el Papa artista. Aquellas carreras en el colegio de mis hijos fue una de las acciones más bellas que han contemplado mis ojos. Aún queda esperanza.
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jueves, 23 de abril de 2009

La cabeza y los huevos dela serpiente


Hubo un tiempo en que yo era parte de Zarauz y Zarauz era parte de mí. A veces, como hoy, desde este malecón me salpican inevitablemente los recuerdos. Me gusta, no se crean, recordar, añorar. Aquellos juegos de infancia entre el verde de las praderas y el del mar; aquellas campas rebosantes de alegría natural, sin politizar, el día de la Fiesta Vasca, todos vestidos de caseros hinchándonos de rosquillas y de risas; aquella sana juventud a caballo entre la espuma de las olas y la de la cerveza; aquellas horas eternas de gozo contenido sentado en mi malecón, admirando la bravura viva del mar, esperando el momento justo para entrar y desatar el placer y la adrenalina. Y aquellas noches luminosas, cuando el malecón se transformaba en buena música, en partidas de billar y futbolín, en amistad, en carcajada, en fugaces amores de verano, si había suerte, y en no tan fugaces si la suerte fallaba.

Recuerdo también los cruces con Arzallus y su cara de odio infinito, camino de mi casa; y el secuestro de Rafa, padre de mi íntimo compañero de surf, y la mediación de Arguiñano (decían), íntimo compañero de cocina del secuestrado. Y recuerdo las pintadas y las fotos de gudaris en la Plaza de la Música. Y las mañanas de playa solitaria a unos metros de Savater, vigilados por sus escoltas desde el malecón. Y el saludo de Goyo Ordóñez, camino del concierto de Pink Floyd en Anoeta, meses antes de su sacrificio. Recuerdo los pintxos del Gau Txori y las farras en los bares del malecón y las conversaciones trascendentales con amigos de la noche que luego se convirtieron en enemigos a muerte, pasados por el filtro de Jarrai. Y recuerdo las copas que le servía a Carlos Garaicoechea hijo —en el bar donde yo pinchaba—, cuando su padre, el lendakari Garaicokiki, empezó todo esto.

Y ahora, desde la lejanía que proporcionan los kilómetros y la edad, miro hacia Zarauz y veo a Ekaitz Sirvent Auzmendi, 30 años, el etarra detenido hace unos días junto a mi añorado malecón zarauztarra. Y veo a Jurdan Martitegui, 29 años, detenido en Perpiñán (donde Carod-Rovira ¿recuerdan?), supuesto nuevo ex jefe de ETA; y a su camarada de talde y de detención, Alex Uriarte, sobrino del etarra Eloy Uriarte. Y veo a los anteriores ex cabezas de la serpiente, Mikel Garikoitz Azpiazu "Txeroki", 35 años, y Aitzol Iriondo, 31 años. Y miro los últimos 30 años y ahora sí veo cómo empezaron a eclosionar esos huevos de la serpiente que hoy se han convertido en su cabeza impensante; veo cómo el Gobierno vasco, el PNV, la EITB, las ikastolas, las herriko tabernas, la kale borroka, los actos kulturales, el entramado abertzale en particular y la sociedad vasca en general han estado alimentando, mimando, protegiendo, educando —en casa y en clase, en la tele y en la calle— a esas crías de serpiente que luego se han convertido en la cabeza ejecutora de la bestia. Las fechas coinciden ¿verdad? 30 años de gobierno nacionalista, 30-40 años de edad media de las nuevas cúpulas etarras. ¿Que son más inexpertos? Vale. Pero también son más fanáticos, más descerebrados, e igual de venenosos, igual de letales. Y, además, todos son también perfectamente prescindibles. Si pierden una cabeza, les sale otra en tres minutos, como el rabo a las lagartijas. Así todo es más fácil, y más ágil.

La Guardia Civil tiene fichados a unos 4.000 jóvenes abertzales de entre 30 y 40 años, 4.000 crías de serpiente que han estado creciendo en las madrigueras de la kale borroka (que los fichan con 20 años o menos) y al amparo del Gobierno Vasco, y que están prestas para la lucha en cuanto sean reclamadas por mamá bicha. Unos días de campamento de verano en Francia y ale, a matar. Si te cogen, mala suerte, tenemos más. Total, disparar es fácil. Entrenan desde pequeños.

Por eso me preocupa que ahora se empiece a hablar otra vez de ETA buena, ETA mala; de presos, acercamientos y luchas internas; me preocupa que Otegui, el "gordo", vuelva a reclamar su estatus de "hombre de paz"; y que reaparezca el sempiterno Josu Ternera con su inseparable ternerito Egoitz (¡la mismita nariz de su aita, oye!). Pero ya lo he dicho una y mil veces y lo repito otras mil: no nos confundamos, en ETA no hay buenos y malos, no hay blandos y duros, no hay conversadores y ejecutores, no hay poíticos y asesinos; toda la serpiente es la misma bestia, la misma alimaña, de la cabeza hasta el último anillo, todos igual de culpables. Y si se habla con uno, se habla con todos; si se negocia con uno, se negocia con todos. Lo que hay que hacer es aplastar la cabeza de la serpiente y todos y cada uno de sus anillos. Y todos y cada uno de sus huevos. Si los dejamos eclosionar y crecer, nos acabarán mordiendo (es lo que saben hacer, es lo que les han enseñado). Y el efecto de su veneno será exactamente el mismo que el de sus aitas.

El día de la toma de posesión de Patxi López, yo miraré hacia Zarauz, y me imaginaré sentado en el malecón, añorando y esperando tiempos mejores. Y rezaré con todas mis fuerzas para que ese día empiece, de verdad, el fin de la serpiente. Desde dentro. Desde lo más profundo (no puede ser de otra manera). Y desde la cabeza hasta el último anillo del entramado. Hasta el último huevo.

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viernes, 17 de abril de 2009

¡Pero qué mala es la intolerancia! (y la estupidez, no digamos)

Intolerancia: desprecio,discriminación, segregación e incluso agresión hacia grupos o personas por el hecho de que éstos piensen, actúen o simplemente sean de manera diferente.

Esta semana hemos vuelto a disfrutar de nuestra ya habitual ración de intolerancia, bien condimentada de odio y compulsiva obsesión. Y además por partida doble. La primera, una vez más, ha llegado desde la quimérica nación que se encuentra entre España y Francia y que no es Andorra; y una vez más ha sido una gracieta de los cachorros de Tardá y compañía, o sea, de las simpáticas y juveniles crías de mamá ERC. La broma: entregar el Premio Guillotina a Rosa Díez por el antipatriótico delito de actuar «en contra de los intereses de los catalanes y de la personalidad nacional de Cataluña». Una cachondada, oye. Casi, casi tan jocosa como la foto de Albert Rivera con una bala incrustada en la frente, con su sangre y todo. Después del «¡muerte al Borbón!» ahora llega el «¡Rosa a la guillotina!», y así queda todo como muy revolucionario, muy republicano. Y muy simpático. Una muestra más de la infinita intolerancia, el odio enquistado y la obsesión compulsiva que esta panda de acémilas irrecuperables han convertido en su sinrazón de ser. Pero, bueno, es lo que hay. Y ni es novedad ni sorpresa. Desgraciadamente.

La segunda ración es un poco más sorprendente. No por venir de quien viene, o de quienes viene, sino por lo tonto del asunto. Sobre todo de alguien que va de inteligente por la vida, de ingenioso y de mega guai. Pero claro, el amo manda, y ya sabemos que Roures no trabaja, milita, y el rencor y la amargura que bombea su corazón en cada latido marca el ritmo de pensamiento y verborrea a sus súbditos de igual modo que el tambor del cómitre marcaba a la chusma el ritmo de las bogas en las galeras. Hablo del Gran Wyoming, o del Pequeño Monzón, tanto da. No voy a entrar ahora en su trayectoria vital/decadencia incontrolada, ya comentada en un exhaustivo artículo unos meses atrás. Lo de ahora es más cercano, y muy revelador. Y tan tonto, que cuesta creerlo.

Me explico. El simpático caradura conocido como El Charlas hace un reportaje sobre la Javierada para Intereconomía. En El Intermedio, programa de la Sexta que presenta Monzón, comentan el reportaje. Hasta ahí, normal. La cosa tonta viene cuando lo que critican resulta ser la banda sonora del reportaje en sí, no por mala (al contrario), sino por “poco católica”. Es decir, niegan el derecho a los católicos a escuchar, por ejemplo, a Elton John (por ser gay), Bruce Springsteen (por apoyar a Obama), Lou Reed (por heroinómano), Silvio Rodríguez (por castrista), Van Morrison (por… ¡protestante!) o The Who (por tener un batería alcohólico y drogadicto). Grandes argumentos. Gran razonamiento, Gran Wyoming. ¡Enhorabuena! Lo más gracioso es que pretenden vestirlo de chiste, de humorada, pero canta que van totalmente en serio, porque actúan movidos por un odio compulsivo y obsesivo hacia todo lo que huela a Iglesia o a derecha, o a conservador o simplemente a no progre, negándoles no ya el mero derecho a pensar o existir, sino lo que es infinitamente peor, el derecho a escuchar buena música. ¡Viva la intolerancia!

¡Ay, Gran Wyoming! ¡Qué pequeño te has hecho! Pero esta noche la alegría me embarga —será porque estoy escuchando a Elliot Murphy, que algo tendrá de anticristiano, fijo, pero siempre me anima— y te voy a seguir la broma. Es más, te voy a abrir los ojos. Y los oídos. Te voy a revelar qué pueden escuchar tus progres orejitas sin peligro de que pueda dañarse tu progre cerebro por llegarle información, digamos, no progre. Atento, porque seguro que hasta hoy estabas escuchando peligrosísima música antiprogre sin protección alguna (¿hay preservativos mentales?). Y tú sin saberlo. Para empezar, se acabó lo de oír a Loquillo, que es anticatalanista y eso va contra el amo Roures; tampoco Los Ramones, Alice Cooper, Marilyn Manson, ZZ Top, Kiss, Meat Loaf o Lynyrd Skynyrd que son célebres defensores del Partido Republicano; y mucho menos Ted Nugent, que además de republicano es la sintonía de Jiménez Losantos. O sea, que Alaska/Fangoria, prohibidísima, que trabaja y blogea con el mismísimo FJL. Y Macnamara, ídem. Por seguir con los patrios, también renegarás de Alejandro Sanz, que parecía de tu cuerda, pero apoyó la película antiabortista “Bella” y hasta le regaló una canción a Verástegui; y Paulina Rubio, lo mismo; y Nena Daconte, más, que ha tenido la desfachatez de arrepentirse de un aborto y además dedicarle una canción (“En qué estrella estará”). Y rechazarás toda audición del maestro Dylan, que el muy converso le regaló una guitarra al Papa de Roma; y de BB King, que le presentó Lucille a Juan Pablo II y le ofreció un concierto ¡en el mismísimo Vaticano! Y nada de Toto, que ya sé que te molan, pero Toto viene del latín totus y de ahí al Totus Tuus, pues no nos movemos del pérfido Vaticano, qué quieres que te diga. Por supuesto, cero patatero de Johnny Cash, que osa dedicarle canciones a Jesús y encima canta villancicos, al igual que Bowie, Elvis, los Beach Boys, Eagles, Queen, Jethro Tull, Sinatra, Elton John, Aretha Franklin, Prince, John Lennon y otros cientos de apestosos cristianos o simples simpatizantes. Ni escucharás a Bono, el bueno, el de U2, reconocido católico que hasta ha confesado su “posición a favor de Cristo, la gracia y la naturaleza de la salvación” (Bono in Conversation, de Michka Assayas). Pero la cosa no acaba ahí, amigo: también renunciarás a tocar tus versioncitas de los Kinks, porque su ‘Lola’ se ha utilizado para una campaña de Coca-Cola, ardua defensora de los valores tradicionales y máximo exponente del imperialismo yanqui. ¿A que son argumentos convincentes?

¿Sigo? Bien, porque te he dejado lo mejorcito para el final. ¿Te suena Víctor Manuel? Pues tengo malas noticias: resulta que cuando joven compuso una emotiva y bellísima oda a Franco; “Un gran Hombre”, se llamaba. Bonita de verdad. Y claro, quien dice Víctor Manuel, dice Ana Belén, así que ya puedes tirar ese vinilo de “La Puerta de Alcalá” que guardabas con tanto mimo y veneración. Y a todos sus amigos, ni mentarlos, que seguro que la fachitis es vírica y hasta endémica. Y ya puestos, tampoco podrás escucharte a ti mismo, que cuando joven escribiste una presunta canción ensalzando presuntamente la violencia de género, “Amor y Hematomas” («Hilos de sangre sobre tu piel / me excitan hasta desfallecer / ¿Quieres más? / No, por favor / Mi amor, no tendré piedad / Te quiero, te dolerá»), y eso hoy no es nada progre.

Podría seguir con las pelis que no podrás ver —de actores y directores republicanos o conservadores o judíos o católicos o felizmente casados o conocidos de uno que fue amigo del primo de uno que una vez leyó en Misa—. O con los libros que no podrás leer. O con los museos que no podrás admirar. O los políticos a los que no podrás votar, como tu bienamado Z, el cejas, que el muy facha no sólo se casó por la Iglesia, sino que además lo hizo con la nieta de un guardia civil fusilado por los republicanos. ¡Ni siquiera podrás ver las tertulias de María Antonia Iglesias, que tiene esa mácula infame, imborrable e innombrable en su apellido!

Así que, nada, macho. Disfruta de tu tolerancia. Y sé feliz con tu Roures, en tu galera de la Sexta, remando alegremente y escuchando a Javier Krahe y los cuatro progres puros e inmaculados que te quedan, votando al troglodítico Tardá y visionando las pelis de la ministra González-Sinde. Ahí no tendrás problemas de conciencia. Y a los demás, déjanos decidir libremente con qué queremos condenarnos.

Termino con una cita: «Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza». El gran Machado te clava, pequeño Monzón.
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martes, 14 de abril de 2009

Los progres deben estar locos

Recuerdo aquella simpática película en la que la aparición de una simple botella de Coca-Cola vacía revolucionaba la vida, las creencias, las costumbres y hasta la inocencia de una tribu bosquimana, especialmente la del simpático e incansable Xi, que no paraba hasta devolver el “regalo” caído del cielo a sus legítimos dueños, antes de que su tribu se autodestruyera por su causa. ‘Los dioses deben estar locos’, se llamaba. Humor simple, ingenioso y espontáneo; y un mensaje claro: la civilización es locura.
No es que uno esté en contra de la civilización o del progreso, ni mucho menos, pero uno sí empieza a estar un poquito bastante harto de ciertas progresías que no son más que auténticas estupideces, del género gilipollez infinita, para más señas.

Que me expliquen si no por qué al mismísimo Jefe de Estado de un país le entra la pataleta legislativa y se declara en huelga de hambre para cambiar la ley de ese Estado y poder perpetuarse en el poder. ¿Pero es que somos tontos o qué? Señor Morales, por favor, eso igual le funcionaba a usted cuando tenía 5 años, allá en Isayabí, pero a los 50 años, y siendo presidente de un país que incluso está en la ONU, pues no es serio, qué quiere que le diga. Vamos, que eso lo hacía el cachorro del orgulloso jefe hispano Sopalajo de Arriérez y Torrezno, mi tocayo Pepe, que aguantaba la respiración hasta ponerse más rojo que el exministro Bermejo, y colaba, porque Astérix y Obélix eran unos santos (y Pepe, en el fondo, se dejaba querer). Pero a su edad y en su cargo, Don Evo, no lo haría ni el jefe de la tribu bosquimana de la Coca-Cola. Porque no es serio. Ni es digno.

Y que me aclaren por qué, si queremos rehacer en Europa la imagen de España como el país serio y responsable que un día fue —más que Bolivia, seguramente—, por qué, insisto, enviamos a Maleni a la Eurocámara. ¿Es que queremos dinamitar la poca credibilidad que nos queda? ¿Pero alguien se ha parado a pensar en cómo van a quedar las disparatadas incontinencias verbales de Maleni en inglés, francés o alemán? ¿Queremos matar a los traductores de un infarto o qué? ¿O es que cree que se va a hacer entender en flamenco? Y además, ¿es que esta chica no se cansa nunca de viajar? ¡Por Dios, si parece Willy Fog cruzada con Miguel Strogoff!

Que me expliquen también cómo se le ocurre a un Ayuntamiento supuestamente serio como el de Gerona —tan serio como la república de Bolivia, o más— proclamar una ley que obligue a los amos a sacar a sus perritos al menos 20 minutos al día, salvo pena de multa gorda y probable reprobación social. Y yo me pregunto, ¿quién va a cronometrar la duración del periodo de solazamiento del feliz can? ¿Habrá un vecino chivato en cada comunidad, tipo Cuba, que compruebe cada salida y llegada? ¿Y si uno lo saca 40 minutos el lunes, puede quedarse en casita el martes? ¿Y si el perro está delicado de salud, debe entregar en el Ayuntamiento el certificado del veterinario? En fin, una ley mal hecha que deja muchas lagunas, especialmente en el cerebro del ocurrente legislador.

Y hablando de los derechos de los progres, digo… pobres perritos, que me cuenten por qué una protectora de animales muy militante ella (PETA, para más señas), que nos condena y fustiga sin piedad por comer carne, vestir pieles, torear, investigar con ratas, cazar legalmente o llevar a los niños al circo se carga al 95% de los animales que tiene a su cargo, o sea, que se fulmina a 2.124 animales domésticos en 2008 (según denuncia Center for Consumer Freedom), y nadie grita de espanto. Si esto es la progrección, pues joder con la progrección! Y por cierto, ¿estos de PETA no son los que se dedican a bañar de sangre los desfiles de pieles? ¿Y esa sangre… de dónde sale?

[Claro, que este asunto explica la universal y desproporcionada expectación generada por el perrito de los Obama —un cachorro de aguas portugués blanco y negro (of course) que se llama "Bo"—, que debe pertenecer al afortunadísimo 5% de animalitos protegidos por PETA que se han salvado de la quema anual. Otro milagro de Ohbama!]

Pero sobre todo, que me justifiquen, ilustren o razonen qué pinta una organización de consumidores llamada FACUA pidiendo al Delegado del Gobierno en Castilla La Mancha que las cofradías que osen mostrar el lacito blanco en defensa de la vida sean disueltas “incluso con antidisturbios”, pues estarían convirtiendo procesiones entendidas como “folklore y parafernalia” en “actos reivindicativos por el derecho a la vida”. Y digo yo, qué manía tiene esta gente (o gentuza) de politizar y/o religionizar una expresión de conciencia individual tan íntima como la defensa de la vida. Y además tan solidaria con un colectivo tan frágil como los no nacidos. ¿Es que no tenemos lacitos para reivindicar toda causa solidaria habida y por haber? ¿Alguien se ha quejado del lazo rojo contra el SIDA? ¿O del lazo azul de rechazo a ETA? ¿O del lazo verde a favor del clima (¿?), o del rosa en apoyo a las afectadas por el cáncer de mama? ¿Alguien prohibiría mostrar el lazo morado contra la violencia de género, o el negro de luto por las víctimas del 11-M, o el lazo arcoiris que reivindica el orgullo gay? ¿Les echamos a los antidisturbios el día del desfile? ¿Y no hay también lazos para apoyar la lucha contra la leucemia, el alzheimer, la espalda bífida, el cáncer infantil, la inseguridad vial, el suicidio, la esquizofrenia o la osteoporosis, todos en defensa de la vida? ¿Y no tenemos incluso lazos y colores a favor de la tolerancia religiosa y la libertad de expresión? ¿Qué tal les quedarían éstos en sus grises solapas, señores de Facua? Probablemente ustedes preferirán ese lacito naranja, tan bonito y solidario, que reivindica los derechos de los animales. Una reivindicación que, seguro, no les supone ningún problema. Como a los del PETA.


miércoles, 8 de abril de 2009

Ful de Estambul


Y Mister Paz, en la gloria de Estambul, en el momento más esperado de los últimos cinco años (o más), babeantemente abrazado a Ohbama!, la imagen de la reconciliación, la foto de los dos mesías, tal para cual, uniendo sus iluminancias para redimir al mundo; con la sonrisa superlativa dándole la vuelta a la cabeza, con las piernecitas temblorosas por la emoción desenfrenada y desaforada; y allí que estaban él y sus ansias infinitas de paz, en la ceca y la meca de su Alianza de Civilizaciones, tan felices, cuando de repente ¡ZAS!, la crisis. ¿Cómo que la crisis? ¿Pero eso no era archisabido ya? No, la crisis de Gobierno, digo, que es una nueva, aunque viene de lejos. Y claro, la sonrisa superlativa que se cae de bruces al suelo turco, y Ohbama! que se esfuma, el muy incivilizado, y Erdogan que se cabrea, porque en Europa no le quieren, a pesar de la influencia de Mister Paz, que le ha prometido el oro y el moro. Y Mister Paz que se pierde la foto oficial, y que se queda sin portada obámica ni póster central desplegable en toda la prensa amiga y enemiga porque a algún desaprensivo le ha entrado la PRISA por desvelar lo de la crisis. ¡Menuda ful! ¡Una ful de Estambul! (¿o era fool?).

Pero vayamos por partes, que dijo Jack el Destripador. Para empezar, ¿quién ha dicho crisis? ¿Y qué palabra es ésa? ¿Es que ahora sí se puede nombrar la innombrable? ¿No sería más conveniente hablar, digo, en lugar de Crisis de Gobierno, de Dificultades Coyunturales de Gobierno, de Empeoramiento de Gobierno, de Brusca Desaceleración de Gobierno, de Desaceleración Transitoria Ahora Más Intensa de Gobierno, de Situación Ciertamente Difícil y Complicada de Gobierno, de Coyuntura Claramente Adversa de Gobierno, de Escenario de Crecimiento Debilitado de Gobierno, de Periodo de Serias Dificultades de Gobierno, de Claro y Rápido Empeoramiento de la Situación de Gobierno, o incluso de Problema de Dificultades de Gobierno? La otra vez les funcionó. ¿O no?

Bueno, admitamos Crisis. Pero ahora la pregunta es, ¿crisis de qué? ¿De Gobierno? ¿De optimismo? ¿De ansiedad? ¿Crisis de pánico? ¿Crisis social? ¿Crisis económica, energética, financiera? ¿Crisis de valores? ¿De pareja? ¿De afecto? ¿Crisis epiléptica, hipertensiva? ¿Crisis de fe? ¿O crisis de los 40, ésa en la que renuevas tu entusiasmo por la vida, o sea, que te crees que vuelves a los 20 y te compras un potente deportivo y alquilas una reluciente veinteañera? Podría ser, porque una crisis de gobierno, en teoria, sirve para eso, es decir, renovar las fuerzas y capacidades del Gobierno, cambiando los miembros y miembras ajados por miembros y miembras relucientes, entusiasmantes y potentes. Pero claro, esto es el gobierno de Z, alias Mister Paz, y aquí la teoría funciona como el coche de Fernando Alonso, o sea, cuando le da la gana.

Porque, ¿qué tiene de reluciente la Salgado? La Ministra antipática que no nos dejaba fumar ni beber ni comer hamburguesas. ¿Y qué sabe ésta de economía como para coger las riendas de la crisis desbocada y sin frenos, que está a punto de lanzarse directamente por el acantilado para ver si así llega al fondo un poco antes? ¿Qué estrategia económica va a aplicar la nueva Ministra de Economía, multiplicar los impuestos del tabaco, el alcohol y el fast food e incitarnos al consumo desaforado a base de cartelones gigantesy millonarios?

¿Y qué tiene de entusiasmante Chaves? Aparte del logro de mantener a su Andalucía del alma mía en la cola del mundo civilizado, o sea, la región más atrasada de Europa y parte del extranjero. ¿Será porque Sevilla ya tiene metro, después de 30 años? ¿Será por la pasta de la deuda histórica, conseguida como quien pone la mano para la propina, pero a lo bestia? ¿Será para aplicar el PER a nivel nacional? ¿O para renovar el DRAE?

Y hablando de DRAE, ¿qué tiene Pepiño de potente, aparte de la labia y la cara de mala leche? ¿Su potente carrera universitaria, que no sobrepasó ni 1º de Derecho en la UNED? ¿Sus potentes resultados en las elecciones gallegas? ¿O es que el Ministerio no es más que un premio a su potente fidelidad zapateril? Y hablando de Fomento, ¿qué va a fomentar Pepiño? ¿La construcción de áticos de lujo a pie de playa para ver si así levantamos el sector? ¿O el AVE hasta la mismita Isla de Arosa, por aquello de ahorrarse los radares del Pera? ¿Por qué Pepiño? ¿Por qué? ¡Pero si hasta se confunde de sobre al votar! [Y por cierto, ¿por qué nos dejan sin Maleni? ¿Pero qué hemos hecho para merecer esto? Snif]

Y luego está la del canon de la ceja, González-Sinde, que debe ser la deuda histórica de Mister Paz con los del 'No a la Guerra' y el cordón sanitario y el «dame argo, ke voy asé una peli antifacha». Y el hermanísimo del equidistante Gabilondo, el horroris causa de Carrillo, digo yo que para andar a bien con el grupo amigo-enemigo, ése de la PRISA en las filtraciones, para entendernos. Y por último, la que llamaban Trinidaz y la seguían llamando Trinidaz, que después de hacer el ridículo en Madrid y de hacer carrera en el extranjero para echar a Moratinos, va Mister Paz y la llama para meterla en Sanidaz, que digo yo que es una broma; una chica tan competente en un Ministerio sin competencia... lo que hace la amistaz, Trinidaz.

En fin, que la crisis de Gobierno ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Ni hasta dónde puede llegar. Creo que no lo sabe ni Z, el presidente de las crisis. En los próximos días veremos. La pena, insisto, es lo de Maleni. Y lo de la foto obamaníaca en Estambul. Una ful.

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viernes, 3 de abril de 2009

28 razonables razones contra el aborto que hasta los progres pueden entender (cont.)

17. No es “europeo”.

Continuamente se nos planta en la cara el ejemplo de países europeos “legislativamente más avanzados” que han superado el trauma del aborto y ahora son una sociedad feliz y sin complejos. Lo que nos ocultan es que esos países están reduciendo notablemente el número de abortos precisamente porque ahora están legislando a favor de la prevención, la información y la asistencia (notificación a los padres si un menor quiere abortar, supervisión de las clínicas, espera de 24 horas, información obligatoria de alternativas, los pacientes deberán saber que pueden ver al feto por imagen ultrasónica y escuchar el latido del corazón, etc.). Países como EE.UU. o Alemania, que han fomentado políticas de apoyo a la mujer embarazada y medidas de supervisión en los centros de aborto, o como Bélgica y Holanda, que tienen el porcentaje de abortos más bajo del continente pese a sus leyes más permisivas, gracias también a su política de educación sexual. Pero en lugar de aprender de los errores de los demás, preferimos cometer los nuestros. Muy patriota.


18. No es ciencia.

Frente a las simplezas demagógicas que argumentan los abortistas, la Declaración de Madrid es una de las iniciativas más importantes y tajantes de los últimos años en la lucha por la vida de los no nacidos y en defensa de la verdadera libertad y responsabilidad a la hora de decidir si abortar o no. Más de 2.000 profesores de universidad, investigadores, Académicos, médicos, científicos e intelectuales de diferentes profesiones y pensamientos se han unido para declarar que «existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación. Los conocimientos más actuales de Genética, Biología Celular y Embriología así lo demuestran»; «el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano (…) y su ADN es resultado de la adición de los genes paternos y maternos en una combinación nueva y singular»; «el embrión y el feto (…) no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo». Sobran los comentarios. (Ver declaración completa)


19. No es racional.

Para la Comisión de presuntos expertos de la ministra Aído, el feto no es viable a antes de la semana 22, y por tanto no es ser humano y por tanto es eliminable sin problemas. Pero a partir de ese tan preciso momento, por arte de magia, el feto ya sí es viable y por tanto se convierte en ser humano y por tanto ya no es eliminable. En teoría, claro, porque los centros abortistas reclaman un par de semanas más de feto no viable y por tanto eliminable y por tanto contabilizable. Todo muy racional y científico. Y yo me pregunto, ¿por qué no hasta la semana 21, y salvamos unas cuantas vidas? ¿O hasta la 33, que también es un número muy chulo y hacemos más negocio? ¿O hasta justo antes de cortar el cordón umbilical, que en el fondo es como si el feto siguiera dentro del cuerpo materno? ¿O, ya puestos, hasta que sepa alimentarse solito, que es cuando realmente se convierte en un ser humano viable, respetable y digno?


20. No es democrático.

La nueva ley del aborto no formaba parte del programa del PSOE en las pasadas elecciones generales. El hecho de plantearla ahora, en plan sorpresa, no es precisamente una muestra del juego democrático (ése que los ciudadanos ejercen una vez cada cuatro años, y poco más). Si además añadimos que se está gestando (paradógica palabra) a puerta cerrada, prácticamente a escondidas, y sin apenas escuchar la voz de los objetores, el nivel de democracia no aumenta precisamente. Y si encima invade el terreno más íntimo de las personas, que es el de las propias convicciones morales, tratando de manipular las conciencias a favor de las tesis oficiales, todo atisbo de democracia se esfuma tan rápidamente como la esencia humana de un cigoto en manos de la ministra paritaria (que no paritoria).


21. No es una mejora.

En contra de la opinión de médicos, psicólogos, organizaciones especializadas, fundaciones y demás expertos, para la docta filósofa y humanista Leire Pajín, el gran logro de la nueva ley de plazos será «despojar de trabas» y hacer «menos traumático el aborto», que además era una demanda social que millones de mujeres estaban pidiendo a gritos. Para eso se creó la ‘Subcomisión sobre la reforma de la regulación de la Interrupción Voluntaria del Embarazo en el marco de una nueva norma sobre derechos y salud sexual y reproductiva’, que ya sólo en el nombre, dos de cada tres palabras son mentira. Pero lo que supone realmente la Ley de Plazos es que el aborto podrá ejercerse al antojo de cualquier mujer que lo solicite, sin supuestos, ni informes, ni estudios, ni responsabilidades de ningún tipo, con el único límite de unos plazos supuestamente justificados. En los países donde se ha establecido esta ley el resultado es unánime: más banalización, más embarazos, más abortos, más indefensión, más adolescentes y más veces. Y eso, sencillamente, no es una mejora.


22. No es un bien.

Nadie aborta por gusto o por placer. Las pro-abortistas saben que el aborto no es algo deseable en sí mismo, aunque se cuiden mucho de divulgar tan poco feminista idea. Destruir una vida nunca puede ser un bien. Engendrarla sí, por principio. Es curioso, además, cómo las mismas líneas de pensamiento que defienden el derecho a la vida de los animales, o detestan la pena de muerte de asesinos confesos, al mismo tiempo desprecian la vida inocente que nace de sus propios cuerpos. El propio presidente Zapatero reconoció que el Estado de Derecho obliga a tener «consideración a la vida» y se reafirmó en su «valor y responsabilidad de luchar por lo que creemos, que es el valor supremo de la vida». Claro que no se refería a la vida de los inocentes no-nacidos, sino a la del malnacido De Juana Chaos.


23. No respeta los derechos humanos.

No me lo invento yo, lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «… la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana…» (Primer punto del Preámbulo). «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» (Art. 1). «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona» (Art. 3). El simple hecho de condenar a muerte a un feto sólo por presentar malformaciones o síndrome de Down, sin ninguna otra consideración, es una violación en toda regla de estos artículos. Y es reconocer sin ambages que una persona, ya nacida, con malformaciones o síndrome de Down no tiene la misma dignidad intrínseca ni los mismos derechos que una persona “sana”, tanto como para no permitir ni que nazca. De ahí a la eugenesia, un pasito. Ya lo dijo Tito Livio: «Ningún crimen tiene fundamentos razonables».


24. No es económicamente rentable.

Con miles de intervenciones desde los 345 euros en la octava semana hasta los 6.000 por encima de las 22, el aborto es indudablemente un negocio no ya rentable, sino millonario. Y eso en tiempos de crisis. Pero sólo para los centros abortistas, claro. Para el resto de la sociedad es, además de todo lo dicho anteriormente, una gigantesca pérdida económica. El presidente de Fundación Madrina, Conrado Giménez, ha evaluado en el 5% del PIB la pérdida de riqueza que supone el aborto en nuestro país en concepto de «pobreza y desierto demográfico» y por «la marginación y falta de conciliación que sufre la mujer madre en el mundo del trabajo» (un 25% de las mujeres embarazadas son despedidas). «Hasta un 6% del PIB podríamos invertirlo en apoyar a la mujer», calcula Giménez, con el fin de contrarrestar los efectos negativos del mobbing maternal y el consecuente aborto. Apuesto a que antes se lo gastarán en campañas de condones y bombos.

Y por cierto, ¿cuánto nos cuesta cada adopción realizada en países extranjeros?


25. No es solución.

La única solución es que el aborto sea la última solución posible. El aborto es casi siempre un problema profundo. Para la madre, para su entorno familiar y laboral, para la sociedad… Por mucho que se empeñen las feministas liberadoras de cuerpos y conciencias, el aborto es un fracaso de principio a fin, y más allá. Desde el embarazo imprevisto hasta el trauma pos-aborto, pasando por las presiones y depresiones, las secuelas físicas y la soledad.

La única solución es evitarlo en lo posible. Pero ¿cómo? Tal vez encontremos la clave en lo que afirma el doctor Poveda: «dejan de abortar los que dejan de ignorar. De hecho, el ecógrafo de cuatro dimensiones es el aparato que más vidas está salvando, porque con él se ve muy bien lo que ocurre y lo que hay en el vientre de la mujer, y ver es informar. (…) El éxito de salvar una vida pasa porque la madre vaya al ginecólogo y vea la ecografía de su hijo; y luego, que desde las asociaciones provida seamos capaces de solucionar esas cuestiones que llevan a la mujer a recurrir al aborto». «Quien salva a un hombre salva a la humanidad», dice el Talmud. Digo yo que también será aplicable a las mujeres y a sus hijos.


26. Los provida no son de derechas.

La bipolaridad izquierda-derecha asociada a defensa-rechazo del aborto es absolutamente infundada. Hay miles de votantes del PSOE que consideran esta nueva ley una locura sangrienta e innecesaria. El problema es que, salvo excepciones (Manuel Arbeloa, que no votó lo que su partido) pocos políticos socialistas se pronuncian en ese sentido. Pero sí los ciudadanos: «no hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo. Y es una vergüenza para la izquierda que levante la bandera de ese pretendido derecho». Lo dicen los Socialistas Cristianos. «No sólo somos izquierda y rechazamos el aborto, sino que lo rechazamos precisamente por serlo (…) Debemos hacer que el vientre de la madre sea el lugar que la naturaleza ha hecho que sea: el lugar más protegido».

Igualmente hay muchos políticos y votantes del PP (y de la derecha en general) que ante el drama del aborto simplemente no saben, no contestan. O incluso lo apoyan.


27. No son la Iglesia Católica.

Es también muy recurrente y maniqueo asociar a la Iglesia Católica con los ataques al proabortismo (más que con la defensa de la vida). La mismísima Leire Pajín avisa a los obispos de que «no confundan política y religión». Pero no cuela. La defensa de la vida del no-nacido no es una cuestión de fe religiosa. Iglesias de TODAS las confesiones defienden el valor universal de cada persona y por tanto se oponen al aborto como concepto. Pero no confundamos esta batalla con una lucha religiosa. Existen muchos ateos y agnósticos que defienden la vida humana como principio. Y también hay no pocos católicos confesos que defienden abiertamente el derecho al aborto (Asociación de Católicas por el Derecho a Decidir; o el propio Pepiño)y otros muchos que no defienden ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario.

Por otro lado, la mayoría de las Organizaciones y Fundaciones Provida son aconfesionales, y su única religión es la defensa de la vida del no-nacido y el apoyo sin condiciones a la mujer, cualesquiera que sean sus creencias y sus circunstancias.


28. No son fundamentalistas.

Ni la Iglesia ni los movimientos provida pretenden que se encierre en la cárcel a la mujer que aborta (ni quieren acabar con el lince ibérico, dicho sea de paso); es más, son los únicos que se ponen siempre del lado de la mujer, al contrario que organizaciones pretendidamente feministas (y en realidad bastante integristas), que lo único que persiguen es que la mujer aborte, sí o sí, independientemente de sus circunstancias. Los provida rechazan el aborto, pero no a la mujer que aborta, de modo muy especial si se ve obligada a realizarlo como única salida, no como opción, por no contar con ningún otro tipo de ayuda ni alternativa. Por eso centran todo su esfuerzo en reducir el número de abortos indeseados, que son la inmensa mayoría. Y lo hacen con respeto, entrega, generosidad y gran sacrificio personal.

Su único enemigo, por llamarlo de alguna manera, son los centros abortistas que hacen del aborto un multimillonario negocio, trampeando las leyes vigentes. Los mismos que piden más semanas de inviabilidad para aumentar su contabilidad, los mismos que reconocen ser capaces de cualquier cosa por dinero, los mismos que trituran fetos de 26 semanas o más a tanto el gramo, los mismos que empujan a una menor a abortar ilegalmente en aguas internacionales...


Conclusión

Probablemente no podamos hacer ni deshacer la nueva Ley del Aborto, que saldrá tal y como quiere la ministra, o sea, tal y como aconsejan sus expertos y como tal y como desean los centros abortistas. Pero las consejerías de salud de cada Comunidad Autónoma sí pueden reglamentar la aplicación de esa Ley; es decir, pueden poner condiciones legales al nuevo "derecho", como favorecer la vida, reconocer la objeción de conciencia, desarrollar una normativa estricta, controlar los centros abortistas y castigarlos con sanciones ejemplares en caso de incumplimiento; pueden implantar políticas de prevención e de información, planes de apoyo a la maternidad, periodo de reflexión, mesas de conciliación, pedagogía pública contra el aborto, políticas de adopción (¿cuántos miles de parejas se desesperan esperando una adopción que no llega?)…


¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pie? Pues tener las ideas claras, para empezar. Y apoyar cualquier iniciativa que respete la vida, con nuestras simpatías, con nuestra presencia, con nuestra involucración, con nuestra difusión… y con ayudas económicas que el gobierno no va a proporcionar. También es nuestra responsabilidad moral, y debe ser nuestra batalla. Ortega y Gasset decía «el mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar». Ignoro si el presidente Zapatero y su Ministra conocen esta sentencia; tampoco sé si la entenderían. Nosotros sí. Apliquémonosla.


Termino con una cita del poeta y filósofo bengalí Rabindranath Tagore, Nobel de literatura en 1913, que no era precisamente católico ni de derechas ni machista confeso ni sopechoso de fundamentalismo ninguno:


«La vida nos la dan y la merecemos dándola».



http://www.medicosporlavida.org

http://www.redmadre.es

http://www.madrina.org

http://www.forofamilia.org

http://www.hazteoir.org

http://www.libroslibres.com


jueves, 2 de abril de 2009

28 razonamientos contra el aborto que hasta los progres pueden entender

Desde el mítico «Nosotras parimos, nosotras decidimos», pasando por la Iglesia quiere cárcel para las que abortan; derecho a elegir libremente; ninguna mujer condenada por abortar; derecho a no concebir; problema de superpoblación para una economía sostenible; desprotección del lince; la mujer es dueña de su cuerpo; un síntoma claro del progreso y la autodeterminación de la mujer; derecho de la mujer a hacer lo que quiera con su cuerpo; solución al incremento de embarazos no deseados; salud sexual y reproductiva; derecho a decidir; no te preocupes, no te va a doler y se te va a acabar el problema; no te preocupes, las consecuencias físicas que describe el documento ya no ocurren nunca… ¡firma!; otros países más avanzados no tienen problemas con el aborto; el feto no es persona; interrupción voluntaria del embarazo… hasta el «lo que no queremos es la doble moral y la hipocresía de aquellos que por la puerta de atrás abortan y luego van en la cabecera de las manifestaciones» del ilustrado Pepiño —quien también dijo que está en contra del aborto, quien también dijo que la nueva ley del aborto no tiene marcha atrás— los caminos del eufemismo abortista son asombrosamente infinitos. Y digo asombrosamente porque si el aborto es un bien de y para la sociedad, no entiendo a qué viene tanto recoveco lingüístico, tanto subterfugio moral y tanto oscurantismo económico. Pero ya sabemos que, en esta sociedad tan progresista que nos ha tocado vivir, quien gana la batalla del lenguaje gana la guerra de las ideas. Y en eso, la izquierda tiene un master en la academia de Sun Tzu, tutoriado por Anaxímenes de Lámpsaco y Goebbles al alimón. Te llevan a su terreno dialéctico, te acorralan a base de perogrulladas engañosas, te desarman a topicazo limpio y ¡zas!, caes en la trampa como un cándido pichón y tus convicciones empiezan a tartamudear. O eso, o te enzarzas en un combate a cabezazos con el que no vas a conseguir vencer al enemigo —con una cabeza tan dura como la tuya o más— y mucho menos convencerle de que ese cabezazo encierra la razón. Y sin vencer ni convencer no se llega razonablemente a ninguna parte.

Así que, hoy vamos a hacer una de infiltración. Vamos a introducirnos disimuladamente en el terreno del lenguaje progre-abortista, bien camuflados, eso sí; vamos a analizar exhaustivamente su argumentario demagógico-eufemístico; y vamos a volarlo desde la misma base, para que caiga a plomo, como el mismísimo puente sobre el río Kwai. Para ello, hemos de tener un buen material explosivo y, sobre todo, hemos de saber colocarlo exactamente en los puntos donde va a hacer más pupa. Esto es, vamos a decirles a los proabortistas, con palabras que entiendan y con argumentos que les convenzan, que el aborto es malo, muy malo, malísimo. Para todos y para todas. Y que además de malísimo, es injustificable. Y que los razonamientos que esgrimen no son válidos para una cabeza razonablemente razonable.

Y de paso, les hablaremos de una cosa que se llama vida y que es algo muy hermoso, cuando se deja querer.

El lenguaje progresí nos dice, nos jura y perjura, que el aborto que nos quieren vender es una interrupción voluntaria, que es feminista, que es un derecho, que es salud, que es constitucional, que es libre, que es solución, que es progresista, socialista, moderno y solidario, que es un logro social, que es inocuo, que es racional, científico y civilizado, que defiende a la mujer, que es un bien en sí mismo y hasta económicamente rentable. Y que los pro-vida son todos machistas, de la derecha extrema, sección Partido Popular y, para más inri, fundamentalistas católico-apostólico-romanos. Sin excepción.

Pues nada, ahora nos toca hablar a nosotros. Y argumentar. Y razonar. Y demostrar con datos y con hechos que todo cuanto dicen los abortistas sobre las bondades del aborto es tan falso y embustero como el beato cristianismo de Pepiño, el creyente.


1. No es interrupción.

Interrumpir es detener la continuidad de una acción, o sea, que luego se reanuda. En el aborto, obviamente, no hay reanudación posible. Podríamos hablar de frenar, liquidar, finiquitar, sacrificar, extirpar, truncar, tronchar, erradicar, triturar… pero de interrumpir, ni por asomo.


2. No es voluntaria.

Si no se dan opciones, si no se facilitan alternativas, la decisión no es voluntaria, es obligatoria. En los abortorios de España no les muestran las ecografías de su embarazo, ni les informan de alternativas distintas a abortar, porque la ley no les obliga a hacerlo, como sucede en otros países. Un 75% de las mujeres que abortan no lo hacen por decisión libre, sino acosadas por grandes dificultades frente a las que no ven otra salida. Sólo es libre quien tiene alternativas para optar. Y muchas mujeres se ven obligadas por presiones insoportables de sus parejas, de sus familias y de su trabajo.

Mientras, los colectivos feministas y pro abortistas integristas no sólo se oponen a que se ofrezca información y apoyo integral a las mujeres embarazadas, para que puedan tener a sus hijos y criarlos si quieren, sino que luchan encarnizadamente para que aborten sin posibilidad de elección. Quieren que las mujeres aborten, no que solucionen sus problemas. Quieren que el aborto no sea libre sino obligatorio.


3. No es feminista.

La activista gay Beatriz Gimeno afirma que «en el fondo del debate sobre el aborto late el miedo milenario a que las mujeres controlen sus cuerpos y su sexualidad sin permiso de los hombres» Ésta es una de las falacias más tópicas y recurrentes. Sin embargo, lo que subyace en el aborto es un machismo despiadado, ejercido también por las (y los) feministas radicales. Para Conrado Giménez, presidente de Fundación Madrina, «El problema es el acoso que sufre la mujer por el hecho de ser madre, el mobbing maternal, en tres entornos: personal-familiar, social y laboral. El 68% de las mujeres que atendemos sufren violencia de género (…) El 60% de las mujeres maltratadas manifiestan que han abortado al menos una vez.» Además, 9 de cada 10 embarazadas sufren acoso en el trabajo y el 25% son despedidas.

Y claro, eso a las feministas de pro no les preocupa. Porque la Gimeno y compañía sólo persiguen borrar todo atisbo de su propia naturaleza femenina, y especialmente concebir hijos. Odian hasta tal punto ser ellas las embarazadas en lugar de los hombres, que prefieren matar esa vida (y que todas las mujeres lo hagan) antes que reconocerse diferentes al género masculino. Una lógica absurda, injustificada y letal.


4. No es un derecho.

Toda mujer tiene derecho a recibir una educación sexual adecuada. Tiene derecho a recibir información sobre las alternativas. Tiene derecho a recibir asistencia psicológica y sanitaria. Tiene derecho a recibir ayuda económica. Pero ninguna tiene derecho a matar una vida. Aunque viva dentro de su cuerpo. Es esa vida la que tiene derecho a ser protegida. Igual que tampoco existe el derecho a adoptar, sino a ser adoptado. Ni siquiera existe el derecho a ser madre, legalmente hablando. Aunque para el escritor chino Lin Yutang «De todos lo derechos de las mujeres, el más grande es el de ser madre».


5. No es socialista.

Más bien lo contrario, es absolutamente capitalista. Las clínicas abortistas son un negocio millonario amparado por el Estado y los Gobiernos Autonómicos. En muchos casos su único fin es el lucro, que por 3.200 € son capaces de abortar a un no nacido sano de 26 semanas, sin peligro alguno para la madre, como demuestran infinidad de testimonios (no sólo sobre el ‘doctor’ Morín). Como dice el doctor Jesús Poveda «El camino hacia un abortorio es más conocido y más facilitado que el camino hacia los ginecólogos que defienden y respetan la vida». Por algo será. El propio Poveda recuerda cómo «uno de los que trabajan en un abortorio de estos me dijo en cierta ocasión: ‘Poveda, a veces me llama la atención lo que soy capaz de hacer por dinero’».


6. No es salud.

Ni sexual ni reproductiva, ni física ni psicológica, ni operatoria ni postoperatoria. Los centros de aborto no informan a la mujer sobre los detalles de este tipo de intervención, las consecuencias físicas y psicológicas que tiene. Secuelas y efectos que van desde su muerte, perforaciones uterinas, pérdidas y prematuridad del siguiente hijo, alteraciones del deseo sexual, esterilidad y graves alteraciones psiquiátricas. El síndrome pos-aborto es una traumática y dolorosa realidad que siempre se ha tratado de ocultar, y de la que ahora Esperanza Puente, portavoz de REDMADRE, desvela decenas de testimonios en su libro “Rompiendo el silencio” (Libros Libres). Un argumento demoledor e irrebatible.


7. No es constitucional.

«La vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental —la vida humana— garantizada en el artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional» (sentencia 53/1985 del tribunal Constitucional). A día de hoy, que yo sepa, ambas dos vigentes: la Constitución y la sentencia del Tribunal Constitucional.


8. No es política social.

Nacidas como contrapeso a las injusticias sociales y laborales de la Revolución Industrial, hoy el objetivo de las políticas sociales es la búsqueda del bienestar y la mejoría de las condiciones materiales de vida de la población. El espíritu es el mismo: amparar y proteger a los más desvaforecidos, con especial dedicación a los eslabones más débiles de la sociedad, esto es, los pobres, los inmigrantes, los desempleados, los minusválidos, los niños… y digo yo que también las mujeres embarazadas sin recursos y los niños no nacidos. Pero no. Los programas sociales del Estado destinados a mujeres embarazadas sin recursos que quieran tener a su hijo son directamente CERO. Y no se atisban mejorías. Menos mal que cuentan con las organizaciones provida.


9. No es solidaria.

Si la tomamos la solidadridad como sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda o defensa, el aborto en sí mismo es justo lo contrario. Porque ni apoya a la mujer embarazada, ni respalda su situación, ni la ayuda a superarla ni, desde luego, defiende la vida que lleva dentro. Frente a los valores de entrega, caridad y amor a la vida de otro que promueven las organizaciones Provida, los partidarios del aborto transmiten conceptos puramente egoístas: mi cuerpo, mi derecho, mi bienestar, mi comodidad, mi vida… yo, mi, me, conmigo.


10. No es talante.

La nueva ley del aborto enfrenta a la sociedad. Premeditadamente además. Ha nacido con la intencionalidad clara de separar aún más la supuesta línea entre izquierda y derecha, entre presuntos progresistas y presuntos cavernícolas. Para arrinconar y condenar a los que se enfrenten a ella (con la Iglesia como cabeza visible, o cabeza de turco) esgrimiendo la excusa del fundamentalismo y la crispación. Puro talante.


11. No es un logro de la sociedad.

Todos los expertos coinciden: el aborto es un fracaso de la sociedad. De toda la sociedad. «Falta una auténtica red social para evitar que una mujer, ante un embarazo no deseado, recurra al aborto. Yo aborté hace más de diez años y todavía hoy sufro sus consecuencias», denuncia Esperanza Puente. Existe una reveladora carencia de recursos e interés, por parte del Estado, tanto en el ámbito asistencial como en el ámbito de la formación y la información. Algo que, según Jesús Poveda, evitaría 3 de cada 4 abortos. Eso sí que sería un logro de la sociedad.


12. No defiende a la mujer.

Una ley de plazos que facilite el aborto y trate de banalizarlo no está en consonancia con lo que quieren las mujeres: «La mujer no demanda el aborto, sino que se le ayude a seguir adelante con el embarazo. Cuando se les informa bien de las ayudas que puede recibir, tres de cada cuatro chicas de las que atendemos en la fundación siguen adelante». Lo dice Conrado Giménez, y él lo sabe bien: en ocho años Fundación Madrina ha atendido a 133.000 mujeres. Defender a la mujer es informar de las opciones y ofrecer los apoyos necesarios para que puedan, si quieren, tener a su hijo y atenderlo. Y eso no lo hacen ni las asociaciones proabortistas ni, desde luego, el Estado.


13. No es progresista.

No dejar nacer a un ser humano es matar todo su futuro. No dejar nacer cientos de miles de seres humanos es matar el futuro de una sociedad. Y, de paso, envejecer considerablemente la población. ¿Es eso progreso? ¿Ésta es la evolución que queremos? El siguiente avance, en nombre de ese progreso, será quitarse de en medio a los improductivos ancianos. Y después a los enfermos, terminales o no. ¿Cuál será el siguiente paso?


14. No es moderno.

Ir de moderno con el hip hop del bombo puede ser ridículo a la vez que contraproducente. Ganarse los votos de los jóvenes anulando cualquier regla moral es una irresponsabilidad. Pero si además incitamos a las adolescentes a realizar un acto de gran trascendencia disfrazado de bagatela, sin contar con ayuda ni información ni formación, ni siquiera el consejo de sus padres, eso no es ser moderno, no es ser guai, no es ser colega, es ser miserable. ¿Qué pensarán cuando se enteren, unos años después, de que aquello que le extirparon del ‘bombo’ no era un quiste, sino un hijo, con sus piernas y brazos, sus ojos, su cerebro, su corazón palpitante y todo su futuro por vivir? La nueva ley convertirá el aborto en un medio de planificación familiar, en un método anticonceptivo que no va a hacer más felices a las adolescentes; sólo las hará más inconscientes y, a la larga, más desgraciadas.


15. No es inocuo.

Más bien inicuo (por cruel e injusto). Un aborto no es una irrelevante operación de apendicitis o de agmíldalas. Ni una liposucción (aunque haya métodos abortistas tristemente parecidos). Es la muerte y extracción de un ser vivo singular, independiente de la madre que lo cobija. No se trata de desinflar un bombo lleno de aire —invisible, inodoro e indiferente—, como pretenden hacernos creer, especialmente a las frágiles mentes adolescentes. Es, en muchos casos, una experiencia traumática que puede provocar, además de las físicas, secuelas psicológicas severas cuando la mujer (o la niña) que ha abortado toma conciencia de la verdadera naturaleza de su acto. O sea, cuando es consciente de que lo que le han extirpado es a su propio hijo. «Las mujeres no nos embarazamos de lechugas, sino de hijos» dice Esperanza Puente. Los testimonios de mujeres arrepentidas son desgarradores, y tremendamente injustos (con ellas y con sus hijos no nacidos), porque una simple ecografía antes de la operación podía haber evitado dos víctimas.


16. No es libertad.

La auténtica libertad nace del respeto a la vida, de la humildad, y de la generosidad hacia el otro. Hoy, abolida la esclavitud, nadie es dueño de nadie; nadie es propiedad de nadie. Ni siquiera un hijo. La madre no concibe a su hijo como una propiedad suya; es más, tiene la obligación moral (y natural) de protegerlo hasta que se pueda valer por sí mismo, dentro y fuera de su cuerpo. Hasta que ese hijo pueda también ejercer su propia libertad.


(continuará...)