lunes, 23 de agosto de 2010

La cordura aún sigue de vacaciones


Llego a Madrid (al duro asfalto, al trabajo, al calor sofocante, al gris, al ruido, a la rutina pesada, a las horas eternas) procedente de Cantabria (de los pastos, de las olas, del fresquito, del verde infinito, del silencio, de la aventura diaria, del horario sosegado) y, la verdad, no me ha dado tiempo ni de disfrutar del síndome postvacacional, ése que cada vez disfrutan menos millones de españoles porque no tienen trabajo al que volver ni vacaciones de las que retornar. Y es que llevo dos días aquí (¿seguro que son sólo 2? ¿O son 20? ¿Me he ido?) y se me antoja que la locura habitual y descerebrada que últimamente asola este país llamado Ezpaña no se ha ido de vacaciones; o ha vuelto el mismo día que yo, que ya es mala baba.


Por empezar con una semibuena noticia, bien por la liberación de los cooperantes u oenegistas españoles secuestrados; bienvenidos a casa y demás. Lástima (si se confirma, que se confirmará) que los terroristas islamistas tengan ahora unos cuantos milloncejos de euros más para secuestrar a más oenegistas, comprar más armas, suicidar a más fanáticos, explotar más bombas en autobuses y mercados, odiar más al infiel, gritar más alto su victoria sobre España/Al-Andalus y, en fin, comprar más voluntades y corruptelas varias. Y, por cierto, ya que su vuelta sana y salva ha sido posible gracias al gobierno español, el CNI español, la Diplomacia española, el falcon del Ejército español y, sobre todo, los 7 millones de euros que hemos pagado todos los españoles, pues ya podían sus colegas de Barcelona Acció Solidaria haber colocado una banderita española (entre la catalana y la europea habría quedado chupi) en el camión que encabezaba la caravana simbólica que organizaron para celebrar el feliz acontecimiento. Ya saben, por solidaridad. O simple agradecimiento.


Sigo leyendo la prensa digital y me encuentro con el amigo Txomin, el asesino sanguinario de ETA, que ahora quiere ser papá y como debe andar con problemas de eyaculación precoz o impotencia crónica, en lugar de llamar a Boston Medical Group va el tío listo y apelando a su “derecho a la paternidad” pide ser devuelto a su anterior prisión (de la que fue trasladado por conflictivo) en aras de la reagrupación familiar para poder seguir con su pareja, la también etarra Nerea Bengoa, un tratamiento de fertilidad (que pagamos usted y yo). Para tener más etarritas o así. Como ya hizo la super mami Elena Beloki hace un par de años; o como hacía De Juana Chaos, el flaco, entre dieta y dieta polvete. Y claro, esos intransigentes de la AVT se han sentido ofendidos, humillados e insultados por considerar que tales privilegios no son nada justos, ya que ellos sólo pueden reagruparse con sus familiares asesinados en los cementerios. Y yo, pues qué quieren que les diga, lo que siempre he dicho: que cuantos menos huevos de la serpiente eclosionen, antes morirá el bicho por falta de descendencia. En sentido metafórico y literal.

Y mucho más cuando estamos todos como tontos esperando el dichoso comunicado de ETA (el de siempre antes de cada proceso electoral; la tregua trampa de rigor, ya saben) en el que anunciará que apuesta por la solución política pero sin dejar las armas, sin disolverse, sin pedir perdón y encima exigiendo el reconocimiento de sus “víctimas”. O sea, lo mismo de ayer.


Seguimos con delincuentes indeseables. Turno para "El Rafita", ya saben, el autor del brutal asesinato de Sandra Palo, oficialmente libre y sin antecedentes penales por mor de la Ley del Menor, que ha vuelto a ser detenido (por enésima vez desde que abandonó la minoría de edad). En esta ocasión sólo por robar una furgoneta. Pero no se preocupen, esperaremos estoicamente a que vuelva a asesinar salvajemente a alguna jovencita y nos volveremos a echar las manos a la cabeza preguntándonos, entre sollozos culpables, cómo ha podido ocurrir tal cosa.



Y hablando de chorizos, butifarras en este caso, resulta que el nuevo Código de Consumo de Cataluña puede castigar a los establecimientos que no rotulen o atiendan a sus clientes en catalán con multas de hasta… ¡¡un millón de euros!! Olé tus huevos. Eso es recaudación y lo demás propinas. Si ya tenían poca ruina los pobres ciudadanos catalanes, ahora les cae todo el peso de la ley encima. Nens, a ver si en las próximas elecciones os pensáis mejor el voto, que todo lo que os sucede y acontece viene precisamente de ahí. De vuestro voto y de vuestro no voto.


Y, por no perder comba (o sea, votos; o sea, poder; o sea, pela), CIU amenaza con apoyar la insumisión fiscal de los catalanes, que es algo así como dejar de pagar impuestos al Estado Español pero no dejar de cobrar pasta gansa del Estado Español. Y digo yo que por qué no hacemos los españoles una insumisión fiscal para dejar de pagar esa pasta gansa a los catalanes, a ver si dejan de hacer el ganso de una puñetera vez. Por ejemplo, los 7 millones que ha costado el rescate de los cooperantes u oenegistas de Barcelona Acció Solidaria. Y me respondo a mí mismo: porque los bárbaros, intransigentes y nacionalistas españoles sí somos solidarios. No se me ocurre otra explicación.


Aunque según el Financial Times, la cosa sigue muy chunga en la Ezpaña de la recuperación y los brotes verdes. Y la deuda está creciendo casi tanto como el ego de Mohamed VI, el amigo marroquí enemigo de España, que se ha apuntado una nueva muesca en el mapa. Ya hasta los parados se van a quedar sin prestación si no van a los cursos patrocinados por los sindicatos. Y la huelga general en unas semanas. Y Trini y Gómez dejando pequeñitos a Espe y Gallardón (en puyas, que no en votos). Y el calor que no para. Y en Madrid que no hay playa. Ni olas. Ni verde. Ni vacas. Ni silencio. Y yo me quiero volver a Cantabria. De vacaciones infinitas, con la cordura.

martes, 10 de agosto de 2010

De medusas, tentáculos, venenos y política en general


Andábamos el otro día remojándonos entre, bajo, sobre y tras las olas de la magnífica playa de Somo (donde el gran Seve, me contó un día, baja a pasear a sus perros en cuanto los visitantes ocasionales estamos donde nos corresponde el resto del año), cuando avistamos una "carabela portuguesa", que no es un barco pirata del vecino ibérico ni los restos mortales de Cristiano Ronaldo tras el Mundial, sino una medusa muy cabrona que este año ha decidido que el Cantábrico es un mar fantástico para veranear (que ahí le doy la razón, al bicho). El caso es que la "Physalia physalis" ésta, que es como se llama en culto, no parecía gran cosa (yo he hecho surf en mi Zarauz del alma rodeado de medusas de más de un metro de eslora, lo juro) pero en realidad tiene más peligro que el pulpo de 20.000 leguas de viaje submarino. O eso decían los socorristas y la prensa, por precaución unos y por rellenar estivales vacíos de papel los otros.

Lo bueno que tienen estas medusas es que se ven. Y hasta son bonitas, las tías (o tíos, que no se diferencia muy bien que digamos el sexo de la cosa, para desgracia de Bibiana). Por encima de la superficie del mar asoma o flota la campana, de unos 20 cm., que es como la cabeza; transparente tirando a morado, muy bonita, y se ve venir de lejos. Lo malo es, como casi siempre, lo que no se ve: unos tentáculos de metro y medio que pululan por debajo de la superficie y que cuentan con 1 millón de elementos urticantes por centímetro cuadrado, más o menos, con un potente veneno que te inyectan sólo con rozarte y que te provoca dolores de cabeza, espasmos, ojos llorosos, dificultad para tragar, sudoración y una mancha roja en la zona de la picadura. Como el gobierno de Zapatero, vamos. Y, para colmo, aun muertas son igual de peligrosas, o sea, que si partidas en pedacitos les tocas los tentáculos te pican igual. Como Tomás Gómez, o así.

Por supuesto que las elementas urticantes que están fastidiando el verano a los pocos que hemos podido veranear no tienen culpa de nada, las pobrecitas (como el Gobierno, ya digo), y que todo es culpa del cambio climático que ha calentado la antaño fresquísima agua cantábrica y, claro, vienen las Phylis y las Physalias buscando las cálidas aguas mediterráneas y se encuentran con las anchoas del amigo Revilla (que aún se cree lo del AVE de Pepiño, el muy ´salao´) y con las olas y el verde infinito de las costas y demás bellezas cántabras y, lo normal, aquí que se quedan. Y si encima no hay tortugas ni atunes ni Garzones ni demás depredadores naturales, pues con más razón.

Total, que un sinvivir. Y uno que quería tranquilidad, olitas, paseos, vida familiar y olvidarse de la política y de sus tentáculos y de la crisis y del gobierno y de Pepiño (que el otro día andaba en O Carballiño zampándose al primo del pulpo Paul, digo yo que porque no podía meter en la olla hirviente a los controladores descontrolados) y de los ´bous´ de Montilla y de la paletada Obamaníaca y del pesado de Mourinho y del affaire Trini-Gómez y de los venenos etarras y su Papá Noel Rubalcaba y demás urticantes realidades patrias, pues viene la "carabela portuguesa" a recordarnos que no, que en esta vida estamos para recibir picaduras donde más duela; y que por mucho que pretendamos ver lo evidente, al final nos la clavan por lo bajini. Por confiados. O por ´pringaos´.

Aunque siempre hay esperanza, y para librarnos de tan molesta plaga podemos ´imital´ el remedio japonés: en ensalada, aliñadas con salsa de ciruelas en escabeche, salsa de soja y aceite de sésamo. O sea, medusa a la urna. ¡Deliciosa!

martes, 3 de agosto de 2010

Catalonia is different

Pues vale. Pues ya está. Ya hemos prohibido las corridas de toros en Cataluña y nos hemos quedado más a gusto que un caganer vestido de culé cantando Els Segadors. Y todo en aras de la justicia animal, o sea, de la protección de las pobres bestias de la fauna autóctona frente a esos criminales trogloditas del traje de luces y la espada asesina, y frente a los despiadados espectadores, puro en ristre, de este circo sangriento y salvaje, espectáculo de masas insensibles, fachas y cavernícolas (se llamen Picasso, Heminway, Alberti, Goya, Lorca, Prieto, Jalón, Montilla o Companys, que también iba a los toros el muy facha).

El caso es que, puestos a defender a las bestias del maltrato animal de los humanos, podían seguir estos chicos prohibiendo, por ejemplo, el Zoo, que es un lugar donde los animales que ayer eran libres hoy son esclavos y además no tienen intimidad ninguna, y les tiran cacahuetes y porquerías poco adecuadas a su dieta de animales salvajes (alguien me dijo que un dirigente de ERC es también dirigente del Zoo de Barcelona, pero no recuerdo quién). O podrían prohibir la carne de cerdo y derivados (butifarra incluida), que además de vivir como unos en pésimas condiciones de higiene mueren como unos mártires, desangrados vivos, y profiriendo espeluznantes alaridos de dolor sin oportunidad de lucha ni dignidad ni nada. O también el ganado de carne, esos toracos cebados hasta pesar más de 1200 kilos y que no pueden corretear por la dehesa porque viven enclaustrados y sobre todo porque se les parten las patas en cuanto tratan de levantarse; yo los he visto con estos ojitos y, la verdad, daban más pena que sus primos del campo.

Podrían prohibir las granjas de pollos, donde miles de gallinas viven hacinadas cada día y cada hora de su miserable existencia, soportando temperaturas extremas y aplastamientos que a menudo son mortales; o los acuarios y peceras, donde los pececillos viven encerrados en un espacio deprimente en lugar de vagar por esos mares de Dios; y no digamos los delfines de los parques acuáticos, obligados encima a hacerse los simpáticos con los crueles niños que pagan por verlos hacer monerías; y ya puestos, los hamsters, los canarios, los galápagos, los conejitos y demás mascotitas de celda de castigo hogareña; o los caballos, que probablemente preferirían galopar con el viento por las verdes praderas pirenaicas en lugar de vivir en una cuadra mínima y dar saltitos en el Polo de Barcelona porque a su amo le ha dado por ahí; o las vacas de leche, devorando pienso en su cubículo noche y día, exprimidas como limones y amputadas las ubres cuando su número no coinciden con los tubitos de la exprimidora. O sea, como condenadas a galeras hasta su muerte en la silla eléctrica.

No sé por qué me da que a todas estas bestias, si les dieras a elegir, estoy casi seguro de que elegirían la suerte del toro bravo: vivir unos años en pleno campo, libres y felices correteando por la dehesa, para luego morir luchando con bravura, en una batalla de no más de 15 minutos, frente a un enemigo que te admira y te respeta. Pero esto, me dirán, no es más que pura demagogia. Puede.

Pero la cosa va de bravura, honor, respeto. Valores que se pierden porque ya no están de moda en la moderna Cataluña del prohibicionismo y el cerebro de barretina. Porque aquí lo que se lleva es la cobardía, el olvido, el mirar hacia otro lado cuando una minoría es la que ordena y manda, la que prohíbe y castiga, la que obliga y condena. Uno está harto de que la excusa sea siempre la misma: que son cosas de los políticos catalanes, que son los que quieren la independencia y la inmersión lingüística y quitar los toros y prohibir las muñecas flamencas y la celebración del Mundial, y las banderas de España y la camiseta roja y, dentro de nada, la tortilla de patatas, el gazpacho y la paella. Uno está harto de escuchar en la tele al ciudadano indignado por las indignidades de estos tipejos, pero a la hora de la verdad, que son las elecciones, vuelven a salir los de siempre, o sea, los errecianos.

Y claro, uno está ya un poco hasta los cuyons del eterno victimismo de la ciudadanía catalana, porque son ellos los que provocan sus propios males y, de paso, los nuestros. Los mismos que callan y otorgan con la mamandurria del Liceo; los mismos que se ocultaron, en vergonzoso silencio, bajo los escombros del Carmel; los mismos que permiten a un personaje como Carod Rovira gastarse millones de euros catalanes en abrir utópicas embajadas catalanas en los rincones más coquetos, y más caros, del globo; los mismos que se quedan en casita durante las pseudo jornadas electorales de los referendums independentistas, ésos que votan el 20% de la ciudadanía y salen el 99% de síes (¿se imaginan que todos los que están contra la independencia hubieran salido a votar y hubieran votado "no?"); los mismos que hipotecan el futuro de sus hijos, condenándolos al monolingüismo y al pensamiento único; los mismos que permiten a sus políticos alejar de sus tierras la prosperidad, expulsando con su proverbial estupidez millones en inversiones extranjeras; los mismos, en fin, que mantienen en la poltrona a los que les mangonean, les abofetean y les torean, les torean, sí, con tercio de varas, de banderillas, de muerte, con estocada y puntilla, y sonando una rumba de Peret, antes de que la prohíban por su sospechoso origen andaluz. Como el Montilla o así.