Terry Malloy, su guapa novia Edie, el Padre Barrie y los estibadores del muelle de New York tenían al implacable Johnny Friendly para dirigir sus vidas, decidir quién y cuándo se trabajaba y cargarse fríamente al esquirol o al chivato que desoyera sus recomendaciones-órdenes; la valiente declaración del “esquirol” Malloy, testigo de uno de sus crímenes, logró finalmente hacer justicia. Jimmy Hoffa hizo mucho por el gremio de camioneros del Medio Oeste después de la Depresión; hasta que el poder lo corrompió y comenzó a utilizar a la Mafia para intimidar a los pequeños empresarios, a cambio de blanquearles el dinero sucio (a los mafiosos, no a los empresarios); fue condenado a 7 años por sobornar a un jurado, amnistiado por Nixon y presuntamente asesinado por
La obra maestra de Elia Kazan (chivatazos anticomunistas aparte), magistralmente interpretada por Marlon Brando (Malloy), Lee J. Cobb (Friendly) y Karl Malden (Barrie); y la pseudobiografía de Hoffa, dirigida por Danny De Vito y (sobre)interpretada por Jack Nicholson y el propio De Vito nos dan la imagen de unos sindicatos corrompidos, todopoderosos, enquistados y bastante por encima del bien y del mal. Auténticos Sindicatos del Crimen. Chicos malos, no como aquí…
Aquí no tenemos Friendly ni Hoffa, sino Méndez y Toxo, Toxo y Méndez, tanto monta, monta tonto (¡uy, una errata!). Y algún otro por ahí, pero cuyo nombre no logra traspasar el bigote y la barba de estos dos (cada vez que intentan compartir pancarta o micro les echan friendly, o sea, amistosamente). El caso es que los sindicatos españoles no son como los de las pelis americanas.
CCOO y UGT no son organizaciones corrompidas, ni todopoderosas, ni enquistadas, ni están por encima del bien y del mal. ¡No, señor! CCOO y UGT son más honradas que Jefferson Smith, el de Caballero sin Espada (lo de la PSV fue una conjura de la Patronal, la Banca y la Falange al alimón).
¿Todopoderosas? ¡quiá! Estos no tienen (ni quieren) poder ni influencia más allá de sus afiliados: ni sobre el 60% restante de trabajadores de España, ni sobre los demás sindicatos, ni sobre el Gobierno, ni sobre las academias de formación de parados que regentan, ni sobre las empresas de las que son consejeros delegados (Renfe, Adif, Acerlor, Caja Madrid) cobrando pellizcos de 22.000 euros… ¡al mes! Nada de nada, la palabra ‘poder’ no existe en su DSAE (Diccionario Sindicalista de la Academia del Estado).
Tampoco están enquistados en la sociedad cuan percebes, puesto que han sido elegidos libremente por todos los trabajadores (y trabajadoras) españoles (y españolas), que los votan por millones cada cuatro años; y no son herederos del Franquismo ni son verticales ni nada de eso; y además, viven de las cuotas de sus afiliados, libres y felices como un liberado, porque el Estado no les subvenciona con más de 100 millones de euros al año (sin descontar los 250 millones que cuestan los felices liberados).
Ni, por supuesto, están por encima de la ley, ni se saltan a la torera la legalidad vigente y constitucional negando los servicios mínimos, por ejemplo; ni sus piquetes utilizan métodos de información más allá del folletito y la sonrisa, en plan azafata (nada de bates, ni pedradas, ni barras de hierro, ni barricadas, ni puños reivindicativos, ni amenazas de muerte al esquirol. Eso son falacias y calumnias de los esquiroles vendidos al Capital).
No, Méndez y Toxo no son Friendly y Hoffa. Y la huelga de Metro de esta semana (como otras muchas antes, siempre que no vayan contra los colegas del psOe) ha sido un ejemplo más. Se han cumplido a rajatabla los servicios mínimos que establece la ley, se han respetado a los trabajadores (y trabajadoras) que querían trabajar; se ha informado a los empleados (y empleadas) con sonrisas y palmaditas; no se ha perjudicado a millones de usuarios y usuarias, trabajadores y trabajadoras, estudiantes y estudiantas, que no han perdido dinero ni tiempo ni exámenes ni cordura; no se ha retrasado por el caos circulatorio a servicios de urgencias, que podían haber causado muertes involuntarias; ni, en fin, ha supuesto atrasar un solo minuto la sentencia (o fallo) del Estatut, que sólo nos habría faltado eso. Y encima ha quedado demostrado que no es una huelga política y que respetan a las mujeres, aunque sean presidentas (“Esperancita, como me quites el 5, por el culo te la hinco”). Pues eso.
Viendo los resultados de esta huelga de Metro (por cierto, ¿sólo hay rebajas salariales en el Metro de Madrid?), habrá que esperar a
Así que, nada. Que bienvenida sea la huelga de Metro y cualquiera otra, que para eso es un derecho de los trabajadores y de las trabajadoras, ganado a pulso desde tiempo inmemorial. Y si alguien se tropieza y se hace pupa mientras es informado, no pasa nada; que no me sea un quejica en plan Terry Maloy. Ya lo decía el demócrata Stalin: “La violencia es el único medio de lucha, y la sangre el carburante de la historia...” Ése sí que era un sindicalista cojonudo. ¿No estará por ahí, verdad, para presidir pancarta?
Por cierto, sería injusto que en las próximas huelgas generales o parciales hubiera servicios mínimos. Pienso que se ha creado un precedente importante en pro de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, una nueva conquista social, un logro revolucionario (y sin utilizar la guillotina) que ahora no se puede perder. Así que, ya sabéis, médicos, enfermeros, jueces, basureros, policías, controladores, bomberos, profesores, taxistas, gasolineros, camioneros, transportistas, pilotos y porteros de discoteca. ¡Muerte al Capital, al Patrón y al Banquero! ¡Viva el Paro y Gloria a Zapatero!
Amén.
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1 comentario:
¡Qué gran tema estos dos monstruos!. Bien tratado y bien visto. Enhorabuena por tu blog. Me está gustando todo lo que veo y como lo llevas. Nos seguiremos viendo.
Sigue dando caña que buena falta nos hace
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