martes, 15 de junio de 2010

Zapaterus Invictus y el Manifiesto Antifutbolización


Cuenta una crónica periodística del año 1968, desde la antigua provincia sudafricana de Transvaal, cómo los indígenas no habían adoptado aún la cultura del fútbol y se distraían con los deportes de sus antepasados. La gran fiesta deportiva consistía en una lucha a garrotazo limpio entre los brosas y los basutos; en la fiesta tomaron parte mil doscientos individuos, que corrían unos tras otros descargándose mutuamente zurriagazos con unos garrotes de buen peso. Curiosamente, además de las quijadas rotas, los cráneos abiertos y los múltiples descalabros, sólo hubo un muerto… y eso que un guerrero fue arrojado a un barranco de más de 30 metros.


Visto hoy, este deporte ancestral puede parecer una salvajada; pero en su día, o en sus siglos, fue cultura. Más o menos como el Deporte Rey Absolutista que ahora y siempre nos invade y nos gobierna.

El caso es que, según parece, Sudáfrica se ha civilizado (ejem), ha dejado el garrotazo deportivo en el pasado y acoge el Mundial de Fútbol, según las reglas marcadas por el código de Sheffield o por el de Cambridge, que es como más civilizado; lo que, a priori, es un avance. Me parece bien si es en pro de la civilización civilizada, deportiva y culta (aunque luego se maten los aficionados rivales con más contundencia que los traansvaleses, pero ése es otro artículo). Fantástico, oiga. Fenomenal.


Pero uno, aunque ha jugado al fútbol semanalmente durante años (más lozanos) está hasta las narices de fútbol. Porque lo que antes era un deporte se ha convertido en una plaga de dimensiones faraónicas (y no sólo en el Mundial). No estoy en contra del fútbol, sino de la sobresaturación de fútbol, de la omnipresencia del fútbol, de la sobredimensión del fútbol, de la sobredosis de fútbol, con síndrome de abstinencia incluido; estoy harto de la dictadura de la cultura del fútbol, de la tiranía del fútbol, que no te permite hablar de otra cosa en oficinas, reuniones, peluquerías, bares, colegios y taxis; harto de que me mientan al llamar “Deportes”, así en plural, a las secciones de “Fútbol” de diarios y telediarios; y de que los niños ya no jueguen al guá ni a las chapas ni al clavo ni a rey-verdugo, que era cruel pero no era fútbol. Sí, lo confieso y lo proclamo de viva voz, y hasta lo grito si se tercia: ¡estoy hasta los mismísimos de la megainvasión del fútbol, del imperialismo del fútbol, de la globalización del fútbol… en una palabra, de la FUTBOLIZACIÓN!


[Nota para la SGAE y apropiadores indebidos: declaro que este concepto de Futbolización, cuyo término y definición me acabo de inventar, es creación propia, y estará sujeto a los derechos de propiedad intelectual pertinentes e impertinentes que un servidor decida.]


Total, que puestos a protestar contra el viento huracanado de este tifón futbolero que nos arrasa, y aunque sé que no va a servir más que de vano desahogo de este novato “antisistema” que les escribe, me declaro oficialmente “antifutbolización” y he decidido manifestar mi protesta en el correspondiente manifiesto. Que dice, más o menos, así:



Manifiesto Antifutbolización®


1. Me niego a planificar mi vida en función de los horarios de los partidos de fútbol, aunque sean de la Selección Española.


2. Me niego a tener que hablar exclusivamente de fútbol el día después de un partido; ni el día antes; ni siquiera durante el partido (o sea, todos los días).

2bis. Es más, me niego ha comentar el partido más allá del mero resultado. Tres segundos son suficientes.


3. Me niego a creerme mejor entrenador que Del Bosque, Maradona, Capello y demás entrenadores profesionales.


4. Me niego a vocear, a saltar o a chillar por las ventanas por cada gol que meta España. Me alegraré, por supuesto, pero no tanto como si me hubiera tocado la lotería.


5. Me niego a llorar por cada gol que le metan a España.

5bis. Me niego a quedarme sin ganas de vivir si pierde España.

5bisbis. Me niego a suicidarme si eliminan a España en cuartos.


6. Me niego a llamar a la selección la Roja, astuto invento publicitario de una cadena de TV cuyo color corporativo es, precisamente, el rojo (eso sí, como profesional de la Publicidad, admiro profundamente su astuto invento).


7. Me niego a vestir la camiseta de la selección para ver los partidos, y mucho menos para ir al súper, al bar o a pasear al perro (si lo tuviera o tuviese).


8. Me niego a saberme de memoria los nombres de todos jugadores de la Selección Española. Bastante tengo con acordarme de dónde he aparcado el coche.


9. Me niego a sonreír por obligada cortesía futbolera al vecino del quinto, que siempre me ha caído fatal, por el simple hecho de que haya ganado España la noche anterior.


10. Me niego a odiar a suizos, chilenos, hondureños o cualquiera otro adversario por patriotismo mal entendido.


11. Me niego a odiar a los árbitros, o a desear su muerte tras inhumana tortura, porque hayan, presuntamente, pitado en contra de la Selección Española.


12. Me niego a considerar al fútbol el “deporte rey”. Por muchos cortesanos y cortesanas, plebeyos y plebeyas que le rindan pleitesía.


13. Me niego a peinarme, vestirme o tatuarme como los jugadores de la Selección.

13bis. Me niego a peinar, vestir o tatuar a mis hijos como los jugadores de la Selección.


14. Me niego a sentirme más español sólo porque gane la Selección Española.

14bis. Me niego a querer, respetar, portar y ondear la Bandera Española sólo cuando gane la Selección Española.


15. Me niego a que el Presidente del Gobierno, sus adláteres y medios de comunicación en general utilicen el fútbol para anestesiarme, obnubilarme, nublarme, anularme y/o torearme.

15bis. Me niego a que el estruendo de las vuvuzelas no me deje seguir escuchando el fragor del paro, del caso Faisán, de los Falcon, los Bonos y demás ejemplares ejemplos, de la ley del aborto, de la re-negociación con ETA, de los desvaríos gubernamentales, de las ocurrencias de la Bibi, de los desmanes verbales de Pepiño y su clon mental, la Pajín, de los mamelucos sindicales, de la reforma laboral, de las torpezas peperas, de… en fin, pues eso, de España.

15bisbis. Me niego, por encima de todo, a que el Presidente del Gobierno y Ministro de Deportes salve el pellejo o retrase su suicidio (político, no me sean malpensados) en el caso de que gane la Selección Española. Mister Paz no es Mandela, y no puede quedar invictus.


Bonus track:

Me niego a volver a escribir sobre fútbol, aunque sea para manifestarme en contra.


Pues eso, ¡VIVA LA ANTIFUTBOLIZACIÓN!


…Y que gane el mejor.

...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me niego a no decir ¡viva el manifiesto antifutbolización, viva!

Vivir con humor es mejor dijo...

¡Qué bueno el manifiesto! ¿Dónde hay que firmar?