miércoles, 25 de mayo de 2011

313.231 gritos, 1.138 carcajadas.


Pasada la (primera) resaca de las victoriosas elecciones peperas, superada la utópica inocentada de los indignados y espectantes ante la guerra civil que se tercia en el psoe, lo que queda del 22-M no es sino el regusto amargo, triste, desesperanzador de la victoria de ETA, sobre sus víctimas y sobre todos nosotros. Esos 6 miserables votos del TC que se han transformado (en nombre –dicen- de esa Democracia que llena sus bocas y luego vomitan) en estos 313.231 miserables votos de la serpiente. 313.231 votos que han caído sobre la memoria de los muertos como 313.231 balas, como 313.231 tiros en la nuca, como 313.231 kilos de goma-2, como 313.231 bombas lapa. Como 313.231 lágrimas de rabia e impotencia.
     313.231 gritos de odio que se han convertido, a su vez, en 1.138 crueles carcajadas, en 1.138 concejales que están descojonándose de risa del TS, del TC, del Gobierno, de Mister Paz, del Estado Español y de la Santa Democracia. 1.138 (presuntos) terroristas enquistados en sus tronos durante cuatro años, manejando millones de euros de nuestros bolsillos para gastar en su causa, para alimentar a la serpiente, para afilar los dientes de la serpiente, para mimar a las crías de la serpiente. Para mantener viva a la serpiente, con todo su veneno intacto.
     313.231 votos y 1.138 concejales que van a tirarse cuatro años pisoteando la memoria y la dignidad de sus víctimas; cachondeándose en sus caras, en sus barrios, en sus calles, en sus bares, en sus cementerios. Garabateando con pintura roja sobre sus tumbas los nombres de todos y cada uno de esos 1.138 demócratas ejemplares.

El TC, por orden del gobierno del iluminado, ha convertido a la serpiente en segunda fuerza política del País Vasco, sin renunciar a uno solo de sus planteamientos, sin soltar la mano de la bestia, sin disimular su gran mentira. El TC, por orden del gobierno del iluminado, ha regalado a la serpiente 88 ayuntamientos por mayoría absoluta, más otros tantos que se apropiarán previo pacto de sangre, más las Juntas Generales, para manejar alegremente cientos de millones del presupuesto y acceder impunemente a los datos de miles de ciudadanos adversos. Sólo por estar ahí, ya se han embolsado 20 millones para las arcas de ETA que les hemos pagado entre todos. Se les acabó la crisis.

No, hoy las víctimas de ETA no pueden celebrar “la gran fiesta de la democracia” . Tienen 313.231 razones para sentirse traicionadas; y 1.138 razones más para estar aterrorizadas. Como Mari Ángeles, concejala del PP en Rentería, uno de los fortines de ETA que hace una semana no tenía concejales batasunos en su ayuntamiento y hoy celebran la mayoría absoluta con txacolí. Hasta hace una semana, Mari Ángeles tenía que trabajar, limpiando casas, más allá de las fronteras de su pueblo, en el anonimato, porque quienes la contrataban eran invariablemente amenazados de ruina o de muerte si no la despedían; hoy, es posible que Mari Ángeles ya ni siquiera pueda vivir en este su pueblo, donde nació hace 54 años. Tal vez, a partir de ahora, no se atreva a pasear por el parque junto a su madre inválida y su hermano con síndrome de Down, ni acompañada por los dos guardaespaldas que la vigilan desde 1999, cuando eligió la vida de concejala tras el asesinato de dos compañeros de partido (José Luis Caso y Manuel Zamarreño). Tal vez esta heroica trabajadora, hija y nieta de trabajadores, no aguante ya los insultos, el coche quemado, las pintadas en su fachada, las agresiones y el miedo inherente al cargo, porque se sienta traicionada, abandonada y hundida por quien ha permitido el regreso, bajo palio, de los asesinos.

Como tantos otros concejales heroicos en decenas de pueblos del territorio comanche, en los que ahora, otra vez, tendrán que aguantar la carcajada rabiosa cada día, cada pleno, cada votación, cada causa perdida. A todos ellos, los 6 jueces “progresistas” del TC, y quienes los gobiernan, les han vuelto a joder la vida. No sé si son conscientes del daño que han hecho, del dolor que han causado por puro malabarismo político; ojalá les remuerda la conciencia. Aunque eso significaría que la tienen, y no estoy yo muy seguro.

Mientras tanto, seguirán resonando esos 313.231 gritos y esas 1.138 carcajadas por toda España, con epicentro el País Vasco, recordándonos que la memoria, la dignidad y la justicia están muy por debajo de la simple conveniencia. Y aviso, esto no ha hecho más que empezar. El siguiente paso, Sortu, y así hasta el final del camino.

lunes, 16 de mayo de 2011

El día que conocí a Seve. Una anécdota personal.


Hoy el cuerpo me pedía escribir sobre (o contra) la campaña electoral. Como profesional de la comunicación publicitaria es siempre un tema interesante (y a menudo vergonzante) escudriñar, analizar los mensajes de campaña, los eslóganes, las imágenes, las (presuntas) genialidades, el uso de los medios (especialmente internet, ese gran desconocido… aún), las diatribas, el agit-pro, las mentiras, los insultos y hasta las amenazas de muerte. La Publicidad, a pesar de lo que piensa el común de los mortales, es infinitamente más limpia y honesta que la propaganda política, donde predominan el juego sucio y el todo vale.
     Sí, hoy el cuerpo me pedía escribir sobre la campaña, pero el corazón me pedía escribir sobre algo limpio, sobre algo bueno, sobre algo grande. Hoy el corazón me pedía escribir sobre Seve.

Aunque yo nunca he sido jugador de golf (a los 14 años decidí, no sé si equivocadamente, que la emoción del surf era incompatible con el sosiego del golf, y en las olas me quedé), siempre he tenido un gran aprecio y admiración por Severiano Ballesteros. Por el personaje y por la persona; por el héroe y el hombre sencillo; por el creativo, el sorprendente, el genio, el pionero, el trabajador, el honesto, el cercano, el español universal y por el valiente que supo enfrentarse a su enfermedad con la misma decisión y sangre fría que a un Masters ("Has de tener carácter y fuerza para sobreponerte si quieres triunfar, ya sea en el golf o en la vida"). Seve el grande. Seve el único. Seve el querido (pocas veces una sola persona ha aunado a tantos millones en una misma opinión, españoles incluidos).
     Sí, siempre he sentido un afecto especial por ese hombre nacido en un pueblecito cántabro que “de la nada llegó al todo, a base de trabajo y disciplina y nunca olvidando de dónde venía”, como recordó su sobrino Iván en el multitudinario funeral celebrado en Pedreña. Por eso, el día que le conocí sentí auténtica emoción por el encuentro. Fue en julio de 2007, en un estudio de grabación, para locutar unas cuñas publicitarias de un cliente nuestro, del que Seve era imagen (STIHL, marca líder en motosierras y demás maquinaria para el jardín). Estaba un poco demacrado y alicaído (aún reciente la muerte en accidente de su novia, Fátima Galarza) e iba acompañado de su sobrino Iván, su fiel mánager, un tipo simpático y extrovertido; saludé al mito y ya sentí su cercanía, comentamos conocidos comunes (tengo parientes muy metidos en el mundo del golf profesional) y rompimos el hielo definitivamente hablando de Somo, la magnífica playa a los pies de Pedreña, cuna del surf cántabro y donde Seve acudía casi a diario a pasear con sus perras. Un paraíso natural, a unos metros de la casa de Ballesteros y del campo de golf que le vio nacer.
     Le di el guión de la cuña, que leyó con interés de locutor profesional (a todo lo que hacía le ponía el corazón): “He competido en muchos campos, y he aprendido que el éxito siempre depende de elegir la herramienta adecuada. Soy Severiano Ballesteros y para cuidar mi jardín, sólo confío en las máquinas STIHL, mi número uno. Por su calidad, fiabilidad y servicio profesional… Bueno, también elijo STIHL porque, en el fondo, siempre me ha gustado ganar…” Llegados a este punto, levantó la vista hacia mí y, sin quitarse las gafas de cerca, me dijo: “¡Coño, en el fondo y en la superficie!” No es fácil reconocer la ironía en un cántabro, el humor seco roza lo huraño, y le da aspecto de cabreo real (yo, como veraneo en Cantabria lo sé); pero enseguida asomó en el rostro de Seve esa sonrisa abrumadora y cordial que siempre llevaba consigo y añadió: “¿Y si quitamos lo de ‘en el fondo’?”. Pues perfecto, le respondí, así vamos menos apretados de tiempo. Y quedó la cosa en un “elijo STIHL porque siempre me ha gustado ganar”. Si más historias. Y además, porque es verdad. Es sólo una anécdota, pero también una muestra fiel de cómo era el carácter de Severiano Ballesteros, cordial y cercano, directo y honesto.
     Después de es día de julio nos vimos en otras ocasiones, pasado el verano (había recuperado ya el color: el aire cantábrico hace milagros en el cuerpo y en el alma). Charlábamos de Somo y de sus perras y de los magníficos árboles que engrandecen el jardín de su casa de Pedreña. No llegamos a intimar (mi conversación de golf es muy limitada), pero hicimos migas; y mi aprecio por él aumentó considerablemente: siempre me han gustado más las personas que los mitos. Por eso, un año después de aquel primer encuentro, sentí una enorme tristeza cuando Seve anunció, en octubre de 2008, que padecía un tumor cerebral. Justo estaba yo escribiendo “su” discurso dirigido a los empleados de STIHL cuando me dieron la noticia; Seve, claro, dejaba también de ser la imagen de la marca para centrarse en su duro tratamiento (varias operaciones, quimioterapia, radioterapia, rehabilitación…), y en el torneo más importante que había tenido que jugar (“ahora quiero ser el mejor, afrontando el partido más difícil de mi vida, con todas mis fuerzas”). Y jugó bien, y estaba ganando… en los primeros hoyos. Aguantó casi tres años, jugando y luchando como siempre había hecho: con tesón, con garra, con valentía, con ganas, con fe en sí mismo. Pero finalmente el cáncer ha ganado el partido, con un fatídico golpe que nos ha dejado a todos un poco más vacíos, un poco más solos y bastante más desconsolados.

Poco queda ya por decir, después de las honras, los obituarios y los homenajes que se han extendido a lo largo del mundo entero (dentro y fuera de las fronteras del golf). Éste no pretende ser más que eso, un pequeño recuerdo de un encuentro con un deportista grande y un hombre bueno que siempre supo estar a la altura de su personaje y de su persona. Lo resumió admirablemente su hijo mayor, Javier, en el funeral: “Papá estamos siendo fuertes, como nos pediste. Nunca te olvidaremos y haremos lo que nos pediste, ser buenas personas y cuidar unos de otros. Te queremos”. Gracias, Seve. Ve con Dios (creo que nada más llegar allí arriba, te van a poner una chaqueta verde).


viernes, 6 de mayo de 2011

El sapo (tamaño foca) que se ha tragado Mister Paz

Ya está el mundo dividido otra vez. Y España, claro. Ahora la cuestión no es el Madrid-Barça o Bildu in-Bildu out o nucleares-no-gracias-nucleares-sí-por-favor (¿alguien se acuerda ya de Fukushima?), ahora la excusa es la muerte-asesinato-ajusticiamiento-ejecución-accidente-venganza-baja-daño colateral-crimen de estado-marrón-etc. de Osama Bin Laden, el enemigo público número uno del mundo mundial en general y de la civilización occidental en particular. Nada nuevo. Lo de la división patria, digo. Razones hay –desde mi humilde punto de vista- para defender una cosa (que es legal según la Ley estadounidense, que es una acción de guerra declarada y además legítima y necesaria) y la otra (que es un crimen vengativo, se mire como se mire, y que eso no es justicia ni humana ni divina).
     Lo curioso del asunto, lo sorprendente, lo verdaderamente chocante es quién se ha posicionado a un lado y a otro de la delgada línea roja que separa legitimidad y criminalidad en la muerte súbita del terrorista más sanguinario, eficiente y millonario de la historia. Ver a Mister Paz en el Congreso de los Imputados defendiendo a capa y espada la acción (impecable, todo sea dicho) del Equipo 6 de los Navy Seals, y además justificando la decisión de Ohbama! (premio pre-Nobel de la Paz, por cierto) con el elocuente argumento de “él se lo ha buscado” (Osama, no Ohbama!), de verdad, no tiene precio. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con Llamazares: ¡quién te ha visto y quién te ve, Mister Paz! Si está claro que cuando dijo aquello tan Kennediano de “no es lo que Ohbama! puede hacer por nosotros, sino lo que nosotros podemos hacer por Ohbama!” no estaba hablando por hablar, como suele. ¿Más tropas en Afganistán? Sea. ¿Vuelos secretos de la CIA? Vale. ¿Desayuno con oración? Venga. ¿Olvidarte un poquito de tu Alianza de las narices? Jo... Bueeeno. ¿Sonreír como tú sabes cuando me cargue a sangre fría al tiparraco que asesinó a miles de patriotas americanos, en plan asesinato selectivo, y no sacar a la calle a las hordas progre-pacifistas que manipulaste tan felonamente cuando mi querido antecesor capturó vivo al otro genocida barbudo, a quien juzgó legalmente y luego ajustició? ¡Sus órdenes, mi presidente! Dónde esta la bandera esa de rayas y estrellitas que me levanto y me inclino y me genuflexo si ha menester.

     No quiero ni pensar cómo estaríamos hoy en España si el Equipo 6 de los Seals hubiera cumplido al milímetro su misión bajo las órdenes de George Bush, con la aquiescencia de José María Aznar en la presidencia del Gobierno de España. Imaginen: Bush, Rice y demás tropa en el despacho, viendo en directo la muerte de Bin Laden de un tiro en la cabeza y su posterior lanzamiento al mar, previo análisis de ADN por si las dudas. Y Aznar, en el Congreso, defendiendo a capa y espada a su amigo imperialista y justificando el “acto de guerra” porque el sanguinario terrorista “se lo había buscado”. Lo estoy viendo: Willy Toledo, los Bardem, Cobos, Wyoming y demás cejijuntos encabezando multitudinarias manifestaciones por toda España, compartiendo pancarta con Toxo y Méndez, Garzón, Llamazares, Zerolo, Pepiño, Chacón y el psoe en pleno, mientras las hordas democráticas, azuzadas por Rubalcaba y Sálvame de Luxe (a falta de CNN), apedrean las sedes del PP, la embajada americana y la israelí (que no tiene nada que ver pero por si acaso), el palacio de la Moncloa, la pista de padel de Aznar y, ya puestos, el edificio de de Intereconomía.
     Pero no. La orden de la ejecución y posterior amerizaje la ha dado en directo Barack Obama, junto a su Secretaria de Estado Hillary Clinton y demás tropa; y quien ha defendido la cosa aquí, casi únicamente frente a la fogosa decepción de Llamazares, ha sido Zapatero. El pre-Nobel de la Paz y Mister Paz. La conjunción interplanetaria, finalmente, ha llegado a su cénit. Resulta que el príncipe Ohbama! se ha convertido en sapo, un sapo del tamaño de una foca (seal) que Zapatero se ha tenido que tragar. Enterito.

Por cierto, nadie ha caído en la cuenta de que las dos personas más aliviadas en este entuerto deben ser el propio Bin Laden, que dejó por escrito que prefería morir mil veces a caer prisionero del Imperio; y el propio Llamazares, que ya no será confundido con Bin Laden ni perseguido por la CIA... ni ejecutado por los Seals.

En fin, que esto no se acaba aquí. Dentro de unos días viviremos un nuevo macro atentado, sangriento e indiscriminado. Y habrá algún estúpido que aún piense que será consecuencia directa de la muerte del mártir Bin Laden. Sí. Como el de la semana pasada en Marrakech, o como el de Bali en 2002, o como los de Al Musayiv, Hilla, Manila, Mosul, Sinaí, Yakarta, Jobar, Erbil, Riyad, Casablanca, Mombasa, Túnez, Nairobi, Nueva York... ¿Alguien cree, de verdad, que necesitan la muerte de Bin Laden para seguir matando?

Y una curiosidad que me reconcome: Leire Pajín ¿qué opina de esto?