miércoles, 20 de julio de 2005

La serpiente

Esta es la historia de una mujer de buen corazón que una mañana se encontró, tirada junto al camino, una pobre serpiente casi muerta por el frío. “Llévame dentro, por amor de Dios. Llévame dentro, buena mujer” suplicó la serpiente. “Te llevaré a casa y cuidaré de ti” le aseguró la mujer. La abrigó, la puso junto al fuego y le dio leche y miel. Cuando volvió del trabajo esa noche, comprobó que la serpiente había revivido. “Eres tan bonita, pero si no te hubiera cuidado ahora estarías muerta”. La acarició, la besó y la abrazó suavemente. Pero la serpiente, en lugar de darle las gracias, le dio un vicioso mordisco. “Yo te salvé” exclamó la mujer. “Y aún así me muerdes. ¿Por qué? Sabes que tu mordedura es venenosa y ahora voy a morir”. “Oh, ¡cállate estúpida mujer!” siseó el reptil con desprecio. “Sabías perfectamente que era una serpiente antes de llevarme a tu casa”.

No sé por qué, pero esta vieja canción de Al Wilson me recuerda a cierto iluminado presidente del gobierno que se ha llevado a su casa a una serpiente moribunda, la ha abrigado, la ha puesto junto al fuego y le ha dado leche y miel. La serpiente se está curando y reviviendo con gran rapidez. ¡Bien por el presidente, qué bueno es! Lo malo es que, cuando la serpiente le muerda con saña (y lo hará), el veneno nos infectará a todos.

viernes, 8 de julio de 2005

La masacre (crónica desde Londres)

Tras el salvaje atentado terrorista de ayer en Londres, la reacción del pueblo inglés no se ha hecho esperar. Toda Inglaterra es un clamor contra el que consideran verdadero y único culpable de la masacre: el primer ministro Blair, el de la foto en Las Azores con Bush y Aznar. Cientos de manifestaciones espontáneas tienen lugar simultáneamente por todo el país (en realidad convocadas espontáneamente por los partidos de la oposición). En Liverpool, Manchester, Leeds, Bristol y otras ciudades importantes, los líderes locales del Partido Conservador y el Partido Liberal-Demócrata encabezan la masiva protesta popular. En Londres son los propios dirigentes, Howard y Kennedy, así como los líderes sindicales, quienes portan las pancartas en contra del primer ministro Blair y su partido. Las sedes del Partido Laborista han sido asaltadas y sus dirigentes y simpatizantes insultados y golpeados, al grito de “asesinos”. Los medios de comunicación cercanos a la oposición se hacen amplio eco de la masiva protesta espontánea, que va creciendo en convocatoria e intensidad.

Prestigiosos intelectuales y actores como Anthony Hopkins, Hugh Grant, Emma Thomson, Kate Winslet, Kenneth Brannagh o la familia Redgrave se han sumado a las manifestaciones y han firmado un manifiesto contra Tony Blair y la guerra. El director Ridley Scott ha insinuado un posible golpe de estado del Partido Laborista ante la situación creada. La actriz Judi Dench, en una rueda de prensa en Berlín, denuncia la falta de libertad en su país y no descarta su posible exilio.

Vencido por la presión popular, Blair retira las tropas británicas de Irak y rompe relaciones con el Gabinete Bush. Los Estados Unidos dejan de ser aliados de Gran Bretaña para regocijo de la mayoría del pueblo británico, especialmente de los actores e intelectuales.

Se nombra a un antiguo abogado defensor del IRA como Alto Comisionado para las Víctimas del 7-J. A su vez, las víctimas del IRA dejan de ser consideradas víctimas.

Se crea una Comisión de Investigación para aclarar y depurar las responsabilidades del Primer Ministro Blair y su gobierno.

El Daily Telegraph investiga, entre otros puntos negros, si la policía de Leeds está involucrada en la venta de explosivos a los terroristas, pero su labor es ignorada por el resto de los medios y atacada por el aparato mediático de la oposición.

Tras meses de (mínima) investigación, (afines) comparecencias y (guiadas) declaraciones, la Comisión llega a una conclusión unánime e incontestable: las causas del atentado han sido exclusivamente la imprevisión del gobierno y su participación en la ilegal y sangrienta invasión de Irak. El único responsable de la masacre es el primer ministro. Tony Blair y su ministro de interior son reprobados públicamente en el Parlamento.

Un año y medio después de la masacre, aún se ignora quién fue el autor intelectual. Y siguen existiendo decenas de agujeros negros que, probablemente, no se están investigando.

Conclusión: cada país tiene el gobierno (y los actores y los jueces y la policía...) que se merece.