martes, 31 de marzo de 2009

¡Órdago a la bestia!


Every picture tells a story, cantaba Rod Stewart. Cada imagen cuenta una historia. Y si Dickens nos contó la historia de dos ciudades, aquí hablamos de dos historias de un mismo ‘pueblo’. Dos imágenes, dos historias. La de ayer y la de mañana. La que ha sido superada por el tiempo (y por la razón y por la decencia y por la paciencia…) y la que aún está por estrenar, un tiempo nuevo que se espera con impaciencia desde hace 30 largos años. La primera imagen es la de la vergüenza, la del miedo, la de la rendición, la de la impotencia, la de la cobardía. Es la foto del rostro de la serpiente, del rastro de la serpiente. La imagen del «paso, paso, paso, se fue». De la partida perdida de antemano, de mano y de postre.


La segunda es la imagen de la esperanza, de la dignidad, de la valentía, del respeto, del honor recuperado, del futuro por recuperar. Es la foto del pie sobre la cabeza de la serpiente, apretando con fuerza y sin respiro. La imagen del «órdago a grande, a pares y a juego, si tenéis». De la partida que se quiere ganar, que se tiene que ganar.


Las cartas están repartidas. Patxi y Basagoiti han cortado el mus. Nunca han jugado juntos, como pareja; más bien al contrario, siempre enfrentados, Basagoiti jugando solo, o con la sombra de María San Gil, y Patxi emparejado con la cola de la serpiente, o sea, con quien ahora tiene de adversario. Eso, en esta partida, puede ser una ventaja más que un handicap, por aquello de conocer las tácticas del enemigo, sus debilidades, sus trampas. Las cartas no son malas, a priori. Patxi y Basagoiti tienen juego, y pares, y grande; y chica, si se tercia (aunque «jugador de chica, perdedor de mus», sentenciaba mi abuelo). Pero la pareja PNV-ETA es dura, y está bien compenetrada; llevan 30 años ganando una partida tras otra sin que nadie les haga sombra, y sin que nadie les haya ganado un órdago-trampa, que es su jugada favorita.


Las cartas están repartidas. Mus corrido y sin señas. Mañana, salvo desastre nuclear, Patxi cortará el mus. Y empezará la partida de verdad. Si juegan con temple, con cabeza, con convicción y, sobre todo, con complicidad (sin tonterías, sin peleas, sin reproches, si echarse en cara «no tenías que haber metido tantas» o «¿cómo has podido ver ese órdago, animal?» o ¿«es que no has visto la seña, cagoensós?»), si juegan como si hubieran jugado siempre juntos, como verdaderos compañeros de mus, tendrán mucho ganado. No será fácil, pero sólo así habrá esperanza de derrotar a la bestia. Sólo así se borrará la imagen de la otra partida, la imagen del miedo, de la vergüenza, de la cobardía. Sólo así se borrará un pasado pesado como una losa, como miles de losas, muchas de ellas con sus santas cruces y sus viles epitafios («asesinado por español»).


La partida ha comenzado. Patxi y Basagoiti se miran. Sonríen. Ahora crucemos los dedos, no podemos hacer otra cosa («los mirones son de piedra y dan tabaco»). Salvo rezar. Lo que está en juego no son unos garbanzos (o unas nueces). Lo que nos jugamos en esta partida es la libertad de muchos. Y el futuro de todos.

¡Corto el mus!...


PD. Por terminar por donde empezamos: en el álbum “Every Picture Tells a Story” sonaba también la canción “Reason to Believe” (razón para creer). Magnífica banda sonora para esta foto. Ojalá creamos con razón.


jueves, 26 de marzo de 2009

Obama ama a Mister Paz. Pero odia a la Chacón

Lo dice Pepiño. Y si lo dice Pepiño, es que es verdad y punto. Porque si hay un líder mundial que conoce a Obama desde lo más profundo de sus pensamientos, y que a su vez es admirado, respetado y enormemente querido por el propio Obama, ése es Pepiño. No en vano el nuevo y flamante presidente de los Estados Unidos le debe prácticamente la presidencia de los Estados Unidos al apoyo inconmensurable de Pepiño, a pesar de que nuestro estadista más internacional no quiso interferir en el resultado de las elecciones (en las americanas, claro, no en las gallegas, en las que sí interfirió y mucho; y hasta ejercitó el voto). Por pura modestia, se entiende. Y es que Pepiño es así.

El caso es que nuestro excelso admirador-de-Obama-admirado-por-Obama sigue rindiendo pleitesía a su nuevo dios negro de Harvard (que no de Harlem) sin dejar de adorar a su dios blanco de León (o de Valladoliz, que nunca me aclaro). Y aunque en sus primeros 50 días el dios negro de Pepiño ha hecho poco más que seguir discurseando, Pepiño ha decidido que ha hecho mucho, y que además todo ese mucho que ha hecho ha sido gracias a la influencia positiva de su dios blanco. O sea, que los 50 primeros días de Obama están llenos de logros que Obama a copiado a Mister Paz. Y eso es porque Obama ama a Mister Paz. Y si aún no le ha llamado por teléfono, ni se ha fotografiado con él, es por pura y simple timidez, no por desprecio ni por pereza ni por cuestión de idioma. Y la prueba de todo esto cuanto acabamos de señalar se encuentra, prístina e irrebatible, en el mismísimo blog de Pepiño (una de las lecturas obligadas del mismísimo Obama, que todas las semanas, invariablemente, deja algún comentario halagador bajo el astutamente confuso y doblemente metafórico nickname de “B. White”).

Cito literalmente del Cuaderno de Pepe Blanco (o White):

«Es tradición esperar 100 días para hacer una evaluación del trabajo que desarrolla un responsable político al llegar a su puesto (…) Pero han pasado alrededor de 50 y no me resisto a comparar algunas de las medidas puestas en marcha por el Presidente de los EEUU y las aplicadas por el Gobierno de España.

Obama anunció la retirada de las tropas de Irak. El Gobierno de España ya lo materializó. Ha apostado por el multilateralismo frente al unilateralismo de la etapa Bush y acaba de dar a conocer que participará en la cumbre de la Alianza de las Civilizaciones que copatrocina Zapatero. Propone un programa histórico de inversión pública que, con el apoyo de otras administraciones (estados y autoridades locales), creará y reparará infraestructuras y servicios para la comunidad (escuelas, inversión sanitaria, etc.). Zapatero ya ha puesto en marcha el “Plan E”, con ese mismo objetivo (…)
Obama devolverá 500 dólares a cada declarante (es algo menos que los 400€ comprometidos por Zapatero) (…)
Obama ha extendido la protección a los desempleados ante el aumento del desempleo en EEUU (Zapatero está incrementando esta protección para los que pierden el empleo y para sus familias).
Ayer Obama firmó la autorización para la investigación con células madre que Bush había prohibido. Zapatero impulsó este estudio en España que el PP impedía. Obama también apuesta por el cambio de modelo energético para acabar con la dependencia del petróleo: eficiencia y renovables. El propio Obama nos puso como ejemplo de país avanzado en energías renovables…»

Pepiño tiene razón (como siempre). Todo el mérito de Obama se debe a la clarividencia y sabiduría estadista de nuestro siempre poco valorado presidente. ¡Ay, cómo nos metemos con él sin motivo ni razón! ¡Si es que somos unos envidiosos y unos desagradecidos! Con el respeto que emana de su simple presencia ante cualquier eminencia internacional. ¡Pero si todos caen rendidos ante su solidez de líder del mundo mundial, ante su carisma infinito, ante su retórica implacable y seductora a un tiempo, ante su mirada limpia y su sonrisa inmarcesible! Si es que... ¡cómo es!

O cómo era. Porque un negro nubarrón se cierne ahora sobre su universal iluminancia y ensombrece su brillo refulgente. Obama ya no lo ama como antes. Los líderes que ayer lo admiraban con indisimulada pleitesía, hoy miran hacia otro faro que los guíe por este valle de tinieblas. Su solidez de líder del mundo mundial se ha resquebrajado como fino cristal de Bohemia; su carisma infinito se ha ajado como una florecilla silvestre bajo la cruel helada; su retórica implacable y seductora ha enmudecido dolorosamente; su mirada limpia ya no mira, sólo llora; y su sonrisa inmarcesible no es sino una mueca de inmarcesible soledad. ¡Ay, la pena me aflige! ¡Pobre Mister Paz! ¡Pobre, su fiel Pepiño! ¡Obama ya no os ama! ¡Ay!

Mas, ¿quién es el causante de tanta zozobra? O más bien ¿quién es la causante de tanta zozobra? La Chacón. La pacifista, la antimilitarista, la Rubianista, la nacionalista, la presidencialista, la que se ha pasado de lista, la pareja del publicista. La mega protagonista. La que pasa revista a la tropa disfrazada de esmoquin o de camuflaje, según le dé; la que se salta los saludos a la Bandera, los vivas a España o los homenajes a la Constitución (ocultando que estaba de puente, por cierto); la del viaje a Afganistán con la tropa de ginecólogos, la salus y el pediatra de guardia; la de los golpes de efecto, la de una imagen vale más que mil órdenes, la de espejito espejito ¿quién es la ministra más valorada? La del karma guai. O sea, la Chacón. La que ha montado un pollo internacional tonto, inoportuno y chapucero que ha caído como una bomba de racimo en la OTAN, en la Casa Blanca, en los aliados, en los simples conocidos, en la prensa internacional y hasta en el banquillo de Llamazares, que estaba indignado el tío (y éste, ¿qué hace ahí todavía?). En fin, que se ha lucido, la del karma. Y de paso, ha sumido a su jefe en una profunda desazón (“¡Ahora que me iba a llamar Obama, sinif… ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por quéee!”).
Pero no nos engañemos, el verdadero culpable de esta desafortunada espantada verbal y táctica no es la Chacón, es… tatachaaaaan… ¡Barroso! El del marketing institucional e institucionalizado. En efecto, el ex publicitario ex director de comunicación de Mister Paz y ex director de la Casa de América y ahora ex ex publicitario, andaba un poco desentrenado en esto de los eslóganes y, practicando en casa junto a su compañera ministra, empezó a desglosar todo su potencial creativo en busca de la frase mágica de turno. «Imagina, Carma, que tuvieras que irte de Kosovo con toda la tropa, para hacer un poco el paripé de cara a las Europeas y de cara a Obama, que te va a pedir un turrón de soldados pacifistas para su misión de paz en Afganistán ¿me sigues? Bien. Pues si eso sucediera, un suponer, no podrías irte así, por las buenas. Los acontecimientos históricos requieren frases históricas: Veni, Vidi, Vici; Sangre sudor y lágrimas; No a la guerra; Ser o no ser; Adelante mis valientes; D’artañán al ataqueee; La chispa de la vida —Barroso estaba lanzado, imparable, y su mente no paraba de parir una frase detrás de otra, como quien respira—; Busco a Jack’s; Hoy comemos con Isabel; Mi caaaasa; Vuelve, a casa vuelve, por Navidad… —y de pronto, ¡chas! se hizo la luz—. ¡Chicos, nos vamos a casa! ¡Volvemos a casa! ¡¡Eso es!! ¡Lo tengo, lo tengo! ¡¡Eurekaaa!!»

El resto, es historia. Desgraciadamente. Otro acontecimiento histórico que los países de nuestro entorno recordarán durante muchos años. Porque los países no se quedan con el nombre del gobernante de turno, o de su ministro o ministra, se quedan con el nombre del país. Y este agravio lo ha cometido España. "Como mínimo, los españoles son unos maleducados" (Il Corriere della Sera). Como mínimo, somos gilipollas.

Mientras tanto, Obama está negro, o sea, muy muy cabreado. Y Pepiño está deshecho. Tanto, que hasta ha adelgazado. La Chacón, defendiéndose como gata panza arriba. Moratinos, en su lejano planeta inescrutable. Y Mister Paz, perdido en su karma de incongruente alucinancia. «¿Quién eres tú? Ya no lo sé, señor, he cambiado tantas veces que ya no lo sé» (Alicia en el País de las Maravillas). Pues eso.
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lunes, 23 de marzo de 2009

Robin Hood, el sastrecillo fraudulento y otros cuentos de robar


Pues ahora resulta que quieren acabar con la leyenda de unos de los héroes más admirados por los niños, los oprimidos y los desheredados de la tierra desde siglos ha. Hablamos nada menos que del mismísimo Robin de Locksley, o sea, Robin Hood, para entendernos. Y va y dice un tal Julian Luxford (que tiene nombre de malo de Supermán), presunto medievalista de la universidad de St. Andrews, en Oxford, que el gran Robin, el honrado Robin, el generoso y rebelde Robin era un farsante. ¡Que caiga el cielo sobre nuestras cabezas! Y el tío derrumba 700 años de mito universal, Hollywood incluido, por una presunta inscripción en latín, de 23 palabras exactamente, escritas por un monje anónimo en los márgenes de un libro de historia allá por el 1460, año más, año menos. Y digo yo que este Luxford de Oxford tiene el mismo método de investigación, y por consiguiente la misma credibilidad, que el diario independiente de la mañana, la tarde y la nocturnidad, y sus Mercaderes y demás astutos y honorables sabuesos a lo Sherlock Holmes, pero cuando iba puesto de vicodina hasta la última neurona, elemental. Y claro, uno duda, porque uno es bienpensante y se fía. Y uno no sabe ya si Robin Hood era un “hombre honrado” a lo Julio César en palabras de Marco Antonio, según versión del maestro Shakespeare, o era un Robin Hood al estilo planeta Melmac, que “robaba a los ricos para hacerse un chalet” (o un ático, tanto da), según palabras del inefable y entrañable Alf. Yo, en mi modesta visión de las leyendas, las verdades, las mentiras, los fraudes y la vida en general, prefiero quedarme con el Robin Hood de mi infancia, o sea, el gallardo, simpático, rebelde, bravucón, aventurero, noble y ligón de Sherwood encarnado por Errol Flynn, que siempre ha sido y será el auténtico Robin (ni el mudo Fairbanks, ni el crepuscular Sean Connery, ni mucho menos el soso Kevin Cosme o Costner o loquesea); y si el Robin de Errol robaba a los ricos para dárselo a los pobres, es que era así y punto, por mucho que venga ahora el presunto Luxford de Oxford ése a afirmar lo contrario, que seguro que domina el latín lo mismito que el erudito Pepiño, o sea, Amén.
Pero ya que hablamos de leyendas, de cuentos, de farsantes y de ladrones, me vienen a la cabeza, así, a bote pronto, unos cuantos chorizos y chorizas ibéricos e ibéricas que sí están haciendo honor a su leyenda, sin necesidad de presuntas traducciones de anónimas anotaciones al margen ni de interpretaciones posibles o imposibles. Éstos son ladrones de pro, o sea, profesionales y probados, que roban a los ricos, a los pobres, a los poderosos, a los parados, a los frailes, al fisco y a la madre que los parió, si se tercia. Muy democráticos ellos. Muy paritarios. Y muy abundantes.

Sólo vamos a enumerar los de la última semana, que si no esto nos ocupa más que las obras completas de los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen al alimón. Veamos:

· El presunto sastre de la gürtel, o sea, de la correa, que empezó de sastrecillo valiente y ciudadano ejemplar, siguió por Pedro y el lobo, cayendo en su propia mentira, y ya va por el ladrón de Bagdad, dejando agujeros de 500.000 euracos y falseando facturas en el sótano, en plan bruja de Blancanieves preparando la manzana envenenada para vendérsela a El País. Y el "yes we Camps", pues eso, que el traje invisible del emperador.
· Otra historia para reír y no parar son los 1.200 millones de euros de deuda histórica, que no salen de la lámpara maravillosa, precisamente, sino que vamos a pagar a Chaves entre todos los españoles, como premio por mantener a su gente a la cola del mundo civilizado. Olé, olé y olé.
· Y luego está lo de la lechera de Manacor, o sea, la Munar y su pléyade de lecheros, Antich a la cabeza, que llevan años cobrando peaje sin que se les rompa el cántaro; hasta ahora, claro, con 17 detenidos por cohecho, malversación, prevaricación y falsedad. Y es que tanto va el cántaro a la fuente…
· El arquitecto Midas de Gijón, que todo lo que toca se convierte en euro, sobre todo si es verde y con forma de terreno; y si encima es suyo, más todavía: como a 600.000 o así en plusvalías recalificadas, o reconvertidas más bien, de heno a oro.
· La ratoncita Pérez de La Muela, la del brindis con Bermejo (hay foto), que lleva 22 años de alcaldesa recolectando dientecitos en forma de delitos incisivos, y que ha ido a parar con sus muelas a la cárcel, con todo su séquito de ratas (17) por corrupción, cohecho y blanqueo (y no de dientes, precisamente).
· El pulgarcito de Mallorca, que en lugar de piedrecitas va dejando toneladas de onerosa grava por las carreteras que le indica su socio, el consejero de Obras Públicas, que ya es casualidad... o causalidad.
· La princesa Cisne, o sea, la Bibi, que además de provocar el canto del cisne involuntario a miles de niños no nacidos, ha repartido 2.450.000 euros entre asociaciones mayormente feministas y amigas; y si son del cine y de la ceja, pues todavía más. ¡Ah, cuánta hermosura!
· Y claro, luego está la gallina de los huevos de oro, o sea, papá Estado, que subvenciona a los colegas de la ceja (hombres y mujeres indistintamente) con más dinero del que recaudan en taquilla (85 millones subvención – 81 millones recaudación). ¡Manda huevos!
· El príncipe y el mendigo, otros personajes con mucho cuento, abundantes en el gobierno y aledaños que se dedican a vivir como reyes de la poltrona administrativa y que mendigarían un sueldo basura en la empresa privada (si alguna vez dejaran la poltrona, cosa harto improbable). Ejemplos: Bermejo, 11.000 euros de triple sueldo al mes; Pajín, 13.000 de su doblete mensual; Solbes, la Bella Durmiente, más de 25.000 euros de pensiones, indemnizaciones y demás si se jubila, como premio, suponemos, por haber arruinado el país (con minúscula).
· Y claro, tenemos también el alguacil alguacilado, o el de la vuelta al mundo en 80 permisos, o el Garzón con botas, o el justiciero de la nocturnidad, tanto da, que le han pillado con el carrito del helado por valor de 203.000 euritos sin declarar, y no sé cuántos presuntos en libertad después de haber declarado. Le gusta el dinero más que al rey Juanito sin Tierra de la versión Disney de Robin Hood; o sea, que le va el business, dicen, sus colegas. Y viajar, en business, of course (¿o era curse?).
· Y la jefa, en las maravillosas aventuras de Barbie y la viceprincesa Rapunzel (versión arrugada), que tiene más vestiditos que la cincuentona muñeca cursirrubia y nadie le ha pedido las facturas; y encima hace trampas en el censo para robarle un voto a Camps y, a día de hoy, que yo sepa no se ha estrenado Las Aventuras de ViceBarbie en el Castillo de Garzón. ¡Exigimos subvención ya! Y que la dirija el internacionalísimo y forradísimo Almodóvar.
· Y está también lo del “patillas”, bardo, alcalde y pirata de Alcaucín, y lo de Elche y el alcalde prevaricador amigo de la Pajín, y lo de la información privilegiada de Rubalcaba, y lo del juez de Ibiza que cobró de la abogada del PSOE y… y lo del ático de Pepiño (que aunque no es de esta semana, siempre mola recordarlo). Y Mister Paz, el iluminado, que sigue inmerso en el País de las Maravillas, enredado irremediablemente en su muy suya y muy absurda realidad, del que no le saca ni el "aterrador" ogro Krugman, el Nobel de Economía que ha venido a despertar a Z y se va con el Plan E bajo el brazo.

Pues eso. Que la historia hace un remake y volvemos al cuento de Alí Babá y los 40 ladrones, como en los viejos tiempos. Nostálgicos que somos, oye.

Y por terminar con un clásico, que siempre vienen a cuento, citaremos al poeta romano Décimo Junio Juvenal:, muy satírico y muy sabio él «Ayer eran rufianes de la calle, hoy controlan nuestras vidas, mañana serán los limpiadores de las letrinas públicas.» Así sea.
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martes, 17 de marzo de 2009

El lince de los obispos y el mono de los diputados


Estoy totalmente de acuerdo con la nueva campaña de los obispos en defensa de la vida de los humanos no nacidos; aunque a priori pueda parecer simple, incluso simplista, creo sinceramente que no lo es en absoluto. Es certera y directa, fácil de entender y plenamente justificada en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Los nuevos valores que nos quieren imponer desde el gobierno, la televisión, los foros, los líderes de opinión, internet y la calle han convertido el ecologismo en la nueva religión; si eres ecologista, eres bueno, eres solidario, eres “humanitario”. Ésta es la gran paradoja. Y la gigantesca hipocresía. Mientras nos desvivimos por defender a muerte los huevos de la malvasía cabeciblanca o del quebrantahuesos, seres vivos dignos de protección, esta sociedad nuestra tan ecologista y tan “humanitaria” se desvive con idéntica vehemencia por exigir la muerte de miles de niños no nacidos, seres vivos no tan dignos de protección. No es demagogia, como algunos nos quieren hacer creer. Es la pura y maldita realidad. Los huevos de malvasía cabeciblanca encierran en su interior una vida preciosa que tiene que florecer para alegrar nuestras propias vidas. Pero lo que una madre humana encierra en su seno no es más que un bombo o un quiste o un conjunto más o menos informe de células con apariencia más o menos humana pero que, en ningún caso, tiene por qué florecer ni alegrar nuestras vidas si la madre que lo protege en su seno decide no protegerlo más, sin mayor razón que la de ejercer su derecho a no querer esa vida y, por tanto, con todo el derecho (incluso obligación) a ejercer su derecho a “interrumpirla” (como decía el sabio Julián Marías, tan hipócrita es «llamar al aborto interrupción del embarazo, como llamar a la horca interrupción de la respiración»).

Será porque el huevo de malvasía cabeciblanca no forma ya parte del cuerpo de la madre, por lo que la malvasía cabeciblanca madre no puede ejercer ningún derecho sobre él. Y lo mismo, claro, con la cría del lince ibérico. Aunque, ¿se imaginan que un automovilista despistado atropellara accidentalmente a una hembra de lince ibérico preñada, en la carretera M-501? Se instauraría la cadena perpetua en el primer consejo de ministros y ministras y al despiadado homicida le caería todo el peso de la ley, con Garzón a la cabeza (él caza especies no protegidas y además con licencia, no como otros…). Y, de paso, a la presidenta Aguirre también, responsable directa por haberse empeñado en construir la despiadada autovía y poner en peligro cierto tan preciosas vidas.
E insisto, no es demagogia. El valor que se le da a un feto humano no deseado por su madre es cero. Punto. No vale nada. Es inexistente. Y me da igual que tenga 50 años o 16 (que ésa es otra). Si matar a un humano no nacido es un derecho vital y pisar un huevo de malvasía cabeciblanca es un delito penal, esta sociedad tan ecologista, tan solidaria y tan “humanitaria” lo que está es muy, muy enferma. Y es muy poco racional, ya puestos.

Toda esta reflexión me lleva hasta aquél asunto de los grandes simios que se debatió en el Congreso, allá por junio de 2008, acerca de lo cual escribí un artículo que viene muy a cuento, y que aprovecho para recordar. Si cambiamos mono por lince, ya tenemos la campaña de los obispos.


«Hoy la noticia "humanitaria" del día es que el Gobierno de Ezpaña quiere abanderar en Europa el Proyecto Gran Simio, ése que pretende aplicar los derechos humanos a los gorilas, chimpancés, bonobos y demás especímenes casi, casi humanos. Literalmente se trata de «proteger a los grandes simios del maltrato, la esclavitud, la tortura y la muerte», así como de prohibir que se experimente o investigue con ellos (y ellas), ya que son los seres vivos más evolucionados y parecidos a nosotros (y nosotras): nada menos que compartimos un 98% de ADN, un poco más que con el gusano nematodo (75%), que debe ser muchísimo en ambos casos, en vista de lo que se parecen tantos humanos a los primates y, sobre todo, a los gusanos (aunque nos separe más porcentaje de ADN, ¡qué cosas!).
¡Pues me parece muy bien, oye! Lástima que otros seres igual de vivos, y mucho más humanos (¡su ADN coincide en un 100%!), no merezcan la misma consideración ni la misma compasión. Lástima que, aun teniendo su información genética ya completa, por el simple y trágico hecho de no haber nacido, no sean considerados seres más humanos que los gorilas, los chimpancés y los bonobos. Lástima que cada año 100.000 de estos seres 100% humanos no merezcan ser tan protegidos de la tortura y la muerte como los primates. Y encima se piden cada día más muertes sin el menor recato, como si fuera la cosa más natural del mundo... y no pasa nada. ¿Se imaginan que un grupo de ciudadanos pidiera, o mejor, exigiera, asesinar a 100.000 gorilas, chimpancés y bonobos al año por daños psicológicos? ¿Y que encima cada año exigieran poder matar más y con total libertad? ¡Menuda salvajada, ¿verdad?!
Pues eso, y nada más que eso, es lo que muchos pedimos. Si estos políticos tan progres y tan humanitarios quieren los mismos derechos que los humanos para los simios, nosotros sólo queremos los mismos derechos de los simios para los niños, aunque aún no hayan nacido.

Por cierto, la iniciativa ha sido aprobada por unanimidad en el Congreso, votos del PP incluidos. ¿Habrá una iniciativa igual de solidaria y humanitaria -por parte del PP, por ejemplo- a favor de esos pequeñitos seres humanos, tan inocentes como un chimpancé o más? Sinceramente, me temo que no.»
(Blog de Mister Paz. 26 de junio de 2008)

(Os invito también a leer otro artículo reciente sobre el barco abortista y la fiesta que se quiso montar la Bardem: "Los 100.000 hijos de la nada".)


Pues eso. Que lince sí. Niño, también. Sobre todo niño también.

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viernes, 13 de marzo de 2009

¡Es la comunicación, estúpido! (y IV). Just do it!


El año pasado se cumplieron 20 años de la creación del “just do it” de Nike, en 1988. Probablemente el eslogan más conocido y reconocido de la historia de la publicidad mundial; y probablemente también el más longevo; y el más eficaz. El que ha reflejado, transmitido e interiorizado los valores de la marca de una forma tan potente, que incluso ha absor-bido a la propia marca. Nike ya no es Nike, es “just do it”. Un reto permanente de superación, de autoafirmación; un desafío profundo, sincero y directo a la propia naturaleza de cada uno, sea ésta cual sea, en la competición o en el día a día, en el deporte o en la vida cotidiana, en la juventud o en la vejez, en la salud o en la enfermedad. Es, además, un mensaje de confianza, de fe en uno mismo —«sé fuerte, confía en ti, tú puedes hacerlo»—; y, viviendo en los tiempos de nihilismo en que vivimos, es, además, un necesario grito de rebeldía: «si quieres hacerlo, hazlo; actúa, nadie más lo va a hacer por ti, nadie más debería hacerlo por ti». Y siempre pasado por el tamiz del guiño cómplice al público, incluso del humor, arma infalible en Publicidad. “Just do it” es la Comunicación en el nivel de perfección más absoluta. No sólo el mundo entero (literalmente) entiende y valora su mensaje, sino que, sobre todo, gentes de toda nacionalidad, sexo, edad y condición quieren identificarse con él, quieren ser parte de él, quieren ser él. Desde la élite de los mejores deportistas de la historia hasta el más modesto de los aficionados al deporte más minoritario. Eso es comunicación eficaz, y lo demás son tonterías.

Este año, se cumplen 20 años de la creación del Partido Popular, en 1989. Pero, a diferencia de Nike, su comunicación está más bien lejos de la perfección, y no muy cerca de la eficacia (como ya hemos visto a lo largo de los anteriores capítulos, y de anteriores retos electorales… a excepción de las últimas elecciones gallegas). Pero no hay nada imposible, ni siquiera para el PP: «Si piensas que puedes cambiar el mundo, puedes —afirma Don W. Blair, vicepresidente de Nike—. Los errores son inevitables; lo que cada uno haga con ellos es lo que cuenta. Dispón de tiempo para autoeducarte. Comete errores, analiza el tipo de error cometido y aprende de él».
Pues en eso estamos. Vistos y analizados los errores pasados, desentrañada la estrategia goebblesiana del adversario, examinado el contexto político y social de esta Ezpaña nuestra del “todo vale”, ahora toca aprender y proceder. Ahora toca pasar a la acción. “Just do it!”.

Pero en publicidad, y en la comunicación en general, pasar a la acción no significa actuar de cualquier forma. No es sólo ‘hacer’, sino sobre todo ‘saber hacer’, ‘hacer adecuadamente’. Es necesario primero definir unos objetivos concretos, establecer una estrategia adecuada para cumplirlos y diseñar una solución creativa que asegure los resultados. En este caso, los objetivos están claros: conseguir votos. La estrategia, vistos los resultados de anteriores intentos, no está tan clara. Y de la solución creativa —digamos… ‘pop’— mejor no hablemos. Desde el punto de vista de la comunicación, lo que debe hacer el PP es algo tan simple y tan difícil como conseguir que ser simpatizante del PP no se convierta en un estigma, sino en una aspiración. En algo deseable. Que con el mismo orgullo (y convencimiento) con el que la izquierda levanta la ceja, los votantes de derechas afirmen sin complejos “SOY POPULAR”. En eso estamos.

Y si el PSOE se guía eficazmente por los 10 principios de la propaganda de Goebbles, desde aquí, como somos más chulos, proponemos 20 principios de la Publicidad que, bien aplicados, pueden facilitar al PP las claves para una comunicación eficaz, que cumpla objetivos y proporcione resultados.

1. Identificación. Lo primero en cualquier relación es presentarnos. Conocer al target. Saber a quién vamos a dirigirnos (¿Simpatizantes? ¿Indecisos? ¿Jóvenes? ¿Periodistas?), dónde encontrarle, qué estará haciendo. Cómo y cuándo lo podemos sorprender, persuadir y retener para que establezca con nosotros una relación beneficiosa y duradera. Luego, extender la mano y empezar con un “hola”.

2. Cercanía. Para llegar al consumidor/votante hay que entenderle, pisar su terreno, calzar sus zapatos. Sólo así podrá sentirse cerca y cercano. Generar empatía. Como me comentaba en una ocasión Alejo Vidal-Quadras: bajarse del coche oficial; salir del despacho; ir al bar, departir con la gente, tomar el pulso al ciudadano; como aquella campaña “que no te lo cuenten”. Algo que, por ejemplo, Aznar despreció durante sus últimos años.

3. Implicación y complicidad. Nike, Coca-Cola, Axe, Harley, Renault, Heineken… incluso Zapatero, son marcas que han creado esa corriente de complicidad con sus consu-midores, de identificación con los valores que representan, con su personalidad. El PP tiene que aspirar a que los ciudadanos se sientan involucrados en su proyecto, protagonistas de la historia que contiene. Conectar no es sólo caer bien, también es identificarse, entender y confiar. Participar.

4. Tono y Lenguaje. Habla a tu público como habla tu público. Utiliza las palabras habituales de los oyentes y no las propias del comunicador político. Piensa que si no te entienden no se van a esforzar por entenderte, porque tú no te esfuerzas en que te entiendan. Desconfiarán. Hay que evitar el lenguaje barroco, técnico, de funcionario. O forzado. Tiene que fluir con naturalidad y ser creíble (la campaña rapera del “bombo” del Ministerio de Sanidad es un ejemplo de cómo quedar ridículo intentando pasar por guai).

5. Interacción. Hemos pasado de la era de la información a la era de la interacción. La buena comunicación es ahora una experiencia. La atención es algo que surge por medio de un interés previo, que se cultiva. El usuario de la comunicación interactiva no es simple receptor de un mensaje, es también el centro de una experiencia. No se trata sólo de escuchar, es actuar, participar: just do it!

6. Simplicidad. Eliminar lo obvio y añadir lo relevante. Desechar textos repetitivos, tópicos mencionados por todas las marcas (partidos), guiños que nadie entiende, etc.; y centrarse en mensajes relevantes, que aporten valor, que te diferencien de la competencia, que den una buena razón para moverte del sillón, ir a la tienda y comprar tu producto, o sea, votarte.

7. Pero no simplismo. El peligro de huir de un enfoque complejo es que la simplicidad se convierta en simplismo, caer en lugares comunes, de forma que tu mensaje se acaba pareciendo a cualquier otro. O sea, no decir nada. Cuando una marca tiene un producto suficientemente bueno y diferente, no debe tener miedo de explicarlo cuanto sea necesario para apreciar su valor. La clave está en el lenguaje. Si se explica bien, se entenderá bien.

8. Claridad. Para transmitir un mensaje con claridad, primero hay que tener claro lo que se quiere transmitir. Parece obvio, pero no siempre se hace. Señores/as del PP, hay que ir al grano. Bajar de los cerros de Úbeda de una vez por todas. Dejarse de circunloquios, galleguismos, y ‘sí pero no’. Para no dar pie a interpretaciones sólo hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. ¿Está claro?

9. Confianza. Es el valor de marca del PP. Y como tal tienen que cuidarlo, mimarlo, y explotarlo. El PP debe transmitir seguridad, eficacia, sentido común, es su diferenciación frente a otros. Y SOLIDEZ EN LOS VALORES Y EN SU DEFENSA. El titubeo, la duda, las innovaciones innecesarias sólo generan desconfianza. Y eso el PP no se lo puede permitir. Porque no tiene otros valores que sustituyan a éste. No olvidemos que el político, como el publicitario, produce desconfianza por defecto. Pero una buena marca es el paradigma de la confianza. Y el PP debe ser una buena marca.

10. Solidez y Coherencia. Si la solidez de los principios no está regida por la coherencia en los actos, no es más que humo, palabrería. Dejemos el “haz lo que digo, no lo que hago” de Chomsky para la izquierda. El PP debe ser ejemplar, en el sentido de predicar con el ejemplo. Es otra pata de la confianza. Debe creer en lo que dice que cree y ejercerlo sin complejos.

11. Hechos vs. Demagogia. El PP es el partido de los hechos. Ése fue el triunfo de Aznar. La demagogia no les va, no la dominan… ni falta que hace. En Publicidad, si tienes algo tangible que vender, comunícalo; si no lo tienes, invéntatelo; y sea lo que sea, hazlo creíble, demuéstralo. Después de afirmar «puedo formar 50 gobiernos infinitamente mejores que los de Zapatero», Rajoy debió luego entonar la alineación de memoria, sin esconder a ninguna de sus estrellas. Si no, se convierte en palabrería, en fanfarronada, en chascarrillo. En demagogia barata.

12. Razón y emoción. Los simpatizantes populares están bien faltos de emociones. Y no digamos los no simpatizantes. El PP no conmueve. Y si no conmueve, no mueve. Emocionar es llegar de forma más convincente y quedarse de forma más permanente. Por supuesto, sin olvidar los aspectos racionales (que es lo que nos diferencia del PSOE). Tomamos gran parte de nuestras decisiones con el corazón, y después las revestimos de racionalidad para justificarlas. El reto es mantener el nivel emocional, aunándolo con un enfoque más simple y directo.

En los años 80 Pepsi lanzó una campaña muy racional, basada en la degustación a ciegas de Pepsi y Coca-Cola; en los tests, los consumidores preferían el sabor de Pepsi (más dulce), pero al quitarse la venda elegían su Coca-Cola de siempre. El departamento de marketing de Pepsi olvidó (algo tan obvio y tan importante) que una marca como Coca-Cola no se bebe únicamente por su sabor.

13. Conocer a la competencia. Y sobre todo, no subestimarla. Cuáles son sus armas, sus tácticas, sus secretos. Saber lo que es capaz de hacer (para el PSOE “todo vale”). Conocer a sus aliados. No caer en sus trampas. Anticiparse siempre. Marcar los tiempos. En una palabra, ser más listos. Lo peor: ir a rebufo.

14. Defensa y Ataque. No se puede estar siempre a la defensiva, y mucho menos siendo oposición. Da la sensación de padecer un incurable complejo de culpabilidad. En Publicidad, si un producto es atacado por la competencia puede tomar dos posiciones: obviar el ataque y centrarse en sus beneficios; o atacar el punto más débil del competidor. En todo caso, midiendo muy bien las posibilidades de éxito, si no, el efecto del fracaso se puede multiplicar.

15. Comparación y contraste. La Publicidad comparativa, muy utilizada en EE.UU., por ejemplo, puede ser muy útil, para poner en evidencia determinados hechos concretos del competidor, reforzando el equivalente de nuestro producto. Remarcar las diferencias. Pero no conviene abusar, debe ser utilizada como táctica, no como estrategia. Las comparaciones son odiosas, y siempre se pueden volver en nuestra contra. Hay que tener muy claro qué se compara y en qué circunstancias.

16. Unidad. No es posible realizar una buena campaña de Publicidad si el director de marketing quiere comunicar una cosa, el brand manager otra y el fabricante del producto una bien distinta; y si, además, en la Agencia de Publicidad el departamento de cuentas no se pone de acuerdo con los creativos y el planner va a lo suyo, pues apaga y vámonos. Si no hay unidad de estrategia, de criterio y de mensaje, el plan se desmorona. Si hay contradicciones, dudas, ajustes de cuentas, vaguedades, etc. la cosa no funciona. Fuenteovejuna, todos a una. Y los trapos sucios, en casita.

17. Prescriptores. En cualquier campaña publicitaria, una cara famosa ayuda a comunicar tu mensaje y a identificarse con él. Genera confianza, refuerza la credibilidad y provoca simpatías. Esto lo sabe muy bien el PSOE, y lo explota hasta el máximo con sus artistas de la ceja. El PP debe encontrar sus propios prescriptores, (deportistas, intelectuales, artistas, empresarios…) y debe mostrarlos, utilizarlos, en cualquier oportunidad, no sólo en periodo electoral. Y hacerlo con naturalidad. Sin complejos.

18. Humor. Ganar simpatías sin perder simpatizantes. Este es el reto del PP. Y para lograrlo, hace falta caer simpático. Estar todo el día cabreados no ayuda. El público necesita una válvula de escape de vez en cuando. Una ironía, un guiño, una sonrisa. La simpatía es un valor en sí mismo. Es la mejor herramienta para convencer, para atraer, para conectar. Los publicitarios lo sabemos, por eso el humor es un arma recurrente en publicidad. No se trata de hacernos los simpáticos, sino ser simpáticos. Pero de una forma natural, si no se tiene, no se tiene; habrá entonces que buscar a las personas adecuadas. No olvidemos que ser serio no significa ser antipático. ¿Verdad, señores/as del PP?

19. Todo comunica. Vivimos en la era de la comunicación integral, multidisciplinar, también llamada 360 grados. Virales, internet 2.0, blogs, foros, redes sociales, televisión analógica, digital y tdt, radio, móvil, punto de venta, prensa, street marketing, buzz… Las posibilidades de comunicar se multiplican y la segmentación del target es una realidad; pero cada público y cada medio tiene sus técnicas. No es lo mismo un telediario que un mitin, una rueda de prensa que un pasillo, una entrevista pactada que un asalto periodístico. Y tampoco es lo mismo cómo va a quedar tu mensaje en FaceBook, en El País, en 59 Segundos, en un blog o en una valla. Hoy, más que nunca, todo comunica. Pero hay que hacerlo bien. Que se lo digan a Obama… y a Basagoiti.

20. PROFESIONALIDAD. Así, en mayúsculas. Decía Bill Bernbach, el gurú de la Publicidad moderna: «Sabemos que nunca conoceremos tanto sobre el producto como el anunciante, pero también creemos firmemente que él no sabe tanto sobre publicidad como nosotros». Marketing directo, web marketing, publicidad convencional, mobile marketing, relaciones públicas, marketing interactivo, eventos… Cada disciplina, cada medio, tiene su propia técnica. Sus propios trucos. Sus propias claves. Si no se dejan en manos de especialistas, de profesionales serios y responsables, auténticos expertos en su trabajo, el fracaso está asegurado; y la inversión no tendrá el retorno deseado. Vuestro adversario lo sabe muy bien. Y vuestro reverenciado Obama, aún mejor.

Nada más. Ojalá esta pequeña reflexión sirva al menos para abrir los ojos de los dirigentes del PP. Es muy importante que cambie su política de comunicación, porque si no, vamos a tener Zapatero y Pepiño para rato. ¿He dicho Rato? Perdón, se me habrá escapado.

Y ahora, señores y señoras populares, ¡que el espíritu de Niké, la diosa de la victoria, os acompañe!

JUST DO IT!...


martes, 10 de marzo de 2009

Blancanieves y el primer aniversario del II Gobierno de la Era Z

Para celebrar el glorioso primer aniversario del II Gobierno de la Era Z, el propio Z ha decidido que no hay nada que celebrar. Bueno, sí. La megaproyección internacional del gobierno español, que vuelve a ser epicentro del mundo mundial, aunque Obama ni siquiera nos haya llamado aún, el muy desagradecido, que llegó a la presidencia de la nación más poderosa de la Tierra gracias al apoyo implícito pero inconmensurable de Pepiño, el que ahora está tristiño por culpa de Touriño, que éste sí que no ganó a pesar del apoyo explícito de Pepiño. O sea, que los logros de Z, alias Mister Paz, en todo este año de legislatura se resumen en 5 palabras: la silla de la Bruni.

Sin embargo, el pasado fin de semana, a Mister Paz se le veía pletórico, feliz, ¡entusiasma-do!, en compañía de la favorita de la Corte, que no es otra que la benjamina Bibí. Y estaba taaan contento porque estaba rodeado de mujeres, muy feministas y femeninas ellas (como Obama, según la ex ministra Calvo), y eso a Mister Paz es lo que más le puede poner (de ahí la posible causa justificadísima de su lapsus libidus delante de las rusas). Y en esta ocasión sí estaba de alegre celebración, porque sí tenía algo alegre que celebrar: ni más ni menos que las alegres conclusiones de la alegre comisión de alegres expertos para llevar adelante la alegre ley del aborto, la de los alegres plazos, la que permite abortar alegremente a las niñas de 16 años. Una alegría, oye. Y no es para menos, que con esto de la crisis, el paro y demás, el pobre Z no se lleva más que disgustos, el hombre. Pero del aborto y demás alegrías progres (especialmente para los alegres centros abortistas), hablaremos otro día. Hoy toca el glorioso primer aniversario del II Gobierno de la Era Z.

Y aunque ellos no quieran celebrarlo, pues yo sí. Y quiero hacerlo como se merece, por todo lo alto, con una función musical, como en el cole, que es donde mejor saben celebrar estas cosas. La obra representada no va a ser Bambi, aunque sea la peli favorita de Mister Paz (que ha visionado 500 veces), y probablemente también de Bermejo; tampoco va a ser Alicia en el País de las Maravillas, porque la llevan representando desde hace 5 años, sin descansos ni para comprar palomitas. No. Para ocasión tan solemne hemos escogido una obra magna, símbolo universal de la lucha entre el bien y el mal, de la bondad frente a la perversidad, de la pureza más pura contra la crueldad más cruel: ‘Blancanieves y los siete enanitos’. Y además, para que sea más actual, más progre, la vamos a representar según la versión original de 1812, en la que la mala malísima que quería matar a su preciosa hijita Blancanieves, consumida por los celos, no era la madrastra, era…¡su propia madre biológica! Sin embargo, para la muy retrasada, facha y cavernícola sociedad de la época, era inadmisible la idea de una madre capaz de asesinar a su propia hija, y en una segunda versión de 1857 los muy caguetas de los hermanos Grimm se “cargaron” a la madre buena en el segundo párrafo y crearon la legendaria figura de la madrastra vanidosa, despiadada y bruja (que, dicho sea de paso, ha perjudicado enormemente a las madrastras buenas de los últimos 150 años).

Hoy, como somos todos tan modernos, ya no nos escandalizamos por asuntos tan tontos e infantiles y podemos disfrutar tranquilamente de la versión buena, oséase, la de la madre asesina.

Vamos con el reparto de papeles: está claro que la madre-bruja sería la Vice, tan elegante, tan vainosa y tan fea al mismo tiempo; la protagonista sería, obviamente, la ministra Bibi Blancanieves, más por edad que por pureza, bondad o inocencia, desde luego; los entrañables enanitos podrían ser, un suponer, el dormilón Solbes, el gruñón Pepiño, el bonachón Moratinos, la mocosa Leire, Maleni la mudita, el tímido Bermejo (por lo de ponerse rojo) y el sabio Rubalcaba (en este caso más por diablo que por viejo, aunque también). El resto de ministros y ministras, a los que nadie conoce ni reconoce, serían los simpáticos animalitos del bosque, figurantes perfectos, muy monos y muy anónimos ellos. El espejo espejito mágico que siempre dice lo que la madre-bruja quiere oír/leer sería el espejo PRISA, que un mal día se rebota y le suelta lo fea que es (y se monta el pollo). Garzón estaría perfecto como el soldado fiel, que cobra en dinero negro y, cumpliendo órdenes de la madre-bruja se lleva a Blancanieves al bosque para cargársela sin piedad, pero de repente ve un muflón y llevado por su irrefrenable afición cinegética se lanza a darle caza, perdiendo de vista a Blancanieves, que aprovecha para escapar. Por último, y por supuesto, el príncipe azul de ojos azules como el mar azul, bello y apuesto como ninguno, valeroso y romántico como el que más, feminista compulsivo él, sería el mismísimo Z, alias Mister Paz (desechando definitivamente a Obama, que podría ser, pero estaría mejor en Broadway, en la versión afroamericana).

Y con este elenco de estrellas, no me digan que no quedaría una función de lo más simpática y original, y una celebración de lo más digna para el primer aniversario del II Gobierno de la Era Z. Y de paso, pordría ser el argumento para el segundo año de del II Gobierno de la Era Z (igual sacando diamantes de la cueva arreglan lo de la crisis), bajando de una vez el telón de Alicia en el País de las Maravillas, que ya cansa. Yo lo dejo ahí como idea, sin cobrar derechos ni nada (¿has oído, Teddy? Y no, no hay papel para ti, en Blancanieves no hay Judas).

Ahora, se siente todo el mundo, se apaguen las luces, ¡y empiece la función!


Nota: Si estos desagradecidos no aprovechan tan luminosa idea, la utilizaré yo como primer capítulo de la segunda parte de la exitosa novela ‘Bienvenido, Mister Paz’. Editores interesados, pueden contactar con el autor en el email pedidomisterpaz@hotmail.com. Gracias.
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viernes, 6 de marzo de 2009

Oda a Pepiño, que está tristiño el pobreciño por culpa de Touriño


Ay, Pepiño, Pepiño

¿qué te pasa, rapaz,

que andas tan tristiño?

¿Qué te ha hecho, dime,

el corruto Touriño?

¿Te ha perdido los votos

del eletorado argentiño?

¿O se ha chocado en el audi

de medio kilo de euriños

contra el yate del amigo

de tu vice el Anxiño?

¿O acaso el Espartaco

que secuestraba viejiños

era fatal compañía

para tu honrado Touriño?

¿O es que el poblo galego

ya no te quiere, Pepiño?


Ay, Pepiño, Pepiño,

que me miras con desaliño,

¿onde están esos ojos

antaño tan graciosiños?

¿Onde está tu mirada

de astuto y osado topiño?

¿Onde está tu descaro,

tu valentía de niño,

do, tu regate dialetico

al estilo Robinho?

¿Y onde tu amigo Z,

onde está su cariño,

su estima, su confianza?

Dime, ay, mi Pepiño

¿no te habrá desterrado

a tu ilegal atiquiño?


Ay, Pepiño, Pepiño,

¡que no puedo verte así,

que la diño!


Y cuídate de la Leire,

que quiere tirarte al Miño

con una urna de piedra

bien amarrada al tobiño.

Que ésta, o se pone cursi,

o te come los carballiños.

Sólo de verle la cara

ay, me giño.


Ay, Pepiño, Pepiño,

héroe del atril,

estratega del aliño,

¡no llores nunca mais

que se me estremece el corpiño!

¡No sufras, carallo,

que se me encoje el rabiño!

¡Que vuelva a ti la alegría

entre ríos de albariño!

¡Que escampe la nevada

y bailen los pingüiños!

“¿Que hemos perdido Galicia?

Me importa un comiño

¿Que se reabre Meirás?

Yo tengo mi paziño

¿Que todo se va al carallo?

¡La culpa, de Touriño!”


Ay, Pepiño, Pepiño,

que no puedo verte así,

¡que me estriño!

¿Cómo he de consolar

esos ojiños tristiños?

¿Exiliando a la Pajín?

¿Fustigando a Touriño?

¿Colgando del palo mayor

al falaz grumetiño?

¿Hundiendo otro Prestige?

¿Fichando a Gallardiño?

¿Conxurando a trasgos y meigas

para resucitar a Bushiño?

¿Garzoneando corrutos

entre cuernas y trabuquiños?

¿O declarando el 1-M

Xornal Nazonal do Pepiño?


Ay, Pepiño, Pepiño

que no puedo verte así,

con esa faz de pestiño.

Si hace falta te hacemos

Fiscal como a Conde Pumpiño

¿Que no acabaste Derecho?

Pues entonces ministriño.

¡Eso! Y si te gusta la caza,

¡puedes cazar gamusiños!

Ay, Pepiño, Pepiño

Ya te veo en el congreso

sentadito en tu banquiño,

votando ‘no’ cuando ‘sí’

y apaludiendo a Zapatiños.

Y de ahí a la Moncloa:

¡el Presidente Pepiño!


Ay, Pepiño, Pepiño,

¡qué mala es la dereita,

qué tramposo Albertiño!

Te ha metido la gaita

por el mismísimo calzonciño.

Te ha estampado el botafumeiro

en tu prominente fuciño.

Mas ay, Pepiño, Pepiño,

no te preocupes, rapaz,

que “O chegar o San Martiño,

mátase o porco

e bébese o viño”.

Hasta entonces no llores,

no sufras mais, pobreciño,

busca nuevos proyetos

lejos de Touriño,

lejos de la Pajín,

lejos de tu Miño,

lejos de los galegos

y de sus santos camiños.

Lejos, muy lejos del mar

—no como tu atiquiño—.

Lejos, ya puestos, de España

¡Que nos tienes hasta os güeviños!


Ay, Pepiño, Pepiño,

que no puedo verte mais,

¡que la diño!

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jueves, 5 de marzo de 2009

El golpe de estado de Patxi


Pues no se le ocurre otra al moderado Urkullu, el de las patillas fashion y la amenaza serena, que acusar a Patxi López de dar un golpe para acabar con 30 años de régimen nacionalista euskaldún… nada menos que 72 años después del otro golpe del otro Patxi que desembocó en 40 años de régimen nacionalista españolista. «¡Pero si aún nos quedaban 10 años más, la órdiga!», estarán pensando bajo su enquistada txapela. «¡Pero si Ibarretxe no ha empezado todavía a kolonizar la galaxia interplanetaria, que tiene ahora la Enterprise en un taller de Getxo!». Es lo que tienen los regímenes (salvo el de la alubia de Tolosa), que te dejan con ganas de más. Y el cerebro con neuronas de menos.

La cosa tiene su aquél, porque 30 años de régimen dan para quedarse con mucha hambre. Sí. 30 años viviendo en el mismo caserío dan para acumular mucha mierda. En la casa, en el establo, en la huerta, en las troneras, en los armarios sin empotrar, entre las piedras, en los aleros del tejado, bajo el colchón, en el balcón corrido, en el porche, en el henil, en los desvanes, en la leñera, entre las piedras, dentro del fogón, bajo el felpudo Ongi Etorri y debajo de la alfombra. Sobre todo, debajo de la alfombra. Porque la cantidad de mierda oculta que debe haber después de 30 años de régimen, es que no se quita ni con quitanieves tirado por bueyes de los de antes, que eran como más fuertotes. Y eso sin contar la cantidad de muebles, aperos, utensilios, vasijas, recuerdos, baratijas y cosas varias en general, que 30 años dan para mucho. Pero mucho, mucho. ¡Menuda mudanza que le espera al Patxi, el del golpe de estado!

La responsabilidad es grande. Histórica incluso. Y el peligro, incuestionable e inminente. Ahora Patxi está en el mismísimo centro de la diana, en el mismísimo iris de la serpiente. Pero hay que echarle un par de barrabilak, que otra de éstas no vemos en otros 10 años, por lo menos; hasta empatar con el otro Patxi. O más. Y es comprensible que Patxi se lo piense, siquiera un poquito, porque entre la responsabilidad, el miedo a ETA, el odio al PP, la grima a UPyD, las amenazas de Urkullu, la mirada de Egibar, los poderes espaciales de Ibarretxe y demás, pues la verdad es que el tío lo tiene beltza, o sea, negro pero a lo bestia.

Y luego está lo que le va a costar la mudanza y los portes, uno detrás de otro. Que no son bagatela, precisamente. A saber:

· La Ertzantza, extensión mediática-política del régimen que hay que reconvertir en cuerpo policial; para coger etarras, detener borrokas y esas cosas que hace la poli.

· Las Ikastolas, fábricas de katxorrillos monolingues y monopensantes, que entran con pañal y salen con txapela, derechitos al botellón (de molotovs).

· Los funcionarios (y variantes), miles y miles y miles de chupópteros en todos y cada uno de los ámbitos de la sociedad civil. Una plaga, oye. Y carisima.

· La amistad, muy valorada en Euskadi. Tan valorada que sólo por ser compañero de cuadrilla o de mus ya tienes contrato millonario de la administración. Y si ganas la partida con un órdago a la chica de postre, no te cuento pues.

· Las subvenciones al entorno etarra. Llámalo familiares, herriko tabernas, concejales, organizaciones lingüísticas, patrocinios, txoznas en las fiestas, conciertos o festejos varios. Un poco de mimo, alimento y calor para mantener viva a la serpiente.

· Las kutxas y sus engranajes y sus tejemanejes, y sus fianzas a Otegui y compañía, y sus acuerdos oscuros y etcétera, etcétera, etcétera.

· La EITB, o sea, la radio, la tele, la concienciación, la propaganda, los mensajes nada subliminales, el lento y continuo comedero de kokos.

· Las herriko tabernas, que siguen vivitas y coleando (y reclutando y recaudando), y que no en todos los pueblos hay un Emilio con una maza para recordárselo.

· La kale borroka, modalidad de esparcimiento característica de los katxorros del régimen, que ejercen tan impunemente como los niños que se tiran por el tobogán en el parque.

· El arte grafitero, especialmente el “estilo diana”, muy abundante en paredes, portales y hasta buzones; y que, curiosamente, en lugar de ir firmado por el autor llerva el nombre de la víctima.

· La bandera española, tan constitucional ella, que tiene que ondear en todos los mástiles del reino, o sea, Goyerri incluido.

· Y la serpiente, claro. Que a ver si después de irse de pintxos y txacolí por la parte vieja con los hombres de paz, el amigo Patxi les pone ahora a pan y agua. A ellos y a los tropecientos que pululan por ahí y a los que pulularán cuando salgan de la ikastola.

Y seguro que se me olvidan cosas; que, como he dicho, 30 años de régimen dan para mucho detritus. Una infección de podredumbre que ha invadido a los nacionalistas en cuerpo, mente y alma, hasta tal punto que se han convencido de su propia invencibilidad. Lástima que no sean conscientes de su propia imbecilidad, que esa la tienen seguro. La otra, como se acaba de demostrar, no. Aunque 30 sea más que 25, que 38 también es más que 36. Y eso les ha pillado de sorpresa, muy, muy de sorpresa. Y ahora se retuercen panza arriba, como un cangrejo de Mollarri cualquiera, ciscándose en el niño que le ha colocado en esa situación. Y claro, están más que enrabietados. Encolerizados. Encrespados. O sea, muy, muy cabreados. Se les acaba de rajar el saco de las nueces por abajo. Y eso, después de 30 años recolectando, pues jode, qué quieren que les diga.

Ahora, sólo falta que el amigo Patxi, el del golpe de estado constitucionalista, le eche un par de barrabilak y se ponga a limpiar el caserío. La labor es dura, pero histórica. Y todos estaremos ahí para arrimar el hombro. Pero espero, desde lo más profundo de mi corazón, desde mis 43 años de amor sincero al País Vasco, a mis amigos vascos, a mis héroes vascos y a mi infancia y juventud sobre las olas y barras de Zarauz, espero, con toda el alma, que Patxi López no desperdicie esta oportunidad.

Y no lo tengo del todo claro
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martes, 3 de marzo de 2009

Yo gano, tú pierdes, él pierde, vosotros perdéis, ellos pierden


El domingo estuve en el circo, el de verdad, el de los niños. Y mientras yo disfrutaba bajo la carpa mágica como un niño (y, sobre todo, a mis hijos disfrutar como niños), afuera, en el otro circo, el político, el de mentiras, la Ezpaña que nos ha tocado vivir se jugaba el triple salto mortal sin red, al menos en Galicia y País Vasco. Es curioso cómo se asemejan ambos circos, el artístico y el político. Los dos son puro espectáculo; los dos tienen trapecistas, malabaristas, equilibristas y hasta funambulistas; y payasos, claro, aunque los de uno hacen reír y los del otro dan pena; los dos están animados por músicas alegres, estruendosas y mitineras y, probablemente ninguno pague derechos a la SGAE; los dos abundan en animales de toda especie, desde fieras salvajes hasta perritos falderos, pasando por serpientes y otros reptiles de peligrosa naturaleza, pero todos, a la voz del jefe, se vuelven mansos y obedientes, y a una orden de látigo saltan, bailan, cabrioletean, hacen el trenecito o hincan las rodillas.

Sí, los dos circos tienen mucho en común. La gran diferencia está en que los artistas del circo de verdad trabajan duro y honestamente por el aplauso del público, su única recompensa, que es mucho más noble que venderse por un puñado de votos para dejar de trabajar y, de paso, encerrar la honestidad en una jaula de gruesos barrotes durante cuatro años.

La otra gran diferencia es que en el circo de verdad todos salimos ganando. Los artistas, los animales (que están bien cuidados, por mucho los progres de siempre se empeñen en afirmar lo contrario) y, especialmente, el público. En el circo político, aunque todos se dicen ganadores, la gran mayoría pierde. Y ellos lo saben. Y el público también lo sabe. Porque sus caras (sus máscaras), por mucho que traten de maquillarlo, cantan su derrota a viva voz. Pero por si acaso no ha quedado del todo claro quién ha ganado y quiénes han perdido, entre tanto titular desaforado y editoriales confusos/confundidos, trataremos de hacer un sencillo, sucinto y objetivo listado de ganadores y perdedores. Sin mayor pretensión.

¡Pasen y vean, damas y caballeros! ¡La función acaba de comenzar!

Gana Núñez Feijóo, indiscutiblemente, y pierden el despilfarro, el despacho millonario, el caciquismo paleto, el yate del Espartaco roba-ancianos y el ático de Pepiño. Y pierden doblemente porque no se lo esperaban ni un poquito. Rajoy gana… un nuevo y poderoso barón.

Gana Citröen y pierde Audi. Y probablemente también gane IKEA, esperemos. Sobre todo si el nuevo presidente de la Xunta realiza la audi-toría que reclama la vergüenza perdida. O sea, que levante las alfombras y saque toda la mierda, que debe haber contenedores enteros.

Gana Patxi, en principio, aunque sin ganar, y pierde el iluminado Ibarreche a pesar de haber ganado. Y si Patxi hace lo que tiene que hacer, ganará la libertad y perderá el totalitarismo nacionalista …¡30 años después! Es tan increíble que aún no me lo creo.

Gana Rosa Díez, que pasa de 0 a 1 con 20.000 votos; y pierde Basagoiti, que pasa de 15 a 13 sin María San Gil. El peor resultado desde el 94. Un resultado malo, pero útil. Y una apuesta muy personal de Rajoy (que se lo digan a Carmelo Barrio), que da pérdidas. Por mucho que estén encantados de haberse conocido.

Gana Aralar, esponja absorbente de una parte del veneno de la serpiente; y pierden, y mucho, el impresentable Madrazo y el impresentable Ziarreta, el de EA (que no lo conoce ni su padre, pero tiene un apellido de sospechosa rima), tan separatista él que hasta se ha separado del PNV para morir de inanición y soledad. Y, sobre todo, pierde Emilio, el arrepentido de la maza, exiliado de sí mismo hasta nueva orden. Y los 200.000 exiliados del terror, claro, que pierden cada vez que no votan en su tierra caníbal.

ETA, la que rima con Ziarreta, empata consigo misma porque, aunque esta vez no se ha presentado, ahí sigue, que a ella ni fu ni fa, que además ya está en los ayuntamientos y ahora tiene más excusa para la tontería. Las serpientes son así, van a lo suyo, las muy bichas.

Y pierde Pepiño, que además del cabreo con Touriño por no adelantar las eleciones («¡Mira que te lo dije, carallo!»), sabe que, en el fondo, él es el responsable último de la derrota. Porque mira qué bien le salió lo de Obama, que no dijo nada para no influir y ¡hala, el negro a la Casa Blanca!; y claro, en Galicia, es que era omipresente el zagal, y no dejaba rincón sin influencia, sobre todo si el rincón estaba a la altura de un ático sobre el nivel del mar y a unos escasos metros de la playa. Y eso que, según él mismo ha reconocido, ha “ejercitado” su derecho a voto, o sea, que ha «practicado reiteradamente una actividad para adiestrarse en ella» (según la RAE), lo que significa que ha votado varias veces o ha entrenado el voto a conciencia, con personal trainer incluido, para ver si esta vez acertaba a introducir el sobre correto en la urna correta (¿recuerdan su última “ejercitación” del voto?).

Ah, y también ganó el Atleti. Pero de ese circo tal vez hablemos algún otro día.
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