jueves, 26 de febrero de 2009

Navegando por el Anxo mar y otras reflexiones electorales


Y en estas que llega Anxo con su look play boy Martini en yate de 43 metros por 5, surcando la Costa da Morte y oteando el horizonte eólico en amistosa compañía y complicidad, y va y revoluciona la campaña electoral. Después de presentarse ante el respetable como Espartaco, el esclavo libertador (no el torero, que eso está mal visto) con aquel memorable “Eu son Anxo Quintana” clamado a coro por una oprimida multitud de esclavos-ciudadanos de la oprimida nación de los suevos; después de secuestrar amablemente a 700 ancianos -que, inocentes ellos, se creían camino de Portugal- para venderles su programa electoral por sorpresa y por narices (¿no hacían lo mismo los opresores?) en un mitin “improvisado” a mitad de camino de su destino turístico y justo en la frontera del delito electoral; después de los cochazos, los despachazos, los cristalazos ray-ban, las sillazas, las angulazas y demás -azos y -azas del despilfarrador Touriño; después del ático superlegal y superguai del rebelde Pepiño (gallegoparlante que sólo habla castellano por rebelión ante las imposiciones), metro más, metro menos encima del anxo mar; después del cese-dimisión del ministro más bermejo del gobierno Z por unos cuernos de más y muchos votos de menos, y su flamante relevo por un gallego dialogante, masón y defensor de la nación de Breogán; después del Siberian Tour de Maleni (la del “plan Galicia de Mierda”) para descubrir por qué nieva cuando hace frío si hay lo del calentamiento global ése, y por qué el aeropuerto de A Coruña está a los mismos 50º bajo cero que en el aeródromo de Irkutsk; después de tanta emoción encadenada en la ya de por sí emocionante campaña gallega, llega Anxo, el grumete del Rey (de Jacinto, no del héroe del 23F), y nos vuelve a sorprender con otra vuelta de tuerca a la hipocresía, a la corruptela y a la energía alternativa.
Pues, oh casualidades de la vida, resulta que el tal Rey de los mares es también el Rey de los vientos, y ha sido agraciado por la lotería nacionalista con un paquete de 142 megavatios en el reparto de la cosa eólica gallega, a pesar de no tener casi experiencia en el sector energético. Y claro, los favores al Rey con favores se pagan, con papel en este caso: nada menos que todo un periódico al servicio del amo nacionalista, el Xornal Gallego, que con la que está cayendo ya son ganas de lanzar un nuevo diario en papel (ruina de muchos y fortuna de algunos, parece ser).

Y todavía quedan dos días más uno para reflexionar. ¿Qué nuevas sorpresas nos depararán?

Y navegando por el hermoso Cantábrico en un velero no llamado Libertad, de Galicia al País Vasco, donde las X de Patxi e Ibarretxe se miran y se estudian como prudentes espadas que no se sabe si se van a cruzar en buena lid o se van a unir frente al enemigo común. ¿ETA? No, coño, el Basagoiti, que no tiene ni X ni nada, el muy español (y mira que podía haberse llamado Antxon, como Patxi, que eso euskaldiza mogollón). Y mientras, la serpiente ejecutando su campaña, que hace tanto ruido que ya ni se la oye. Dos atentados que han pasado casi desapercibidos con tanto estruendo de trabuco ministerial, más un muerto en la precampaña, bastante muerto también en la memoria colectiva (hace tanto tiempo ya…). Y los chicos de la gasolina y la goma dos que se manifiestan indignados contra el chico de la maza de Lazcano, el valiente e indolente Emilio, el desesperado e impotente Emilio, la voz que muchos querrían alzar contra los hijos de puta y que ha hablado a mazazo limpio en la sucia herriko taberna, en la inmunda caverna de la serpiente. Y la serpiente que grita “¡faxista!”, que es lo único que sabe gritar, porque es la única palabra que sabe articular.

Y mientras Emilio y su maza huyen del mordisco venenoso de la serpiente, para salvar la vida (perdida ya su casa), otros muchos miles de vascos (cientos de miles) le miran desde el exilio, y le comprenden, y le apoyan, y le amparan; y lloran con él la impotencia, la rabia y el asco. La tristeza. El dolor. Y, como Emilio, este domingo no podrán votar en su pueblo, porque su pueblo los echó. Cosas de la democracia. Y, como Emilio, esos miles de exiliados por el terror cruzarán los dedos el domingo por la noche rezando, implorando por un cambio que no llegará. Por una sentencia que no se cumplirá: pena de muerte para la serpiente (por aplastamiento o inanición, lo mismo da).

Y mientras Emilio y otros 200.000 exiliados vascos verán las urnas sólo por televisión, más de 300.000 descendientes de emigrantes gallegos, que no verán las urnas y que sólo han visto Galicia por televisión, decidirán con su voto (a 45 euros la unidad) quiénes y cómo se reparten la tarta de santiago, quiénes y cuánto siguen chupando del queso de tetilla y poniéndose de marisco como un Rey, en alta mar o en la Cava Baja.

Pues eso, que dan ganas de comprarse una isla desierta, más allá de Finisterre, y perderse allí para siempre. Con yate, por si acaso suena la gaita y se puede volver del exilio.
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martes, 24 de febrero de 2009

Villa PSOE es un sueño


Imaginemos por un momento…

España. Marzo 2009.
Primer año del gobierno PP. A una semana de las elecciones en Galicia y País Vasco.

Toda la prensa y la radio del Movimiento AntiPP se despierta cada mañana, invariablemente, con titulares a seis columnas denunciando la construcción ilegal y caciquil de un complejo residencial a orillitas del mar, a pie de playa, en la protegidísima y bellísima isla de Arousa, levantado con financiación sospechosa y tras talar cientos de preciosos árboles que antaño daban sombra, cobijo y ocio a los modestos veraneantes, obreros en su mayoría, que merecen el mejor descanso después de deslomarse durante 11 meses en esta España explotadora y capitalista que ha impuesto el gobierno facha.

Greenpeace, PETA, los gays y lesbianas, Ecologistas en Acción, Mayor Zaragoza, Al Gore, Amnistía Internacional y la Plataforma Abertzale Anti ‘Y’, liderados por la familia Bardem, se levantan en armas contra Villa Facha y, con palas y palos, con azadas y hoces, montan una quinta columna e impiden que continúe la destructiva construcción de tamaña indignidad y, de paso, lapidan a los fascistas que osan acercarse a ver el estado de la obra (lo que les recuerda, por cierto, que si son del Opus, además los cuelgan de uno de los pinos que se han salvado).
Tres gigantescos carteles con las sentencias "NO PASARÁN", "NUNCA MAIS" y “NO A LA GUERRA” quedan colgados en lo más alto del indigno palacio veraniego, o sea, en el ático del mismísimo secretario del Partido, el peor de todos, el más corruto y el más feo. Además, pintadas en color rojo intenso con dianas alrededor de la palabra “faxista” adornan las ventanas de los lujosos apartamentos de otros ilustres miembros del PP, que también han elegido Villa Facha para veranear y pisotear la dignidad de los honrados habitantes de la Isla.

Finalmente, tras un presunto incendio presuntamente provocado, el ático de la vergüenza cae; el monumento a la indignidad es derruido y asolado. Miles de nuevos árboles son plantados por los ejemplares actores de la ceja, que apenas cobran unos miles de euros por acción tan solidaria y ecológica, borrando cualquier atisbo de lo que nunca debió ser ni estar. Una colorida y vanguardista estatua diseñada por Barceló, dedicada al Prestige, es levantada en el lugar que antes estaba destinado al yate de algún fascista explotador. El insigne académico Suso de Toro lee un discurso lleno de ardor, sentimiento y alta literatura. En la emotiva ceremonia, hay incluso quien llora. No es para menos, la victoria de la justicia frente a la opresión siempre es emocionante para las almas justas...

A la mañana siguiente, un único titular enaltece todas las portadas de la Prensa del Movimiento AntiPP: ¡FRANCO HA VUELTO A SER DERROCADO! La imagen, tan simbólica como emotiva, muestra a un Pepiño Blanco caracterizado de Marianne, con su bandera republicana al viento, guiando hacia la libertad a los artistas de la ceja que, blandiendo sus hoces y palos, sus azadas y palas, cantan el himno de su victoria, alegres y orgullosos.

Una vez más, la corrupción de la derecha fascista ha sido vencida…


¡¡BIIIP BIIIP BIIIP!!

Suena el despertador. Pepiño se despierta perezoso (¡qué sueño más extraño ha tenido!) Se levanta de la cama y se acerca a la terraza. Hace un día estupendo, ¡y qué maravillosas vistas! A sus pies, tras los frescos y verdes pinos, el mar le invita a darse un baño desperezador. La playa está desierta. Ya se ocupan sus eficientes escoltas de salvaguardar su intimidad. "Hoy va a ser un día perfeto", se dice. Se quita el albornoz de fina seda y las gafas de culo de vaso, que posa cuidadosamente sobre la toalla color rojo intenso, y se zambulle aventurero en el mar.

Para desgracia de todos nosotros, sabe nadar. No muy bien, pero sabe nadar....


jueves, 19 de febrero de 2009

¡Es la comunicación, estúpido! (III). Obamariano y otras torppezas.



Ha transcurrido casi un año desde la última derrota del PP en unas elecciones generales. Una derrota triste, y muy decepcionante, porque muchos millones de votantes teníamos la fundada y fundamentada esperanza de que esta vez, sin muertos de por medio, sin Iraks ni Yakolevs, sin Escoriales ni Azores ni Bushes, sin mentiras ni muertes; de que esta vez, con un gobierno incompetente y ridículo, a la cola del mundo mundial, amigo de los enemigos de la civilización, sin ideas ni soluciones para sí mismo, sin experiencia ni luces para nada; de que esta vez sí, por infinitas y muy razonables razones, el PP nos iba a dar una alegría. Cuatro años de Mister Paz era, pensábamos, más de lo que un país medianamente serio y decente podía soportar. Error. Mister Paz volvió a ganar por amplia mayoría y Rajoy volvió a perder por amplio jenesepá.

Ha transcurrido casi un año desde la última derrota del PP, y el PP no levanta cabeza. A pesar de que estamos atravesando la peor crisis institucional, social, moral y, sobre todo, económica desde qué sé yo. Y mira que los españoles aguantamos mecha y olvidamos en lo que arde una ídem, pero cuando nos tocan el bolsillo… ¡ay, cuando nos tocan el bolsillo! Pues no. Ahora ya no. La economía no es la clave, parece ser, porque las encuestas siguen dando empate técnico entre PSOE y PP, que es lo mismo que K.O. técnico del PP. Y es que, la máxima de Clinton («¡The economy, stupid!») que le hizo ganar las elecciones no es válida aquí y ahora; aquí y ahora, ya lo hemos dicho y lo repetimos, es «la comunicación, estúpido». Es lo que ha mantenido a Z en el poder durante 4 años, lo que sigue manteniéndolo un año después y lo que le seguirá menteniendo durante otros tantos o más. ¿Y qué es lo que ha pasado durante este último año para que estemos tumbados sobre la fría lona de la intención de voto, semiinconscientes y con el árbitro contando inmisericorde «¡Uno… dos… tres… cuatro…!», y el PP agarrado a las cuerdas, tratando de levantarse sin aparente éxito? Pues vamos a verlo. De todo se aprende. Y especialmente de los errores, de los ajenos y de los propios. Sobre todo de los propios. Si se reconocen primero, claro. Y en eso estamos: en reconocerlos, uno por uno.

Todo empezó el 14 de marzo de 2008. Fecha aciaga donde las haya. Segunda derrota de Mariano Rajoy frente a Mister Paz. Segundo K.O. Y primer error: no reconocer el K.O. Ya sabemos que tras unas elecciones todos ganan (¡hasta Llamazares!), pero perder contra Z… ¡otra vez! Hasta la “niña de Rajoy” se habría avergonzado, de haber existido (por cierto, vaya chufla lo de la niña). Pero ni Rajoy ni Arenas, en su enésima derrota frente a Chaves, reconocieron su derrota, DERROTA, con mayúsculas; y claro, lo primero para curarse es reconocer que se está enfermo.
Y a partir de ahí, todo es sintomático; los errores se suceden pero nadie llama al médico de cabecera, y mucho menos al especialista. Veamos algunos de ellos:

- Mariano Rajoy decide señalarse a sí mismo como sucesor de sí mismo, porque yo lo valgo; está convencido de que después de perder dos veces, a la tercera va la vencida, y sólo él está llamado a vencer. Los demás hacen que se lo creen, pero se afilan los dientes. Se lanzó un viejo producto desfasado como si fuera nuevo. Y eso, en principio, no cuela.

- Mariano Rajoy se pasa un mes sin dar señales de vida. Y con él, el resto del partido. Según le cuentan al autor de este artículo, Génova parece un castillo fantasma repleto de cabizbajos fantasmas vagando por los pasillos del castillo, sin saber ni opinar ni reaccionar ni vivir. Y el gobierno de Z, desgobernando sin queja ninguna.

- Mariano Rajoy, ejerciendo (una vez más) galleguismo inconveniente, se dedica a jugar a despistar con el futuro equipo de confianza. Más titulares que se ocupan de la tontería y no se ocupan de las tonterías del gobierno Z. Y el votante, en efecto, despistadísimo.

- Comienza el acoso y derribo a María San Gil: menosprecio, burlas soterradas, comentarios/filtraciones, que si toma pastillas, que si depresión, que si “arriba España”, que si sí contamos con ella pero no tanto… en definitiva, desagradecimiento, confusión y muy mala gestión/explicación del affaire. Y María que se va. Y muchos votantes. Comienza la catarsis. ­

- Y con la renovación llegan los esperados fichajes, los hombres y mujeres que van a salvar al soldado Rajoy y le van a llevar a la victoria. Soraya, Cospedal, Pons, Camps, ¡Arenas!, ¡Trillo! La sorpresa inicial se transforma en incomprensión y finalmente en decepción. Según la ley de la evolución política ¿eran los más aptos? ¿Y Pizarro, por cierto?

- Aparece el primo de Rajoy, y después de decir una verdad como un templo, Rajoy niega a su primo tres veces o más porque le da miedo aparentar estar en contra del nuevo mesías del clima (y del aprovechamiento global). Parece una tontería, pero es sintomático. El error, recular; no tener ideas claras; querer defender lo mismo que el adversario; temer al qué dirán en lugar de decir lo que uno piensa, bien clarito, y defenderlo sin complejos. Oséase, CONFIANZA EN UNO MISMO. Y eso, en un líder, no es una tontería.

- Congreso de Valencia: después del lío de las primarias, que tan valientemente, tan abiertamente y con tanto sentido democrático propusieron Henríquez de Luna y compañía, el nuevo-viejo PP hace piña consigo mismo y todos a una, no sea que nos muevan de la silla, aclaman con fervor al nuevo-viejo candidato-presidente, promesa donde las haya. La noticia, una vez más, fueron las luchas intestinas. Una vez más, comunicación fallida.

- Guerra Esperanza-Gallardón. La II Guerra Mundial tuvo menos titulares en los periódicos alemanes y británicos juntos. De verdad, ¿no podían pelearse en casa, sin micrófonos ni taquígrafos y con unos guantes de boxeo? Y su Presidente, ¿no debería poner un poco de orden en casa, dejarles sin postre o sin cine o darles un cachete bien dado, aunque sea delito? ¿No se dan cuenta del daño que hacen, se hacen y nos hacen? ¡Serán… políticos!

- Verano. Crisis sí, crisis no. Desaceleración, aceleración. Problemática coyuntural, coyuntura problemática. ¿Y la oposición? De vacaciones. ¿Y la comunicación? Con la oposición.

- Pedro Crespo y los tontos de los cojones: o cómo desperdiciar unidad y determinación en asuntos tan… tontos. Reacción sí, pero no tan desmesurada. La imagen que dieron no fue de defensa de sus votantes, sino de intransigencia por una calentada en un contexto ardiente. Y, por cierto, sí se echó de menos tanta contundencia para otros asuntos más transcendentes.

- Pons y sus declaraciones sobre la reina católica de 70 años, ahora sí por la mañana, ahora no por la tarde, que si portavoz, que si persona, que si ¿el aborto?... ejem, cosas de viejas. ¿Y ésta es la voz del partido?

- Mayor Oreja, flamante candidato a las Elecciones Europeas. ¿Flamante? Con una presentación tan apagada en fecha tan opaca, no me extraña que a los dos días el propio Rajoy se olvidara de mencionarle en su rueda de prensa. Y lo de moderar su discurso ¿no es como afirmar que el discurso de Mayor no es moderado? Y eso, ¿no es dar la razón al enemigo?

- La foto bomba-trampa de Soraya. Lo peor no fue la foto en sí, que no dejaba de ser un mero reportaje para un dominical (sibilinamente sobreexplotado por Pedro J, eso sí), sino la falta de apoyo de los suyos, las declaraciones de Cospedal y, lo peor de lo peor, la comparación y rectificación de Rajoy con la foto de las ministras Vogue, envueltas en pieles sobre la escalera de la Moncloa (lugar institucional donde los haya) y, además, en día de trabajo (que pagamos todos). Otra vez reculando contra su partido en lugar de defender a su equipo y, de paso, sus propias opiniones.

- Amago de lapidación de Montserrat Nebrera, por una falta tan grave como meterse con el acento de Maleni. Arenas, arduo defensor de los andaluces con acento y eterno opositor a gobernarlos, pide la cabeza de Nebrera en lugar de pedir la de Maleni, por mala, por chula y por ridiculizar permanentemente a los andaluces. Por cierto, Arenas no pidió la cabeza de Ana Mato cuando llamó a los niños andaluces “analfabetos”.

- Caso Víctor Gago: o cómo un comentario en un programa de radio minoritario, aunque extraordinario (Los Últimos de Filipinas), olvidado al día siguiente (el comentario, no el programa), se convierte en un acoso y derribo a un periodista honrado y, de paso, moviliza a miles de personas en Internet y a programas de TV y radio de gran audiencia en su defensa. Un puntazo para la directora de comunicación de Rajoy. Gran profesional.

- Guerra a UPyD. Ven como enemiga a quien podía ser su aliada, en lugar de preguntarse por qué se les escapan tantos votos en esa dirección, que no es la suya (¿carisma, poder de convicción, lenguaje directo, ideas claras, empatía, sinceridad…? Sea lo que sea, algo de lo que deberían aprender). Además, demuestran una gran falta de agradecimiento hacia quien les hace la oposición la mayoría de las veces.

- Política POP: Mercedes vende seriedad y tecnología; el SEAT Ibiza vende juerga y rock and roll. Si de repente Mercedes vendiera juerga y rock and roll, y además pintara sus berlinas de colores llamativos, tardaría un año en hacer un ERE salvaje. El PP es símbolo de gestión, de eficacia, de seriedad, de confianza en determinados valores; no significa que deban ser antipáticos (Mercedes puede hacer campañas con humor y empatía), pero si se alejan de su posicionamiento, la política POP no será más que el sonido de una pompa de jabón al desvanecerse. Lo que tienen que hacer es venderse mejor, no poner a pinchar al DJ Mariano una música que no conoce, ni controla, ni le pega.

- Campaña de Basagoiti 2.0 ¡Ya en internet!. La manía enfermiza del PP de no ponerse en manos de profesionales de la comunicación en general, y de internet 2.0 en particular, ha llevado al candidato a Lehendakari a hacer el ridículo en su colorista web. Tal como suena. Un facebook con un solo amigo, él mismo; plagio del despacho virtual de su jefe, del logotipo de la web de Cameron, de la entrevista-anuncio de Bill Richardson y… ¡del eslogan de Zapatero!: “Vuelve a creer en la política”. Por supuesto, el ridículo se ha extendido como un viral por la blogosfera. Una risa, oye.

- Caso del espionaje, el contraespionaje y la madre que parió a los espías y a los contraespías. ¿Cómo se puede dar por buena una información publicada a medias y sin pruebas en un diario enemigo, por un periodista marrullero, y poner la venda antes de tener la herida? Otra vez reculando, a la defensiva, pidiendo perdón sin saber siquiera por qué (por si acaso). Y de trasfondo la eterna reyerta madrileña, que ya cansa. ¿Para cuándo el puñetazo en la mesa, señor líder?

- Y ya lo último de lo último: Alicia en el País de las Obamaravillas. La presidenta del PP catalán que reparte 200.000 folletos con su cara pegada a la de Barack Obama, compartiendo sonrisa, liderazgo y titular: “Ilusión”. ¿Pero quién les hace las campañas a esta gente? No, Alicia, no. Por mucho que asocies tu cara a la de Obama, tu sonrisa a la de Obama, tus ilusiones a las de Obama, no vas a molar más ante los catalanes que no te votan. Porque lo que piden tus votantes es que defiendas el bilingüismo, incluso mojándote en la calle; que no participes en la nueva censura política llamada CAC, que es muy malo para la libertad; o que no les hagas el juego a los separatistas utilizando el dominio .cat. No que vayas de Obama por la vida. OK? Y no, Mariano Rajoy tampoco es Obama. Ni tiene por qué serlo.

Porque, señores y señoras del PP, no olvidemos que la gente vota por su identidad, por sus valores, por su idea de la sociedad, de la familia, de la economía; votan por lo que creen y a quienes creen lo mismo que ellos y, sobre todo, a quienes defiendan todo aquello en lo que creen. Y para que esos valores y creencias queden claros ante los ciudadanos, primero hay que tenerlos claros. Y después hay que comunicarlos con claridad. Para eso están los expertos, los profesionales, los especialistas en los diferentes tipos de comunicación, política y no política. Piensen por un momento por qué ustedes no venden ni sus logros y, sin embargo, los mensajes de Rosa Díez llegan y convencen; y piensen por qué cada metedura de pata de Mister Paz, por muy grave que sea, ni siquiera le arruga el traje; y mucho menos la sonrisa.

Y siento llevarle la contraria, señor Moragas. Porque su idea de “incorporar la sonrisa, la música y una energía positiva para acompañar la crítica más eficaz (…) el partido espejo, un partido en el que se mire la gente y se pueda sentir reflejada con naturalidad", ese partido ideal y de ensueño que usted desea y proclama… pues no es real. No es creíble. No cuela. No vende.

En el próximo (y último) capítulo descubriremos algunas claves de la comunicación que pueden ayudar a dar la vuelta a esta guerra. En Publicidad no basta con tener un buen producto, el mejor incluso; si el consumidor no lo sabe, de nada sirve. ¡Pues vamos a hacer que se entere! ¡Y que lo compre!
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domingo, 15 de febrero de 2009

María, 16 años. El testigo silencioso


Tranquilo. Estaba muy tranquilo. Flotando en un mar de luces tenues. Sin apenas recuerdos, sí, pero sin ninguna inquietud. De vez en cuando, con movimientos muy, muy lentos, cambiaba de posición; sin ninguna razón concreta, probablemente lo hiciera sólo por cambiar. La vida era un poco monótona ahí dentro. Siempre flotando en su mar de tranquilidad.
Por supuesto que también había momentos muy gratificantes. Por ejemplo, cuando oía su voz, suave como… bueno, no tenía ninguna referencia para compararla, pero era muy agradable, muy placentera y muy tranquilizadora. No entendía lo que significaba, pero le gustaba escucharla. Y siempre sonreía cuando la escuchaba.

A veces se oían otros sonidos, más tenues, más lejanos, más desconocidos. Otras voces, más graves o más chillonas, que estaba empezando a reconocer; sonidos extraños que en ocasiones le asustaban y a menudo le tranquilizaban. Pero siempre los agradecía porque, en realidad, pasaba la mayor parte del tiempo en silencio, escuchando su propio corazón, sus pequeños pensamientos, inmerso en su limitado pero apacible mar.

¿Y cuando le acariciaba? ¡Ése sí que era un acontecimiento realmente especial! Sentir su presencia física era el súmmum de la alegría. Se revolvía, se estiraba cuanto podía, intentando tocar como fuera esa mano que llegaba hasta él. Su contacto era una catarsis total, el máximo grado de satisfacción. ¡Ay, las patadas de alegría que podía llegar a dar en ese momento sublime! Movía las manos compulsivamente, abriendo y cerrando los dedos, como si quisiera atrapar ese momento para no soltarlo jamás. Y en su boca aparecía una sonrisa enorme y abierta, de puro gozo.

Y así pasaba el tiempo, día a día, semana a semana, en su mar de tranquilidad. Disfrutando de su estado flotante, inmerso en ese universo semilíquido de paz, silencio y tenues presencias. De músicas suaves y caricias cada vez más esperadas.

Iba creciendo poco a poco, centímetro a centímetro, bombeo a bombeo desde su corazón infatigable y diminuto. Y a cada pulsación anhelaba con más fuerza, con más ilusión esa caricia, esa voz, esa presencia. Ese amor. Y pensaba -¡sabía!- que algún día saldría de su mar de tranquilidad y se sumiría en el abrazo protector de esa presencia, envuelto por susurros y caricias y besos y sonrisas; y no tendría miedo. Y todo estaría bien.

Pero de pronto, todo se paró. Dejó de escuchar las anheladas voces, dejó de sentir el líquido tranquilizador a su alrededor (ya no sentía que flotaba, sino que ¿volaba?); ya no podía siquiera escuchar su corazón. Miraba y no veía más que oscuridad, negra y aterradora. Intentaba abrir sus manos, patalear o revolverse, pero ninguna parte de su cuerpecito se movía. Intentó gritar (aunque no sabía) pero de su boca sólo salió silencio. Un grito silencioso lleno de inocencia, de dolor y de pena. Y todo lo que podía haber vivido, todo lo que podía haber soñado, todo lo que podía haber amado… se fue. En un instante. En un triste, injusto y cruel instante. Y su alma viva lloró. Una sola lágrima. Una lágrima que contenía absolutamente toda la vida que había perdido: su pequeño, tranquilo y anhelante pasado… y todo su futuro.

…………………………

Postrada en la cama del quirófano, María, 16 años, miraba con la mirada vacía la bolsa de plástico en las manos del doctor. No pensó nada. Su mente también estaba vacía. No pensaba, ni sentía (en realidad, ni siquiera decidía). Pero al oír el sonido de la bolsa caer en el cubo, en la habitación contigua, una lágrima apareció en su mejilla. Una sola lágrima. No sabía de dónde había salido. Ella no quería llorar (¿por qué iba a hacerlo?). Pero la lágrima se deslizó despacio, muy despacio hasta su pecho. Y allí se quedó, como un testigo silencioso, durante el resto de su vida…


Decía William Munny en ‘Sin Perdón’: “Matar a un hombre es algo despreciable. Le quitas todo lo que tiene, y todo lo que podría llegar a tener”. Matar a un niño no nacido es mucho más despreciable aún, porque lo que le quitas es mucho más; le niegas toda una vida.
Permitir que una niña de 16 años tome esa decisión sola es, además, miserable. Moralmente, humanamente y socialmente miserable.
Y lo peor de todo es que, encima, nos lo quieren vender como un derecho inalienable y un progreso incuestionable. Ojalá, señora Aído, esas miles de lágrimas que va a provocar su nueva ley, en aras del progreso de la civilización, retumben en su conciencia como miles de testigos silenciosos durante el resto de su vida. Y que viva usted muchos años.

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jueves, 12 de febrero de 2009

El Trabuco Nacional (anexo)

Y como no hay tres sin cuatro, sobre todo cuando hablamos de cuatreros, apareció el cuarto trabuquero. Si ya teníamos al ministro, al juez y a la fiscal ¿qué nos faltaba? Pues el brazo ejecutor, claro, la poli, la pasma. Y no un poli cualquiera, no, sino uno con pedigrí: nada menos que el Comisario General de la Policía Judicial, Juan Antonio González, Juanito, también conocido como JAG. El honorable mando policial cuyas iniciales fueron encontradas en una de las agendas de Juan Antonio Roca, el de la Operación Malaya (y otro gran aficionado a la caza mayor, digo, por los bichos disecados que se encontraron en su choza).

Ahora sí que estamos todos, compadres. Así que, ¡brindemos por los próximos 2o años del PSOE en el poder! *

* No es que yo me invente tan alegórica proclama. El caso es que, según parece, tal que así convocó el juez justiciero de la nocturnidad a sus compadres de aficiones cinegéticas por SMS. Sólo le faltó lo de "pásalo".

Pues eso, que se lo pasen bien. Y las presuntas víctimas de los presuntos cuatro trabuqueros, a esconderse a la madriguera. Y si asoman la cabeza... ¡PUM!
¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

¡Que Dios nos pille confesados!
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miércoles, 11 de febrero de 2009

El Trabuco Nacional

Domingo. Amanece en Jaén. La mañana es fresca, fría incluso. Brumosa, pero limpia. Los coches de los cazadores van llegando a Cabeza Prieta. Mucha alta gama. Mucho 4x4 de lujo. Mucho Audi blindado. Mucho chófer. Y mucho escolta. El ministro más bermejo del gobierno de Z es de los primeros en llegar. No quiere perderse ni un muflón. Ni las migas del desayuno. Es un gran amante de la cultura cinegética, al contrario que su jefe, Mister Paz, que es un gran amante de los animalitos indefensos, desde bambi hasta el lince ibérico pasando por el entrañable Pepiño, el del ático. Cosas de la Alianza de Especies.

Poco después llega Baltasar, el justiciero de la nocturnidad, perfectamente ataviado de perfecto cazador de caza mayor, o sea, todo de verde, por lo del camuflaje. Con su gorrito aplumado y todo, protegiendo su níveo mechón del fresco de la mañana. Para que no se le hiele la memoria histórica, debe ser.
Los dos compadres se abrazan y se intercambian chistes de caza. Es lo que toca. Ya empezaron la juerga el pasado viernes, compartiendo menú andaluz, vino riojano y orujo gallego en el hotel Del Val, Andújar. Compartiendo confidencias. Compartiendo caza. Compartiendo presas. Y presos.

La mañana avanza entre risas, confidencias y buenas espectativas de caza. Parece que hay magníficos bichos hoy, en Sierra Mágina. Y mucha complicidad. Se une a la fiesta la fiscal de la Audiencia Nacional, Dolores Delgado, Lola Lolita Lola, acompañada de unos cuantos funcionarios de la cosa judicial. Más complicidad. ¡Ya estamos todos, compadre! La caza puede comenzar.
Los monteros, esposas, amigas y amiguitas van colocándose en sus puestos, prestas las escopetas y avizor el ojo, atento a todo lo que se mueva. La finca abunda en cochinos, venados, gamos y muflones, a 2.000 euros la pieza (para el anfitrión, el compadre farmacéutico, que la cosa es gratis para los invitados). Pero el ministro más bermejo del gobierno, el juez justiciero de la noche y la fiscal Lola Lolita Lola no están aquí para caza tan insignificante. Ellos han venido a la caza mayor, a la de verdad. La política. Así que dejan las escopetas posadas en la jara y sacan los trabucos, arma de bandoleros, asalta caminos y filibusteros, fácil de disparar a cualquier cosa que se mueva, a bulto, sin apuntar demasiado, que caiga quien tenga que caer, y quien no también, por haberse puesto cerca.

Así que los tres trabuqueros empiezan a ejercer su política del trabuco, cargan y disparan a bocajarro y a discreción (y sin discreción, que para eso están las filtraciones). Caen 7 de la primera batida. Pero ninguna pieza mayor. Mucho bigotes, mucho gominas, pero ningún medalla de oro, desde luego. Un pepero queda tocado. El albondiguilla, lo llaman. La rehala (o la ralea) olfatea su miedo y su sangre y le sigue la pista, portada a portada, filtración a filtración. Al fin lo acorralan. Trabucazo al canto y el bicho cae. Junto a él, otro pepero que cae por efecto del fuego indiscriminado del trabuco. No están mal las piezas, pero tampoco son nada del otro mundo; medallita de bronce, tal vez, poco más.
Sin perder tiempo, recargan los trabucos y caen treinta más en la segunda batida. Pero las piezas importantes, los medalla de oro, la caza mayor con mayúsculas, o sea, Espe, Rajoy, Cospedal, el PP, no han caído aún. Están tocados, sí. Pero resisten, se revuelven contra la rehala (o ralea), bajan las poderosas cormamentas y atacan; cuando atacan juntos, en lugar de enzarzarse entre sí por una porción de dehesa, son más efectivos; y tienen su peligro. Pero eso lo hacen poco.

Los tres trabuqueros nacionales vuelven a recargar sus armas. La reala (o ralea) recompone sus fuerzas alimentándose de nuevas filtraciones. «¡Por ahí se mueve algo!» ¡¡PUM!! ¡¡PUM!! ¡PUM!! «¿Ha caído? ¿Es Espe? ¿Es Rajoy?...» No. Es el Estado de Derecho. Y la Separación de Poderes. Y la Justicia. Y la Dignidad. Tres disparos de trabuco, cuatro piezas de caza mayor. Eso les pasa por estar tan juntas.


Y digo yo, lo que hay que decirles a estos trabuqueros y a su jefe y a su ralea de medios afines es, todos a una, «¡Y UN CUERNO!». Y hay que decírselo ya. Y bien fuerte. Y bien clarito. ¡Y UN CUERNO!. Y repetírselo hasta la saciedad. Sin esperar a las elecciones. ¡Y UN CUERNO!, ¡Y UN CUERNO!, ¡Y UN CUERNO!…
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martes, 10 de febrero de 2009

Vidal-Quadras se ríe "a mandíbula batiente" con 'Bienvendo, Mister Paz'


Domingo 8 de febrero de 2009

22:11 horas

Los Últimos de Filipinas (Radio Intereconomía)


Gonzalo Altozano:

«Don Alejo Vidal-Quadras, buenas noches»


Alejo Vidal-Quadras:

«Buenas noches. Hoy tengo una noticia y es que he leído ‘Bienvenido, Mister Paz’ este fin de semana (…) Cogí la novela, yo estaba leyéndola en el salón de casa y mi mujer estaba en el dormitorio, que está cerca, viendo la televisión; y entonces, al oír mis carcajadas ya llegó un momento que entró y dijo ¿qué te pasa?

Y es que por lo menos, a lo largo del libro, una docena de veces era imposible reprimir la risa; o sea, me reía solo y hubo una ocasión en que de manera literal, no como metáfora, se me saltaban las lágrimas de risa. Hay algunas escenas que son absolutamente hilarantes; es decir, no es ya la parodia, es la astracanada ya… es una cosa de una… por cierto, de una crueldad con el personaje, pero tan bien reflejado; monta unas escenas que son como disparatadas, entonces te tienes que reír porque te lo imaginas.


Hay que felicitar a Pepe Álvarez de las Asturias. Y siento no habérmelo leído antes porque me encuentro mucho mejor hoy, porque, la verdad, me he relajado, me he reído como loco y como dicen que esto de la risa es una terapia excelente, pues le tengo que dar las gracias al autor (…)


Yo he leído tres libros sobre Zapatero, uno el de Gustavo Bueno, ‘El pensamiento Alicia’ después uno que hizo Pío Moa que se llamaba ‘El iluminado de la Moncloa’, que eran libros más en serio, digamos, que el de Pepe; eran libros más de reflexión, aunque sobre todo el de Pío Moa también tenía ironía, una ironía muy cruel. Ahora, lo de Pepe ya es que es una cosa… Es una novela de humor. Es divertidísima, pero además deciros que sólo me ha pasado esto de reírme como un loco leyendo un libro, con un autor que es Woodehouse y sus libros sobre Jeeves, donde hay momentos que no puedes evitar soltar la carcajada.

Otra novela con la que también me saltaba la carcajada es con ‘La Conjura de los Necios’ (…) Pero con la de Pepe me he pasado dos días riéndome a mandíbula batiente…»


Transcripción literal de las declaraciones de Alejo Vidal-Quadras, Vicepresidente del Parlamento Europeo, realizadas en el programa Los Últimos de Filipinas ante testigos tan fiables como el conductor del programa, Gonzalo Altozano, y los contertulios Alberto de la Hera, Kiko Méndez-Monasterio, Carlos Esteban, Ignacio Peyró y Pepe Álvarez de las Asturias, autor de la novela y feliz receptor de la crítica.


Se puede escuchar el programa completo pinchando aquí (poner fecha, ‘radio’ y nombre del programa; en unos segundos descarga el archivo). Los sabios comentarios de D. Alejo están en el minuto 11, aproximadamente.

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lunes, 9 de febrero de 2009

De lenguas viperinas, bilingües y lenguaraces


ETA ha vuelto a hablar. De la única forma que conocen: con la lengua viperina del terror. Y ha dicho lo de siempre: «aquí estamos, seguimos vivos, vivitos y coleando…». Coleando y mordiendo y envenenando y estrangulando. Es lo que tienen las serpientes, que son serpientes y no pueden dejar de serlo. Ni quieren. Ni saben. Ponen bombas, asesinan políticos o polícías o panaderos o niños, qué más da, extorsionan a empresarios, secuestran, torturan, queman autobuses, ganan elecciones, gobiernan, edukan… Sí, es lo que tiene ser serpiente, que por mucho que lo intente el pacificador de turno, nunca deja de ser serpiente; y si encima es alimentada, acurrucada, resguardada, mantenida, justificada, utilizada, comprendida, o simplemente tolerada, pues la serpiente se crece, porque no es tonta, y se retuerce con más saña y hace más daño, o al menos lo intenta. Hoy no ha podido ser, quizá hoy sólo era un susto, el aviso pertinente, mover así, un poquito, el cascabel. A la próxima hay mordisco, con veneno, claro; con muertos, claro. «Es nuestra campaña electoral, ¿qué pasa pues? ¿Que no hay libertad de expresión, o qué?». Pues eso, que se expresan. Y todavía hay quien piensa que hay serpientes buenas y malas; y todavía hay quien piensa que se las puede domesticar. Y lo volverán a intentar, fijo, cuando convenga. Ahora no es el momento. Ahora toca escupir a la serpiente. Mañana, ya veremos. ¿Verdad, Eguiguren?

Y entre tanto, mientras la serpiente etarra habla, en Galicia ya se siente que el veneno ha llegado a la sangre; y se esparce a gran velocidad y con eficaz virulencia. A los que sólo quieren hablar en dos idiomas, los callan en un solo idioma, a botellazos; a los que exigen libertad de elección de su propia lengua, les aplican la vacuna envenenada del totalitarismo; a los que piden paz en español y gallego -¡insensatos!- les responden con violencia, odio y fuego. Por fachas. Por fascistas. Por españoles. Por antipatriotas. Por que sí. La kale borroka ya habla galego, ¡otro éxito de la intransigencia democrática abertzale! Que todos puedan hablar el lenguaje de molotov, sin discriminación de raza, edad o sexo. ¿No es eso demócrata, o qué?

Y en Cataluña, Freedom for Catalonia, pues más de lo mismo. Con el mismo miedo, con el mismo fuego. Este sábado no tocó violencia. Habría fútbol, o estarían de botellón en Galicia, o esquiando, o viendo el vídeo de Wyoming, ¡qué más da! Pero están ahí siempre, su presencia se masca en el aire, omnipresente, omnipotente. Con capucha o con corbata, con botella o con bolígrafo, con sangre o con multa, con miedo o con rabia, con falta de libertad o con falta de libertad. La lengua viperina que todo lo emponzoña, hasta su propia lengua. Que por querer matar al enemigo acaba matándose a sí misma. Y lo que es peor, sin darse cuenta siquiera. Eso es lo que tiene el veneno. Que adormece antes de matar.

Y por si acaso, para que el enemigo único no levante cabeza, no vaya a hacerle pupa a la serpiente (¡optimistas!), hay que pisarle bien fuerte, hundirle un poquito más en su pozo negro, sin fondo y sin salida, y ahí entran en juego las otras lenguas viperinas: unas acusando sin causa ni prueba, mordiendo por morder; otras recuperando venenos dormidos tiempo ha, que todavía no han perdido su efecto, y puede que incluso haya aumentado, que a la carroña le viene bien el tiempo; y el de siempre, el del ático, escupiendo su rencor, vomitando su basura, inmerso en su propia miopía mental, que no le permite ver más allá de sus propias gafas.

Y mientras, el presumible cazador de tanta serpiente suelta, el único que puede acallar tanta lengua viperina, mordiéndose unos a otros a dentellada limpia, como perros rabiosos con hambre de pinchar en hueso; sin veneno, pero con rabia. Y el otro, con gomina y con chaqué, con bigote y con chalé, con rubia y albondiguilla; con Correa, pero con la lengua desatada. Pavoneándose de su propia estupidez (¡que te han pillao, moreno!). De El Escorial a ¿Soto del Real?
Y Garzón, por ahí en medio. Como siempre. Y, qué cosas, de montería con Bermejo («esta vez toca caza mayor, Baltasar»). ¡Será casualidad, oye!

Apuesto a que no (y chasqueo la lengua).

viernes, 6 de febrero de 2009

¡El presidente de los Estados Unidos en Galicia!

Mister Paz se despertó con la noticia en la radio . Y se levantó con tal ímpetu, sorpresa y congoja que se trastabilló a sí mismo y se cayó de la cama. Mientras se le inflamaba el esguince, y el ofuscamiento, llamó a gritos a su asesor de Presidencia nº 211 (cuya misión es tenerle al día de las noticias internacionales aparecidas en la Prensa Digital, mientras desayuna con sus hijas a las 8:45) y le espetó:
— ¡¡Tú, 211, inútil, se puede saber por qué no me has avisado que el presidente Obama, el gran Obama, venía a Ezpaña…!! ¡Con la de años que llevo esperando su visita!
—Presidente yo…
—¡Ni yo ni tú ni nada de nada! ¡Estoy hasta los huevos de tanta inutilidaz! ¿Obama en España y yo en la cama! ¡¡Mecagüentó!!
—Pero…
—¡Ni pero ni leches! ¿Qué pasa, que no quieres que haga mi trabajo? ¿Que no quieres que prospere Ezpaña? ¿O es que eres un espía del PP? ¡Un infiltrado! ¡¡Seguridaaaz!! ¡¡Rubalcabaaaa!!
—Es que…
—¡NI esque ni Espe! ¡A la p…a calle! ¡Estás despedido! Total, uno más no se va a notar. Y además eras becario, así que no cobras finiquito. ¡Lárgate ya, que no quiero ni verte!; y de paso llama a 602.
—Sí, señor presidente… Aparece en el comedor 602 (cuya misión es revisar los vídeos colgados en YouTube de lunes a jueves) y el presidente Z le interroga, inquisidor:
—¿Y tú qué? ¿Tampoco habías visto nada en yutub sobre la llegada de Obama a Ezpaña? —Bueno… este… yo el otro día vi un vídeo de Obama con una Biblia, pero como era en inglés no entendí si es que le estaban juzgando o le estaban nombrando ministro o qué. Pero de venir a Ezpaña, nada de nada. Sí he visto el de Wyoming…
—¡Otro inútil! ¡Si es que estoy rodeado de mediocridaz! —coge el móvil y marca la tecla 1—¡¡Pepiño, te necesito!! ¡Deja los planos del ático ilegal, que los vas a gastar de tanto mirarlos, y vente a la Moncloa pero ya!
—¿Pero qué pasa, presidente? ¿Y cómo sabes que estaba mirando los planos del ático?
—¡Porque no haces otra cosa! Y vente ya que Obama está en Ezpaña, en tu Galicia además, y no se ha enterado ni el tate. Y mucho menos Moratinos, otro inútil. Y luego dice que liga con la Hillary… “Me llama Miguel”, ¡no te j…!
—Voy volando, presidente. ¡Obama aquí, y en mi tierra! Me has dejado estupefato. ¡Ah, y no le digas nada a la Pajín, que va de jefa la muy becaria!
—Vale, vale. Pero vente ya que vivo sin vivir en mí. ¡Y a Touriño le voy a dar en todo el bebe cuando vaya para allá! ¡Mira que invitar a Obama y no avisarme! ¡Será judas, el tío!

Camino de sus aposentos, el presidente Z va interrogando a todos los asesores que se cruza por el camino. 234, 98, 178, 555, 356… pero ninguno sabe nada. “¿Obama aquí?, pues no tenía ni idea, la verdad. ¿Y hasta cuándo dice que se queda?” Ya vestido de protocolario traje negro (afroamericano) hace una leve parada en el urinario digital con efluvios aromáticos de “bosque ibérico caducifolio con un toque de lince” y se va a la puerta a esperar a Pepiño.
Cuando llega su segundo, se sube al coche y, sin esperar siquiera a los escoltas, enfila por la Carretera de La Coruña rumbo a Obama. En el kilómetro 175, hasta las narices de escuchar Amaral, Pepiño pone la radio, pero se equivoca de botón, sintoniza Onda Cero y se cuela en su coche el amigo Carlos (que no Carlas, que ése es de la SER).

«El presidente de los Estados Unidos se encuentra en Galicia, invitado por el presidente de la Xunta, Touriño—Pepiño acelera, pasando de radares, de Guardia Civil, de Rubalcaba y hasta de Pere, o Pera o como se llame el de tráfico—. Se trata del actor Martin Sheen, que interpretó al presidente americano en la famosa serie “El Ala Oeste de la casa Blanca”. Según nos cuenta un oyente, miembros del staff de Emilio Pérez Touriño agasajaron al actor estadounidense (hijo de un gallego del municipio pontevedrés de Salcedas de Caselas), y a su hijo Emilio Estévez, alrededor de una mesa. El homenaje culinario tuvo lugar en un famoso restaurante sito en la madrileña calle Cava Baja. Mientras el actor y su hijo apenas tomaron una ensaladita y un vaso de agua, el resto del nutrido grupo de comensales se puso las botas a base de angulas y demás viandas para tiempos de crisis. Total, la cuenta de la fiesta corría a cargo de la Xunta de Galicia... ».

Pepiño frena en seco, casi provocando un accidente múltiple, especialmente con sus propios escoltas. Mira a su amigo Z con mirada de asesino en serie con mono de matar y, sin abrir la boca (salvo para enseñar el colmillo izquierdo) da media vuelta y enfila el coche rumbo a Madrid. Ya en Moncloa, al pie de la misma escalinata donde las ministras posaron su belleza natural envueltas en pieles, Pepiño masculla entre dientes:
—Y que sepas que no pienso a invitarte a mi ático…
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jueves, 5 de febrero de 2009

De gran Wyoming a pequeño Monzón (provincia de Huesca)



Ex estimado Wyoming, también conocido como José Miguel Monzón, hubo un tiempo en que hacías gracia. A mí por lo menos. Tenías morro, inteligencia, labia, imaginación y talento. Y, sobre todo, ibas por libre. Eso era importante, porque la personalidad y los principios no se deben poner en venta. También fuiste siempre bastante vanidoso, arrogante, engreído (probablemente te creyeras más Gran de lo que en realidad eras), pero se te perdonaba porque hacías gracia. Yo te recuerdo cantando en Honky, junto a tu inseparable Reverendo, versiones de grandes clásicos del rock (y de Toto, especialmente) y alguna que otra extravagancia propia (aquélla que decía “tengo envidia de ti porque me tienes a mí”). Estaba bien, simplemente. Hacía gracia. Y ayudaba a pasar el rato, entre cerveza y cerveza. Siempre creí que estabas bastante sobrevalorado (un genio, decían unos; el tío más inteligente de España, afirmaban otros; un cachondo renacentista, desbarraban algunos), como cantante, como showman, como humorista e incluso como fustigador del poder. El hecho de hablar rápido no te hace más inteligente; más inteligente te hace el hecho de pensar y decir cosas inteligentes, hablando rápido o despacito (¿te suena Umbral?).
Pero bueno, como hacías gracia, te seguí los pasos de vez en cuando. Oí que andabas en programas infumables que pasaban por geniales (“La noche se mueve”, “El peor programa de la semana”), en películas mediocres que pasaban por geniales (“Muertos de risa”, “Isi-Disi”, Vivancos 3"), en libros triviales que pasaban por geniales (“Un vago, dos vagos, tres vagos”), en guiones ínfimos que pasaban por geniales (“Historias de la puta mili”) y demás genialidades nacidas de tus geniales habilidades renacentistas como actor, escritor, cantante, presentador, humorista y showman en general. Poco a poco fuiste perdiendo la gracia. Y el ‘Gran’ de tu Wyoming iba encogiendo día a día, programa a programa, película a película.

Aunque no crees en Él, Dios te vino a ver un día allá por el 96 y caíste en gracia en aquél primer Caiga Quien Caiga, bien apoyado en el humor surrealista de Pablo Carbonell y en un genial equipo de guionistas. Tu mérito, hablar rápido y poner caras. Pero el programa estaba bien, hacía gracia. Entretenía. Y tocaba las narices, con cierto estilo e ironía, a unos y otros. Luego la cosa se torció y empezó a tocar las narices sólo a unos, sin estilo y sin gracia. Y claro, perdió credibilidad. Y audiencia (¡la santa audiencia!). Y, al final, la estrella CQC se apagó y se desvaneció. Y tú con ella. El genio fugaz.

Llegaron malos tiempos para los genios sin trabajo. Y había que comer. Y para comer bien había que botar a Aznar. Y votar a Z. Y nació el “hay motivo” y el “no a la guerra” (sólo la de Irak) y el “nunca mais” y el “cordón sanitario” y el “golpe de estado” y la P.A.Z. (Plataforma de Apoyo a Zapatero) y “el clan de la ceja”… y la cosa empezó a mejorar. Nada como venderse al poder. Lo de reírse de los poderosos quedó para el pasado; lo de enfrentarse a la autoridad constituida se perdió en la memoria; lo de luchar por la libertad personal e intransferible se sumió en el olvido. Y llegó la recompensa: resucitar. ¡El genio ha vuelto! Un programa a la medida de su genialidad, de su ego, de sus ideas y principios, de sus valores, de su público. Y un nuevo amo. El amargado Roures («Para amargarnos tenemos el matrimonio, los hijos adolescentes y al Opus Dei»). El troskista millonario («Yo no trabajo, yo milito… hago dinero para servir a mis ideas»). El progre tolerante (no soporto a la «derecha reaccionaria» y esa cultura política «marcada por la intolerancia, la falta de diálogo y respeto hacia el otro»). Roures, el periodista deportivo que mutó en especulador deportivo y luego en comunicador compulsivo (tele, prensa, cine… todo vale para vender el ideario); Roures, el fustigador de la Iglesia, el liberador de las mentes enquistadas en la caverna, el triunfador de los Goya (¿alguien dudaba del éxito de la tramposa y previamente fracasada ‘Camino’?); Roures, el colega de Z, el enemigo de PRISA, la punta de lanza del progresismo retroalimentado («la actual debilidad del capitalismo otorga actualidad a Marx»). Roures, el nuevo amo. Wyoming, el siervo fiel.

Ahora, tu genio vuelve a tener su sitio en la parrilla. Un poco chamuscado por la falta de audiencia, es cierto. Pero está a la altura de tu intelecto. Rodeado de mujeres serviciales, como no podía ser de otra manera, con esa imagen de genio triunfador que gastas. Y esos geniales guiones que te escriben los guionistas y que tú lees con genial profesionalidad y ensayada mueca. Y esa ironía certera, ametrallada con la rapidez genial de tu labia inteligente y mordaz. Y esa locuaz ceja en permanente erección, rendido homenaje al amo de tu amo.
Y el amo pide (ordena): «Miguelito, tenemos problemas de audiencia, así que hay que atacar a la cadena ultracatólica. Invéntate algo. Y si no se te ocurre, se lo ordenas a los guionistas. Y si no aciertan, le preguntas al Follonero. ¡Ale, a cumplir con la militancia! Y como falles, ¡a la cola del paro, con los otros cuatro millones» «¡Sus órdenes, camarada Roures!». Y claro, orden cumplida. Da igual la humillación, el engaño, la bromita o la lección. Me resbala la bronca de la Asociación de Prensa y demás periodistas de profesión. Me importan un carajo los becarios ofendidos, y mucho menos el espectador menospreciado. Ha sido muy gracioso. Y muy efectivo. Me he partido de risa, he tenido a media España en vilo, he jodido bien jodidos a los fachas ultracatólicos y he complacido al amo. Me he ganado una palmadita en la espalda. Y mañana más. Si es que soy un genio. ¡Y más listo…!

Sí Gran Wyoming. He seguido tu decadencia. Pero eres feliz. Y haces feliz a tu amo. Y a tu rendida y reducida audiencia. Y eso es lo que importa ¿no? Pues ale, tú mismo. Pero recuerda, algún día te mirarás al espejo y te darás cuenta de que ya no haces gracia. Y de que ya no eres genial, que nunca lo has sido. Y de que ya no eres libre. Ni ‘Gran’. Ni siquiera Wyoming (U.S.A.). Que te has quedado en Monzón (Huesca). Un pequeño pueblecito muy cercano a las raíces de tus antepasados, aquella familia de derechas de toda la vida que fue asesinada (salvo tu padre) por los rojos en la guerra civil. Ésos a los que ahora sirves. ¿No es genial? ¿No es gracioso? ¡Pues riamos a gusto!

Y un consejo, no olvides el cuento del eco: al final, la vida te devuelve exactamente lo que tú le has dado.


PD. Por cierto, Pequeño Monzón, si los guionistas ocultan eficazmente tu decadencia intelectual, los maquilladores ocultan con igual eficacia tu decadencia física. Sí, amigo. Hace justo un año te vi en Formigal (¿los progres esquían?) sin maquillaje, al natural, y lo juro, creí que eras tu padre. Fue tu voz inconfundible la que me sacó del error. Cuídate. Y cuida tu voz, creo que es lo único tuyo que te queda. ¿O es también la voz de tu amo?
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martes, 3 de febrero de 2009

¡Es la comunicación, estúpido! (II)


Como todo el mundo sabe, la famosa Prohibición de los años 20 fue un fracaso monumental; tan monumental como la vida conyugal de las castas damas que ilustran esta imagen. Los hombres encontraron el alcohol fuera de la legalidad y los besos fuera de casa. So simple. Desde luego, si las campañas publicitarias que promulgaban y promocionaban el absentismo manejaban estos argumentos, esta estética, este mensaje, este tono y, sobre todo, este casting, comprendo perfectamente que los americanos estuvieran borrachos desde 1919 hasta 1933, a pesar de los sobrios intentos de Elliot Ness y sus Intocables (cuyas mujeres, probablemente, serían menos intocables que las prohibicionistas del anuncio).

Pero volvamos al presente. El Partido Popular de Mariano Rajoy, al igual que la Prohibición, es un fracaso monumental. Ha perdido dos elecciones generales seguidas (¡contra el PSOE de Z y Pepiño!), ha entregado la mayoría en Galicia y Baleares, se ha encogido notablemente en el País Vasco, casi ha desaparecido de Cataluña y se ha autoinmolado en Navarra. Y hoy por hoy, con la que está cayendo en el lado del gobierno (3,3 millones de parados, 14% de desempleo, corrupción, caos y descontento generalizados) no levantan cabeza. Está claro, pues, que muchos de sus votantes han saciado su sed fuera de casa o sencillamente se han vuelto abstemios (ya no beben ni una cosa ni la otra ni la contraria). En cristiano: que sus votos se han ido a otro partido o, simplemente, se han abstenido de votar. ¿Es un problema de mensaje? ¿De argumentos? ¿De tono? ¿De casting? Es decir, de Comunicación. ¿O es un problema de ideas, principios, valores, coherencia, liderazgo…? Es decir, de Producto. Sinceramente, creo que de los dos. El producto ha cambiado, eso es innegable, aunque la dirección quiera argumentar lo contrario; no sé si poco o mucho, ignoro si para bien o para mal, pero intrínsecamente ha cambiado. Si quitas ingredientes como María San Gil, Zaplana, Acebes, Aznar, etc.; añades otros como Soraya, Pons, Cospedal o Moragas; rebajas la cantidad de Esperanza, Mayor, Vidal-Quadras…; saturas de Rajoy, Trillo y Arenas; remueves con las conspiraciones de Gallardón y no eliminas el exceso de Fraga… pues eso, que si cambias la fórmula cambia el producto. Eso en sí no tiene que ser malo, porque el resultado podría haber sido una fórmula mejorada, más eficaz, o una renovación, o un lavado de cara o un simple cambio de packaging (colores más llamativos, diseño más innovador, imagen más atractiva). Pero la percepción del votante, del consumidor, es que el producto ha cambiado; para los fieles, el cambio no es importante (y además no les satisface ninguna otra marca), pero a muchos otros ya no les gusta cómo sabe el nuevo (más dulzón o más soso o más tibio o con grumos…). Y claro, buscan opciones. Algunos las encuentran; otros no. Y si encima no sólo deberían mantener su cuota de votantes sino además ampliarla notablemente para romper tanto cordón sanitario, pues la cosa se complica. Y los objetivos de ventas se multiplican.

Pero bueno. Supongamos por un momento que, en efecto, el producto no ha cambiado en lo sustancial. Que sigue siendo la misma fórmula con un packaging renovado, actualizado, pero manteniendo idénticos valores, defendiendo las mismas ideas y principios. Vale, admitamos pulpo como animal de compañía. Entonces significa que el PP tiene un gravísimo problema de comunicación. No llega, no convence, no cae bien, no emociona, no atrae, no entusiasma, no ilusiona. NO VENDE. ¿Y cómo es posible— se preguntan en la Dirección—, si somos mucho mejores y estamos más preparados que la competencia, que son una panda de incompetentes? ¿Cómo es posible que sigamos tan mal valorados en las encuestas frente a unos mentirosos compulsivos? ¿Cómo es posible que ellos no se hundan por el peso de la crisis y nosotros no consigamos despegar? ¡E incluso retrocedamos, en el colmo del absurdo! Muy sencillo, porque la clave ya no “es la economía, estúpido” (como afirmó un ganador Clinton). Ahora “¡es la comunicación, estúpido!”. El poder que da y quita el poder.

Errores de libro
La explicación de todo esto no es fácil. Podríamos argumentar que el PP actual no convence porque confunde: despista con sus vaivenes, no tiene las ideas claras, no practican lo que platican y no explican cuanto practican. Rectifican a menudo y hacen política “pop” o sea, más centrista, más positiva y más amable (es decir, dan la razón al PSOE cuando los acusaba de crispadores y extremos). Pero el PSOE tampoco tiene valores, miente con infinito descaro y se contradice permanentemente; y sin embargo, sigue generando ilusión y confianza. Y votos. ¿Incomprensiblemente? No. Es el poder de la comunicación, ciencia que ellos dominan a la perfección, como ya vimos en el preámbulo (11 Principios de Goebbles). El golpe de efecto, el lenguaje claro y directo, la unidad del mensaje, el titular superficial, el eslogan machacón, la mentira desvergonzada, el manejo de los datos, el poderío mediático, la astucia sin escrúpulos… y la sonrisa. La magia. La emoción. La bonhomía. Sencillez y bondad. ¡Qué ternura! Pero funciona.
Por ende, existe una tradición ancestral, y especialmente enquistada en España, por la que a la izquierda se le perdonan todos sus errores y a la derecha no se le perdonan ni sus aciertos. Si a esto le sumamos que, últimamente, los errores y torpezas del PP se multiplican como un megavirus de estupidez extrema, sin vacuna conocida, pues la cosa se lía aún más.

La primera gran torpeza de comunicación del PP, que además marcó el inicio de su hundimiento, fue el Prestige. Que toda España creyera que Aznar, Rajoy y sus hilillos fueron los culpables del desastre, fue un éxito sin paliativos para los enemigos del PP, con el PSOE a la cabeza y el BNG a la cola. Y un fracaso monumental de los populares. La mujer del César no sólo tiene que ser honrada, además tiene que parecerlo. Luego llegaron el 11-M y su innecesaria transparencia informativa a tiempo real, con el inocente Acebes dando la cara (para que se la partieran), yendo siempre dos pasos por detrás del PSOE. Otro gran éxito de Rubalcaba y Cía., y la puntilla definitiva a Rajoy, antes incluso de salir al ruedo. A partir de entonces, el PP vagó perdido por la nebulosa de su propio fracaso, sin rumbo ni puerto de llegada. Definió una estrategia de oposición basada en dos frentes: la negociación con ETA y el Estatuto catalán. Y así se tiraron tres años. Sin más programa. Sin más alternativa. Sin más ambición. Mientras, el enemigo en pleno, todos a una, repitiendo con letal precisión e incansable disciplina la fatídica letanía: crispación, crispación, crispación… Y de ahí, al cordón sanitario. Y el PP con el “¡España se rompe, ETA en la calle y Zapatero traidor!”. Y tres meses antes de las elecciones, ¡zas!, se retrasa el Estatuto y ETA a la cárcel. Jaque mate. Zapatero presidente. Y esta vez sin 192 excusas de por medio. ¿Qué falló? Todo. La comunicación en pleno. Falló el mensaje (tanto desastre no era creíble). Fallaron los argumentos (anulados de un plumazo). Falló el tono (exageradamente apocalíptico). Falló el casting (Acebes no seduce; Zaplana no genera confianza; Rajoy es gallego y ejerce). Se generó lo que en publicidad llamamos “efecto boomerang”, un principio muy sencillo que viene a decir: si todos tus mensajes son negativos, acabarán volviéndose contra ti y tu imagen también será negativa. Por una simple asociación de ideas. El producto podía ser bueno, infinitamente mejor que el de la competencia. Pero los votantes no se lo creyeron. Y Rajoy perdió. Por segunda vez. Contra el gobierno más desastroso y peor preparado de la historia (a nivel nacional e internacional). Deprimente ¿verdad?


Y ahí comenzó el segundo tiempo. Una retahíla de torpezas, errores, tropiezos, candideces y nefastas gestiones de situaciones de crisis, que se han ido sucediendo como una secuencia de melodías encadenadas, a cada cual más deprimente, que el DJ Mariano se empeña en pinchar desoyendo las peticiones de su público, que quiere bailar a otro ritmo. Al de antes. Al ritmo alegre, animoso y esperanzado de siempre. Pero claro, con los cascos puestos, ni oye ni ve ni sabe ni quiere. Y mientras, Z sigue siendo el rey de la pista.

En el próximo capítulo analizaremos brevemente ese camino de torpezas que nos ha traído hasta hoy, hasta el cúlmen de la mala gestión comunicativa que está siendo el affaire de los espías, o cómo convertir en un tsunami una olita que debía haberse estrellado contra el malecón.
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