martes, 4 de octubre de 2011

Harás cosas que me helarán la sangre

El 6 de julio de 2006 los dirigentes socialistas Patxi López y Rodolfo Ares se reunieron en el hotel Amara Plaza de San Sebastián con los dirigentes batasunos Arnaldo Otegui, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia (significativo apellido) en un encuentro de amiguetes que no presagiaba nada bueno. Durante hora y media, los colegas intercambiaron impresiones y cromos (pistolas por presos, impuesto por faisán, Navarra por tregua trampa, que la tengo repe) en un ambiente relajado, distendido y “sincero”, no sabemos si acompañados de patxarana o txacoli, por aquello de la hora (diez de la mañana o así). Las declaraciones posteriores de Otegui “el gordo” no dejaron lugar a dudas del colegueo imperante: “lo importante es que esta foto apunte a cómo se debe construir el futuro de este país; y el futuro debe construirse entre todos para que haya un acuerdo para todos y en el que el protagonismo sea de todos y en el que en definitiva al final todos y todas en este país seamos capaces de entender que las aritméticas democráticas no son las victorias ni las derrotas de nadie”. Dejando aparte que no dice lo de todos y todas hasta la cuarta vez, aquí lo importante es eso de la aritmética democrática, o sea, que los muertos son números, muescas en la pistola, puntitos en el tiempo, accidentes del pasado, y que hoy lo que importa es el futuro y la aritmética de los votos, los escaños y los euros. Y que sin vencedores y vencidos, los derrotados somos todos.

Por su parte, Patxi respondió a su visionario cómplice con idéntica aritmética: “la de hoy ha sido una foto inédita que ojalá sea el anuncio de un nuevo tiempo en el que la política destierre definitivamente a la violencia en este país, pero también en una reunión extraordinaria que necesita para repetirse que la izquierda abertzale cuente con una formación legal que la represente”. Otro visionario, este Patxi. Profeta en su tierra, oiga. Como quien no quiere la cosa, ahí tenemos a Bildu partiéndose la caja con sus bravuconadas y nuestra impotencia, y repartiéndose la caja de nuestros sudores y lágrimas. Y aún los veremos en el Congreso de los Diputados del “Estado”, sacando pancartas y gritando consignas desde sus aritméticamente democráticos escaños y descojonándose desde el estrado, con el micrófono cargado.

Ese día de julio de 2006 hubo otra visionaria en la escena. No dentro del hotel Amara, sino en la calle. Pilar Ruiz Albisu, madre socialista del policía socialista Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA en 2003, desde la tristeza, el dolor y la rabia de quien se ve traicionada por los suyos, se lo escupió a la cara a Patxi López, con la voz entrecortada por los sollozos pero con la convicción intacta: “A mí no se me dice que no hay negociaciones. ¿Qué están haciendo?...negociando, ¡traidores! ¿Y dónde estaban cuando mataron a mi hijo? ¡Reuniéndose con Batasuna! ¡¡Traidores… Sinvergüenzas!!” Y recordó aquellas palabras que escribió en una carta dirigida a Patxi López un año antes: "Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son". Se refería a la aritmética democrática.

Hoy, en 2011, las palabras de Pilar Ruiz, como las de Patxi López y Otegui, han cobrado nuevamente sentido. La maquinaria está a toda marcha; las negociaciones que comenzaron a germinar allá por 2003, antes incluso de que el PSOE estuviera en el poder (antes de que ETA asesinara a Pagaza), están recogiendo sus frutos; “tú me acercas los presos (¡muy bueno lo de los ‘penados’, colega!), me legitimas políticamente, me financias, me anulas algunas sentencias y me sueltas al ‘gordo’ Otegui y yo te suelto un par de comunicados diciendo que blablablá y el conflicto y tal y te hago la campaña electoral. ¡Y coño, finánciame también a los cocinillas vascos!, que eso nos viene muy bien para exportar Euskal Herria; que con lo de Donosti ciudad universal del mundo mundial no nos llega. Y luego ya seguimos hablando de Navarra y la autodeterminación y demás aritméticas democráticas. ¿Te vale pues, o te saco la pipa? ¡Que es broma, joder!”

Y Patxi, como predijo Pilar Ruiz, ha cerrado los ojos y ha puesto en un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro el poder y el interés del partido; y ha dicho y hecho cosas que nos han helado la sangre. Todo por “la superación del ciclo terrorista” (antes llamada “derrota de ETA”). Y lo más triste de todo es que la campaña no ha hecho más que empezar. Al final, ya lo sabemos, decidirá la aritmética democrática.

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