Leo el titular y me entras sudores fríos por el cerebro sólo de pensarlo: “Belén Esteban tercera fuerza política del país”. Y uno piensa si es que nos hemos vuelto locos, si ya lo estábamos de antes o si somos directamente gilipollas. No sé si es peor el hecho en sí, o sea, el tirón popular de esta “princesa del pueblo” (¡toma!), o el que esta noticia (¿?) pueda ser tomada en serio, no ya por el “pueblo”, sino por la prensa seria. Que esta impresentable pueda presentarse a las elecciones generales sería, además de puro esperpento, un gravísimo síntoma de cómo está la cosa política en esta Ezpaña nuestra. Pero, sobre todo, es una muestra más de hasta dónde puede llegar el poder de la tele.
Porque esta idiotez, disfrazada de encuesta de Sigma 2, no es más que una gran campaña de publicidad de Telecinco. Una cadena que ha demostrado que se puede caer tan bajo como sea posible y más, sólo por la audiencia. En cada uno de sus programas estrella, en cada una de sus entrevistas exclusivas, en cada uno de sus tertulianos y tertulianas de postín. Han encontrado un filón en la Esteban que piensan exprimir al máximo, hasta dejarlo más seco que la ética del presidente de la cadena y sus colaterales.
Ya la Sexta nos coló en Eurovisión al Chikilicuatre, ahora estrella anticapitalista de los sindicatos del crimen. Y T5 nos cuela constantemente a sus mediáticas estrellas estrelladas de Gran Hermano, Ambiciones y demás estercoleros televisivos. Esta es otra campaña más en busca de audiencia, al precio que sea, que suele ser bien bajo (éticamente hablando).
Pero, claro, viendo el nivel ético e intelectual de los políticos que nos desgobierrnan, el ejemplo que reciben los ciudadanos y ciudadanas destepaís es más bien pobre. Lo peor es que nos hemos acostumbrado a la mediocridad: ministros sin titulación universitaria, presidentes autonómicos apenas con estudios primarios; secretarias de organización con CV que caben en una caja de cerillas, diputados iletrados, sin modales ni vergüenza; máquinas políticas sin más escuela que la sede del partido ni más estudios que los estatutos; y un presidente del Gobierno sin experiencia gestora, sin idiomas, sin preparación económica, sin autoridad (no manda ni en su casa), esclavo de la demagogia, de la frase vacía, de la nadería más absoluta, para quien lo único importante es la foto… Pues eso, que entre todos nos están dando la clave para triunfar en la España de hoy: ser nada, ser menos que nada. Basta con tener todo el poderío de un grupo de comunicación detrás, o de una cadena de TV.
Como en el caso de la “princesa del pueblo” (¡manda huevos!). De verdad, no me la imagino diciéndole al Financial Times “mi Andreíta no se toca”; o contándole a Durao Barroso que “Belén va a hacer lo que la de la gana”; o dándole un corte de manga a Cameron, que eso se entiende hasta en inglés; o gritándole a Berlusconi que se lave la boca con aguarrás; o avisando a Sarkozy “¡cuidadito, que ma-to!”; o cobrando por exclusivas en las ruedas de prensa oficiales, más caras si se le escapa el lagrimón; o visitando a Obama en la Casa Blanca con su Andreíta disfrazada de Primera Comunión laica; o soltando en la ONU un “que nadie tenga el par de cojones que tengo yo para decirlo”, mediando en cualquier conflicto diplomático. O mostrando los inciertos resultados de su operación antiestética a Angela Merkel. O celebrando la retirada de las tropas de Afganistán enseñando las tetas nuevas en la portada del Interviú. O celebrando el consejo de ministros y ministras en el glamuroso plató de Sálvame de Lux. Por ejemplo.
No me imagino tampoco a Jorge Javier de ministro de Fomento del Gaycismo, ni a Karmele de ministra del Sexo Puro y Duro; ni a Jordi de ministro de Manipulación Interna, ni a la Milá de ministra de Prohibiciones y Contradicciones, ni a Mª Antonia de ministra de Laicidad Extrema ni a Enric de ministro de Aniquilación de la Oposición (o sea, de la Campanario), ni a Paquirrín como ministro de Analfabetismo y Obesidad. Ni, ya puestos, a los chicos/chicas de Gran Hermano como Asesores de Presidencia en Asuntos Varios (u Ovarios). Un suponer.
Para mí es un verdadero misterio de la modernidad cómo un ser tan bajo, zafio, manipulador, grosero, exagerado, aprovechado, chabacano y demás virtudes ha llegado hasta donde está. No logro entenderlo. Lo juro. Será que ando lejos del sentir popular. Será. Ya hubo hace años un experimento con gaseosa y se llamó Jesús Gil. Éste sería un experimento con queroseno. Y es mucho más inflamable, más peligroso y más espeluznante.
Lo único bueno de toda esta historia, al contrario que la de John Doe (la gran película de Capra que protagonizó Gary Cooper), es que durará poco. La Esteban se acabará quemando a lo bonzo por fama y dinero y Telecinco será quien ponga la gasolina. Lo que no sabemos es si la cerilla final la encenderá ella misma o Vasile. Antes de las elecciones será un cadáver mediático más. O menos.
1 comentario:
Me da pena esta chica. Me parece absurdo todo lo que están haciendo con ella. Espero que antes de quemarse a lo bonzo o de que la quemen, se retire a tiempo.
Y entre ella y el de la "Zeja", seguramente, me quedaría con ella.
Publicar un comentario