miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mister Paz, la estupidez humana y las palabras que no se lleva el viento


“Tengo la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que los hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son.” Estoy con Carlo Maria Cipolla al cien por cien. El gran historiador económico italiano realizó, en su genial obra Allegro ma non troppo, una afilada y certera reflexión sobre la estupidez humana (¿existe otra?) que ha cobrado un intensísimo sentido de la actualidad en Ezpaña durante los últimos años. Concretamente desde marzo de 2004.

Cipolla definió cinco categorías fundamentales de personas: Inteligentes (benefician a los demás y a sí mismos), Incautos (benefician a los demás y se perjudican a sí mismos), Malvados (perjudican a los demás y se benefician a sí mismos) y Estúpidos, (perjudican a los demás y a sí mismos). Detengámonos un poco más en estos últimos. Como afirma categóricamente Cipolla en La Quinta Ley Fundamental, “la persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado”. Y continúa: “La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas (…) Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.” ¿Qué, les va sonando a alguien? Por si acaso aún dudan: “La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad”.

Hay quien piensa que el personaje en cuestión no es estúpido sino malvado, que tiene un Plan y lo lleva a cabo con maliciosa precisión. Pero según el maestro Cipolla “las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un "más" a su cuenta causando un "menos" a su prójimo. Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo. Con una persona estúpida no existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.” Y lo que es peor, “el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora”. Aterrador.

Por si el lector (o lectora) se encuentra un poco obtuso (u obtusa) con la inminente llegada de la Nochevieja, el amigo Carlo María nos ofrece la pista definitiva para reafirmarnos en ese personaje estúpido que usted y yo estamos pensando desde hace rato: “Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente”.

Lo más curioso de todo este asunto es que Carlo M. Cipolla publicó su obra en 1998 y murió en 2.000. Es decir, unos años antes de que José Luis Rodríguez Zapatero, alias Mister Paz, dejara de ser nadie para convertirse en Presidente del Gobierno de Ezpaña, Adaliz de la Alianza de Civilizaciones, Confluencia Interplanetaria y Ministro de Deportes todo en uno. Ergo, a pesar de lo que pueda parecer, es imposible que Cipolla se inspirara en nuestro presi a la hora de desarrollar su Teoría de la Estupidez Humana. Sin embargo, son muchas (demasiadas) las evidencias que incitan a pensar que Mister Paz es un devoto cumplidor de las Leyes Fundamentales y un fidelísimo paradigma de lo que Cipolla definió como el Poder de la Estupidez.

Y como muestra, unos cuantos botones en forma de frases que, por cierto (y por suerte), no se llevó el viento. Éste es le personaje que nos gobierna desde hace más de 5 años y que ahora va a co-pilotar los designios de Europa durante 6 meses. Tiempo más que suficiente para hundirla en las procelosas aguas de… pues eso, de la imprevisible estupidez.

“La Tierra no es de nadie, salvo del viento”; “La vuelta al crecimiento económico es inminente” (Inminente: adj. Que amenaza; part. act. de imminēre, amenazar); “La cuestión no es qué puede hacer Obama por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por Obama”; “Seis millones, seis millones. Barbarie, dolor, memoria. Paz. Paz. Con mi afecto al pueblo judío y mi amistad para Israel”; “El Islam es un pacífico y tolerante elemento de identidad de muchos pueblos (…) no hay incompatibilidad alguna entre la democracia y el mundo árabe”; “Jesucristo dijo «la verdad os hará libres» mas yo os digo: la libertad os hace verdaderos”; “PAZ. Vivir en PAZ, la más grande utopía universal. Con emoción y admiración... a Ghandi. De España, un país en paz, un país para la paz”; “Estoy aquí para cambiar el orden mundial”; “Otegui es un hombre de paz”; “Mi patria no es España sino la libertad”; “Bajar impuestos es de izquierdas”; “Fumar es de derechas”; “Humildemente me defino como un adalid de la paridad, justiciero de las mujeres, rojo feminista y anarcosindicalista”; “El silencio es la mejor plataforma para el diálogo”; “Si algo va bien hay que profundizar en su cambio”; “Un fracaso de la derecha alemana” (Merkel); “Trato de comprender a quienes se declaran creyentes”; “Motivos para creer. Por el pleno empleo” (Cartel electoral); “Los 130.000 no son parados, sino que son personas que se han apuntado al paro”; “Toda patria verdadera debe tener sus raíces en el cielo, y las únicas estrellas que pueden guiarnos en la oscuridad de este mundo son nuestros valores”; “Los valores de la derecha cotizan en la Bolsa; los de la izquierda cotizan en el corazón”; “El cambio climático ha provocado ya más víctimas que el terrorismo internacional y su potencial de destrucción es también muy superior”; “Thank you, sólo hablo español”; “Yo tengo dos hijas. La mayor, vio ‘Bambi’ unas quinientas veces, y yo con ella. ¿Y cómo termina ‘Bambi’? Se convierte en el rey de la selva”; “Yo puedo equivocarme, pero no engañar sobre la crisis económica”; “La tempestad es fuerte, pero tenemos un barco sólido que conoce bien su rumbo”; “Seguiré luchando contra el viento de la desigualdad y la marea de la intolerancia”; “Estoy a gusto conmigo mismo (…) Créame, soy completamente transparente. Esto es lo que hay”.

En fin. Todas estas frases son, desgraciadamente, reales como la vida misma (están convenientemente reseñadas en la novela satírica “Bienvenido, Mister Paz”, de un servidor de ustedes). La lista es interminable; y hablamos sólo de palabras. Las acciones dan más miedo aún, y algún día las repasaremos. Porque es muy necesario recordar en manos de quién estamos. Y el peligro que tiene el personaje. Tengamos siempre bien presente la Quinta Ley Fundamental de la Estupidez Humana. Por favor.

Feliz 2010 (¡glups!).
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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Aviso a progres, laicistas e iconoclastas en general: Sin nacimiento no hay Navidad.


Ya sólo queda una noche para que llegue la noche más esperada del año. O la más condenada, según se mire. Porque cada año son más las tonterías que se inventan estos tipos (y tipas) tan progres y laicos para celebrar la Navidad sin celebrarla, o sea, para acogerse a todas sus bendiciones (alegría, vacaciones, regalitos, cenas, fiestas) pero borrándole con típex cualquier conexión con el nacimiento (= navidad) del Niño que dividió la historia de la Humanidad en un antes y un después, ahí es nada.

Pero, claro, todo lo que suene a Dios, a Virgen o a San, incluso a Reyes, magos o no, a los integristas de esta nueva religión progresista-laicista les hace el mismo efecto que el agua bendita a la niña de El Exorcista. Vade retro, Navidad! ¡Belenes a la hoguera! ¡Herodes al poder!


Las excusas son variadas y variopintas. Que si pobres niños no católicos, que se pueden asustar si ven un Nacimiento en la guardería, no como en Halloween; que si estamos en un estado laico-agnóstico-aconfesional-ateo-progresista y aquí respetamos todas las creencias (menos las del facha de Rouco); que si celebrar la Navidad está muy bien, pero cada uno en su casa o en su catacumba, en la intimidad y a oscuras, no se vaya a escapar un rayo de Luz; que si se ofende y/o provoca a las otras religiones y no-religiones del Estado, tan respetables como la que más, o sea, mucho más respetables que ésta; y, en fin, que si colocar Belenes en lugares públicos es muy bonito y muy estético y muy festivo y anima al consumo y tal, pero siempre que no tengan Niño (atenta contra la nueva y muy progresista ley del aborto), ni Virgen María (atenta contra el derecho de las adolescentes a no ser vírgenes cumplidos los doce), ni san José (atenta contra la legítima libertad de ser egoístas e irresponsables), ni Reyes Magos (atenta contra la misma esencia del republicanismo constitucional), ni angelitos (atenta contra el derecho de los demonios a tener una presencia equivalente), ni camellos ni mula ni buey (atenta contra la dignidad de todos los animales, que son tan humanos como el que más), ni pastores (atenta contra otras profesiones que sí están sindicadas) ni nieve (atenta contra el Calentamiento Global Antropogénico y Apocalíptico) ni estrella (atenta contra la astrofísica, la astronomía, la astrología, la astronáutica y la astrolumínica), ni villancicos (atenta vilmente contra la SGAE).

Y por supuesto, nada de llamarlo Nacimiento (atenta contra el derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo), ni Belén (atenta contra la dignidad histórica de la ciudad santa de Makka al-Mukarrama, alias La Meca, donde nació el profeta Mahoma, que es mucho más importante que el niño ése de Belén, dónde va a parar).


Considerando estas sencillas, respetuosas y consensuadas excepciones, es perfectamente lícito colocar cualquier tipo de… de… de eso, como se llame: “Estampa Bucólico Festiva del Solsticio de Invierno” o “Portal de La Meca” o “Representación Tridimensional Figurativa del Nacimiento del Espíritu Laico” o “Escenario Memórico-Histórico de la Alianza Judeo-árabe-cristiana Representado con Absoluta Paridad Multicultural” o como quiera que queramos denominar al invento. Y así, todos y todas contentos y contentas, y nadie se ofende y nadie se asusta y nadie se siente violento al ver a un niñito recién nacido arropado por el cariño de sus padres, de unos pastorcillos que pasaban por ahí, de una estrella no contaminante y de unos entregados monarcas que llegaron desde muy lejos para llevarle unos regalitos. Escena tan cruel no es tolerable en un Estado laico y de progreso como el nuestro, y va en contra de los principios elementales de la Constitución, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la II República, del Corán y de la mismísima esencia de la Alianza de las Civilizaciones.


Pero uno, que es rebelde porque el mundo le ha hecho así, que tiene una incontrolable manía a la corrección política y un gusto excesivo por llevar la contraria, prefiere celebrar la Navidad, la Natividad, el Nacimiento de Jesús como Dios manda. O sea, con todo el amor, el espíritu, la alegría, la esperanza, los recuerdos, el sentido religioso, la ternura… y hasta la cursilería, ¿por qué no?

Y con un Belén lleno de pastorcillos, ovejas, cabritos, riachuelos, pececitos (en el de mis hijos hay hasta un tiburón), patos, gallinas, casitas, palmeras, angelitos, castillo de Herodes, romanos, Reyes Magos, camellos, regalos, estrella, lucecitas y, por supuesto, un enorme Portal, con su buey y su mula, su Virgen María, su san José y, claro, su Niño recién nacido, que es justo lo que celebramos. Y cantar villancicos y dar gracias y cenar en familia y volver a ver “¡Qué bello es vivir”! y abrir los regalos y brindar (con pacharán, en mi caso) y hacer tonterías y revivir la ilusión de cada Navidad como cuando éramos niños. Con la inocencia, la sencillez, la ternura, la sinceridad, y el sentido común de un niño.

Y con la coherencia que se nos supone como adultos.


Pues eso, que FELIZ NACIMIENTO.

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lunes, 21 de diciembre de 2009

Con la iglesia (vasca) hemos dado, José Ignacio.


Hoy, desde este Malecón de ESD, vuelvo a escribir de mi añorado malecón de Zarauz, allá donde rompen las olas del Cantábrico. Esta vez no con tristeza o con rabia, ni con nostalgia de mi juventud, sino con inmensa estupefacción. Y no es que uno se sorprenda a estas alturas del cuento de hasta dónde pueden llegar estos patriotas vascos por defender su quimera histórico-política —sobre todo después de vender su alma a la causa abortista por un puñado de no se sabe qué—, pero ha sido tan contundente, generalizada e instantánea la reacción al nombramiento del nuevo obispo de San Sebastián, especialmente por parte del propio klero parroquial, que uno ha empezado a investigar la cosa, por si estábamos ante la presencia de un nuevo Anticristo o algo así.


Y la primera referencia que tengo de José Ignacio Munilla es una anécdota que cuenta en la radio la Presidenta del Parlamento Vasco, Arantxa Quiroga: funeral de Manuel Indiano, tendero y concejal del Partido Popular de Zumárraga asesinado por ETA (trece balazos) un día de agosto de 2000; dejaba viuda y una niña que nacería huérfana. Los amigos y compañeros de Indiano se esperaban, como de costumbre, otra misa normal con una mera mención al ´fallecido´, pero se encuentran con un funeral en toda regla, con mención específica a las víctimas del terrorismo y Agur Jaunak incluidos. La sorprendente y valiente ceremonia se celebró en la parroquia "El Salvador" de Zumárraga; el párroco, un tal padre Munilla.

Me entero después de que sus fieles le recuerdan abriendo las puertas de su casa a los toxicómanos, ayudándoles a pasar el síndrome de abstinencia y a reinsertarse, y dando esperanza y consuelo a sus familias, desbordadas por la angustia. «En casa de José Ignacio lo mismo se rezaba el rosario que se pasaba el ´mono´ con un yonki», recuerda una feligresa. Incluso se hizo el Camino de Santiago con uno de ellos, mano a mano.

Allí, en su querida Zumárraga, ejerció de párroco, padre, hermano, amigo y compañero durante 16 años. Unos años antes de todo eso, en 1961, José Ignacio Munilla nació en San Sebastián, lo que automáticamente lo convierte en vasco de nacimiento. Es licenciado en Teología y fue ordenado sacerdote en 1986 en San Sebastián, lo que automáticamente lo convierte en cura vasco. De allí a Zumárraga, Guipúzcoa, como coadjutor en la parroquia de La Asunción y posteriormente como párroco en El Salvador, también en Zumárraga, desde 1990. Destinos ambos muy vascos.
Y para más inri, es totalmente bilingüe y domina el euskera con bastante mayor soltura que Ibarretxe o Anasagasti, por poner dos ejemplos así, a bote pronto.

En 2006 Benedicto XVI lo nombró obispo de Palencia, con lo que se convirtió en el obispo más joven de España, a los 44 años. Un carrerón. Y en la Conferencia Episcopal Española se encarga de la Pastoral de la Juventud, a la que conoce bastante bien, como hemos comprobado.

El nuevo obispo de San Sebastián es vasco, euskaldún, joven, inteligente, preparado, culto, con amplios conocimientos espirituales y entregado en cuerpo y alma (literalmente) a sus feligreses. Un chollo para la bella Donosti y para toda Guipúzcoa. Y sin embargo, los dirigentes nacionalistas le han puesto de vuelta y media, como a un txuletón de Izeta: "Ultraconservador", "Como Rouco Varela, más a la derecha tiene la pared", "Se urde una operación poco evangélica, liderada por Rouco Varela" y "No es igual pastorear un rebaño de oveja latxa que de oveja burgalesa", que va a "desarraigar" a la Iglesia Vasca, o que ocultaba carpetas conspiranoicas, según ha soltado el presunto sacerdote Joxe Arregui…

Y uno se pregunta si es por lo del funeral de Indiano, si porque cometió el pecado de estudiar Teología en Burgos, si por su condena del aborto sin paliativos ni excusas baratas, si porque nunca se llevó bien con Monseñor Setién, el equidistante, si porque Benedicto XVI no es vasco o simplemente porque sólo se arrodilla ante Dios y no ante el Nacionalismo Jeltzalde y su "Dios y Leyes Viejas" (Jaungoikoa Eta Lagizarrak).

Pero lo que más llama la atención, sin embargo, es que 131 sacerdotes de su diócesis, entre ellos 85 de los 110 párrocos, escriben un manifiesto para transmitir su "dolor y profunda inquietud" y piensan que la de su nuevo obispo es "una trayectoria pastoral profundamente marcada por la desafección y falta de comunión con las líneas diocesanas" y el estilo que "se ha ido forjando hasta ahora", y proclaman su "voluntad y compromiso de seguir caminando en coherencia con las opciones pastorales" implantadas por José María Setién desde 1979 y continuadas por Juan María Uriarte desde 2000. ¡Joder, con los curas abertzales! Es que hasta se expresan ya como Otegui, el patriota.

Y claro, uno se pone a reflexionar y recuerda el daño que ha hecho el clero vasco (no todos, pero sí muchos) desde los tiempos del plomo, negando funerales a los asesinados, hablando de equidistancia, ocultando a los terroristas en sus sacristías, predicando la palabra de Arana más que la Palabra de Dios, sembrando el odio del hacha frente al Amor de la Cruz, justificando, ensalzando, colaborando… y uno entiende perfectamente aquello que decía Arantxa Quiroga de que a veces es muy difícil ser católico en el País Vasco.
No es casualidad que ETA naciera de manera oficial, precisamente, un 31 de julio, día de San Ignacio, hace ya 50 años. Por cierto, que a puntito estuvieron de bautizarse como ATA ("Aberri ta Askatasuna", "Patria y libertad"), pero desistieron porque en euskera significa "pato". Lástima.

Agur Jaunak, Monseñor Munilla. Ojalá triunfe en su labor, y convenza a toda esta sarta de curas abertzales de que tienen que ser curas antes que abertzales. Yo, por mi parte, recordaré con nostalgia y afecto aquellas misas en vasco de mi infancia zarauztarra, en San Pelayo y en los Antonianos, cuasi levitando de emoción mientras escuchaba el Gure Aita (Padre Nuestro) y el Agur, Jesusen Ama (Adiós, Madre de Jesús), dos de las más bellas canciones que se hayan compuesto jamás, cantadas con tanta devoción como vozarrones por todos (todos) los feligreses. Por cierto, canciones que también sonaron en mi boda, junto a la también bellísima Agur Jaunak, increíblemente interpretadas por el Coro de Zarauz en pleno. Un lujo para quien lo sepa apreciar.
Como Monseñor Munilla.

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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tardá, el burro catalán y la cruz de Gestas, el malo.

La verdad es que hoy venía dispuesto a reflexionar sobre cualquier otro tema menos de Joan Tardá, lo prometo; por ejemplo de la Economía Sostenible o Sostemible o Sosterrible o Sospechosa o simplemente S.O.S.; o de la Sinde y de por qué me bajo canciones en mp3 que ya tengo en vinilo, en cassette y en CD sin ningún cargo de conciencia; o del cumple de la Constitución y del primer presidente autonómico vasco que acude a tan emotivo acto y de por qué no acudió ningún presidente autonómico del PP…
Pero este Tardá es de lo que no hay. Mira que me da una pereza horribilis escribir sobre el victimismo catalán y sus terrorismos verbales y sus quimeras históricas y demás catalanofóbicos asuntos… ¡pues ale, dos semanas seguidas con la tontería! Pero es que no me puedo resistir al Tardá. Y mira que tiene cara de troll carpetovetónico el tío, pero debe ser astuto como el Equus Asinus var. Catalana, o sea, el burro catalán, símbolo nacional contra l’espanyolisme fascist o imperialist o algo así. Un burro catalán terco como una mula, el Tardá. Un fanático de lo suyo, vamos. Primero empezó con lo de parlar catalán en el parlamento de todos los españoles y acabó con lo de matar al Borbón y quemar y enterrar la Carta Magna y tal. Y como no ha debido de tener mucho éxito (el otro día vi al Rey en la tele, o sea que sigue vivo) pues ahora le ha dado con matar a Dios en vez de al Borbón, y quemar y enterrar la Biblia en lugar de la Carta Magna (que también debe seguir viva, ya que hoy celebra su 31 cumpleaños). Así que va el burro del Tardá y, astuto él, como son cuatro gatos los esquérricos del Parlamento, engaña ladinamente al pardillo de turno del PSOE, un tal Luis Tomás, el Crédulo, y le hace firmar que hay que descolgar y quemar los Crucifijos (vade retro!) de todos los centros escolares, o sea, públicos, concertados, privados y homeschoolings, si se tercia. Y claro, yo que he elegido libremente llevar a mis hijos a un colegio concertado religioso, que además de Crucifijos tiene monjas que llevan sus cruces colgando, como muchos niños, y también hay cuadros de la Virgen y dibujos de la Navidad y un Belén precioso y una capilla con más cruces y hasta una escultura del Sagrado Corazón, viendo el percal me pregunto: ¿van a quemarme el colegio como ya hicieron en 1931 (repito, 1931), con todas las cruces, las monjas, los niños, los cuadros, el Belén, la capilla y la escultura del Sagrado Corazón (por cierto, lo único que no fue devorado por las llamas en aquel democrático y republicano incendio de 1931)? Desde luego, si estuviera en manos del republicano y democrático Tardá, no se lo pensaba ni un segundo el tío: «¡Hay que quemar la Cruz!» rebuznaría a sus huestes; y las sanotas juventudes de ERC, o sea, las JERC (sigo diciendo que tienen nombre de grupo terrorista), ejecutarían la orden con miliciana disciplina, republicano orgullo y democrático regocijo.

Pero no nos engañemos. Esto del Crucifijo no se lo ha inventado Tardá. Ni ha tomado la idea del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en respuesta a una fanatilaica finlandesa afincada en Italia, tierra de Crucifijos como la que más. En esta Ezpaña nuestra que nos ha tocado sufrir más tiempo del conveniente, la cosa viene de las altas instancias del Estado, o sea, del adaliz de la multiculturalidaz y azote de la cristiandaz, esto es, Mister Paz, el Laico. Ya lo dijo Pepiño, el autoproclamado creyente, hace sólo un año: "en los colegios públicos no debe haber crucifijos porque hay que respetar las creencias de todo el mundo" (ver artículo). No es nada nuevo, ya ven. Lo que no dice Pepiño es qué pasa con el respeto a las creencias del 80% de los padres de alumnos, que son los que apoyan la presencia de la Cruz y la Religión en la educación de sus hijos. Y luego llega la Pajín, que quiere justificar su cuádruple sueldo y suelta esa frase para el mármol de que «La religión, en los templos»; y digo yo que el cine, en las salas; y la economía, en los bancos; y y el sexo, en la cama; y el fútbol, en los estadios; y al incauto que se le vea con una ofensiva camiseta de Cristiano Ronaldo por la calle, que ofende a culés, atléticos y laicos por igual, se le quema con ella puesta en la pira de los Derechos Humanos y punto pelota. En nombre del respeto, eso sí.

Lo dije hace tiempo, y lo repito ahora: la anterior legislatura fue la de la Paz (ETA, Alianza de Civilizaciones, No a la guerra…) y ésta es la de la Guerra (la Guerra Santa Laica). Y como buena guerra, se abre en todos los frentes posibles, que son muchos: aborto, familia, educación, banalización adolescente, falta de valores, relativismo moral, satanización de la Iglesia Católica, etc. Ese disfraz de respetuosa aconfesionalidad que proclama el creyente Pepiño o el burro de Tardá no es más que un mero subterfugio para encubrir una perfectamente planeada y sibilinamente ejecutada Cruzada Laica. Va todo de lo mismo. No es casualidad que quien más enconadamente ha protestado por la prohibición de levantar minaretes en Suiza ha sido el Gobierno turco, que no permite construir ni una mísera capillita en la europeísima Turquía, probablemente bajo pena de muerte o incendio. Pues aquí lo mismo, los que más hablan de respeto, libertad, creencias y demás valores universales son los que no respetan a la gran mayoría de españoles ni su Historia ni su Cultura, son los que matan la libertad de millones de creyentes y los que tienen como única creencia sus odios, rencores, complejos y pequeñeces.
Claro que, bien pensado, es lógico, porque la Cruz representa justo lo contrario de lo que ellos creen y defienden: Sacrificio, Entrega, Amor, Perdón, Dignidad del ser humano individual; el Crucificado, que es el mismo que aparece con pañales en el Belén, les recuerda de dónde vienen, les muestra a la cara lo que de verdad son, y no lo pueden soportar. Es como ver a 18.000 personas gritando “España, España” y cantando “Soy español” en pleno corazón de la capital de los Països Catalans (supongo que Tardá no acudió a disfrutar de la Copa Davis en el Palau Sant Jordi, digo yo que por si veía alguna bandera española, que es casi peor que un Crucifijo); o como saber que tu abuelo, el republicano, el laico, el héroe fusilado por los fascistas ultracatólicos murió perdonando y encomendando su alma a Dios: «Su fe en el Ser Supremo es firme. A Él encomienda su alma de creyente que procuró siempre tener limpia de faltas (…) A Él, en este momento de abominables pasiones, pide la paz de España y de la Humanidad. Muere inocente y perdona. Pide a su esposa e hijos que perdonen también» (Punto 5º del Testamento del Capitán Rodríguez Lozano).

En fin. Que la cosa está que arde. Y no va a parar aquí (aunque esperemos que no llegue a arder como en el 31). Pero como nos pongamos a quitar cruces de los colegios, de los tanatorios, de los edificios, de los escudos, de las banderas, de los caminos, de los museos, de las calles, de las fiestas, de los apellidos, de las condecoraciones, de los libros, de los monumentos, de los cuellos, de las procesiones, de los ejércitos, del Valle de los Caídos y hasta la Creu de Sant Jordi, es que nos vamos a quedar en na’.
Y digo yo, ¿y si en lugar de quitar tanta cruz, le hacemos una a Tardá? ¿No sería más práctico? ¿Y mucho más económico? ¿Y más respetuoso con las creencias de los españoles? ¿No sería romántico, incluso? Tardá crucificado, como un Gestas del siglo XXI. En plan simbólico lo digo, claro, no vayan a pensar que uno es más burro que el burro catalán.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La Bula Catalana


Ya estamos otra vez con la tontería nacionalist permanent y el Estatut de las Pelots. Es que no paran, oiga. La penúltima, lo de los 12 defensores de la dignitat, todos a una Fuenteovejuna i la Geltrú, amenazando veladamente al TC, que sólo lleva 4 años deliverando si el Estatut de las Pelots es o no constitucional. Y mientras, el Estatut de las Pelots (aprobado por el 36% de los catalanes) campando a sus anchas por la Catalunya Imperial, haciendo y deshaciendo negocis, amordazando o cortando lenguas, reivindicando o amenazando, según el día, multando y robando a manos llenas el agua dorada del Oasis Catalán, también llamada pela.
Y uno, qué quieren que les diga, está hasta las pelots. Y no entiende por qué el TC, salvaguarda de nuestra reverenciada Constitución, tarda años en tomar una decisión tan decisiva, tan esperada y tan necesaria para saber de una maldita vez si la Constitución permite a un par de millones de ciudadanos españoles romper España o no. ¡María Emilia, que te duermes!

Pero la cuestión, para mí, no es sólo ésta. Lo que más me preocupa, me sorprende y hasta me alucina, es la infinita permisividad de la que gozan los independentistas catalanes més radicals a la hora de salirse del tiesto de manera más bien grave. Lo que realmente me flipa en colores es la bula fiscal y social que tienen estos chicos para insultar, amedrentar, quemar, amenazar e incluso agredir físicamente con absoluta impunidad, o sea, sin que les den un capón siquiera. No entiendo cómo los jovencitos de ERC (esos simpaticots) pueden colgar al Rey de España del cuello en el juego del ahorcado, El Joc del Penjat, partirse de risa con la gracia real ("licencia humorística" dicen) y que al Fiscal General del Estado no se le haya movido ni una ceja (¿o era zeja?). No entiendo cómo un señor diputado del Congreso de los Diputados del Reino de España puede gritar «¡Viva la República, muerte al Borbón!» mientras quema y entierra la Carta Magna, y siga ocupando su escaño de diputado en el Congreso de los Diputados del Reino de España, y además cobrando su sueldo de diputado pagado por usted y por mí, entre otros millones de españoles. No entiendo cómo se pueden quemar banderas españolas o fotos del Rei Joan Carles I con fanática alegría en actos conmemorativos varios y variopintos, en plena calle, y que no intervengan las Fuerzas de Seguritat del Estat Espanyol con toda contundencia y efectividad, en plan beltxas, con el consiguiente cupo de detenidos, condenados y encarcelados. No entiendo cómo se puede hundir un barrio entero y que dos calles más allá ni se enteren del agujero negro porque la prensa catalana (la de la dignitat), le esté bailando una moixiganga al Govern del 3 per cent, del CAC y de la madre que los parió. No entiendo cómo se puede llamar malnacidos a los extremeños, tal cual, o declarar tranquilamente que «Los españoles son tan cazurros que te quitan las ganas de ser unionista», por muy directivo del Barça que seas o por muy Xavier Sala i Martín que te llames, y que no tiren el carnet al retrete los tropecientos mil culés no nacionalistas que pululan por España y parte del extranjero. No entiendo cómo se puede hacer un homenaje a un terrorista de Terra Lliure (Martí Marcó), a pecho descubierto, en un espacio municipal, y que no se produzca ni una sola detención por enaltecimiento del terrorismo (y mira que era fácil, que sólo asistieron 50 energúmenos de las JERC). No entiendo cómo se puede permitir que los mismos energúmenos de las JERC (¡si es que hasta tienen siglas de terroristas!) "celebren" el Día de la Constitución invitando a acudir al acto de turno para «arrancar una página de la Constitución española» y que ni siquiera los disuelvan a manguerazo limpio, aprovechando el fresquito del 6 de diciembre. No entiendo cómo se puede amenazar de muerte a miembros del partido opositor («Mira debajo de tu coche, hijo de puta»), incitar a que los maten («habría que matar a todos los del PP», Bagó dixit), apedrear a conferenciantes discrepantes e incluso, en un alarde de cinefilia mafiosa, enviar una carta intimidatoria con foto y una bala de verdad clavada en la frente sangrante (de la foto, por ahora), y que acciones tan democráticas no tengan ni una vaga respuesta por parte de… nadie.

No entiendo, lo juro, por qué esta gentuza tiene el privilegio de la impunidad absoluta, una bula que ignoro quién les ha concedido. Y por qué. La batasunización de los radicales catalanes es cada día más nítida, explícita y preocupante, pero aquí no pasa nada. ¿Será porque gobiernan a pachas con el PSC del charnego Montilla? ¿Será porque son los amigotes de la Chacón, Rubianes y su puta España? ¿Será porque son los mimados de Mister Paz, el que sembró todo este lodo, el que echó a Maragall a los perros, el que timó a Mas sibilinamente entre cigarro y cigarro, el que espera optimista un «Gran Estatuto»? ¡No, hombre no! ¿Cómo se puede pensar tal barbaridad? Lo que pasa es que después de ahorcar al Rey o amenazar de muerte al enemigo luego piden disculpas, echan unas risas con la broma y se olvida la cosa. ¿No ves que son catalanes, o sea, cultos, civilizados y modernos? No como esos vascos brutotes y belicosos. Aquí hay seny. No se manchan las manos de sangre, sólo incitan a otros a que lo hagan. Y llegará el día en que haya un muerto, o varios, y entonces nos preguntaremos ¿cómo hemos llegado a esto?

Pues nada, así seguiremos, con estatut o sin estatut, aguantando a los terroristas de las JERC y a sus jefes de tribu, los Cuatro Joanes del Apocalipsis Catalán (Joan Tardá, el primitivo; Joan Puigcercós, el trepa; Joan Puig, el de los nazis de Air Berlín; Joan Ridao, el que sabe leer), flanqueados, por si acaso, por dos Joanes extra: Joan Laporta, més que un president; y Joel Joan, el actor amigo de Xirinacs y de ETA que define España como «Un Estado parásito, una realidad macabra, un desvío de la Historia» y luego lloriquea porque no le dan trabajo en el cine español. Y a Carod-Rovira, el cachondo de la corona de espinas, que no se llama Joan pero tampoco es catalán, como Montilla, el del estatut hasta sus últimas consecuencias.

Y mientras seguimos, con paciencia infinita, soportando a esta panda de insoportables en la eterna espera de la decisión del TC, recuerdo aquellas ocho fórmulas mágicas que nos prometió Mister Paz para colarnos el término ´nación´ en el Estatut de las Pelots, pero que nunca llegó a desvelar. Yo le propongo éstas: Conde-nación, Alie-nación, Aluci-nación, Maqui-nación, Conster-nación, Recli-nación, Indig-nación, Termi-nación; y, si la RAE lo permitiera, una novena extra: Cerce-nación.

Que tome nota el TC. Y que espabile. Por pura dignitat.
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