José Blanco, alias Pepiño, alias P, alias Lupita* no sólo es la persona más influyente y decisiva en la vida política de este país nuestro llamado Ezpaña; resulta que ahora también lo es en la vida política de ese otro país llamado Estados Unidos, alias EE.UU., alias USA, alias el Imperio del Mal. A pesar de no haber terminado siquiera Primero de Derecho por la UNED*, este preclaro estadista, esta luminaria sociopolítica, este insigne y postmoderno Maquiavelo ha reconocido, dejando a un lado su habitual modestia, que siempre apostó por la victoria de Barack Obama frente a Hillary Clinton en las primarias del partido Demócrata, pero que no lo dijo antes por no interferir en el proceso de primarias.
Sí, sí, de verdad, palabrita del Niño Jesús. Lo ha escrito este miércoles 4 de junio en su blog con estas palabras exactas y entrecomilladas: «Me he resistido en estos últimos meses a confesar públicamente mi simpatía hacia Barack Obama para no interferir en lo más mínimo en el proceso de eleción que estaba desarrollando el Partido Demócrata. Quienes me han pedido un pronóstico en privado saben que, sin lugar a dudas, aposté claramente por Obama».
El gran Blanco confía en que el candidato negr... estooo, de color, o sea... negrito... afro... moreno... ¡negro, coño! gane las elecciones presidenciales de noviembre y cambie la política mundial «heredada de la era Bush», el amigo de Z. Reconoce que ha seguido especialmente la campaña de Obama, aunque no sepa inglés, porque ha encontrado "muchas similitudes con procesos de renovación vividos en España" y porque el simpático candidato "tiene la frescura y la fuerza ilusionante que necesita una sociedad como la norteamericana y que, por la influencia que ejerce ese país, precisa la política mundial". Y añade el influyente dirigente mundial (aunque el resto del mundo no lo sepa): «Lo de Obama ha sido todo un ejemplo para muchos, por múltiples circustancias. Sin duda abre una nueva etapa para los EE.UU. y para el mundo. Nada será igual a partir de ahora». Además, analista visionario, ¡y de los buenos!
Sin embargo, lo que sí echamos en falta es una mención a sus influyentes preferencias en las pasadas elecciones americanas, en las que Bush renovó su mandato, Irak incluido, frente al prometedor Kerry. ¿Por qué no utilizó su influencia para derrotar al demonio Bush? ¿No quería interferir o es que Kerry no le gustaba? ¿Y por qué dejó que su jefe, Z, sí lo apoyara, precipitando así su derrota? ¿Apoyará ahora abiertamente a Obama frente a McCain, influyendo en la decisión de millones de americanos, o se arriesgará en pos de su infinita modestia? Y lo que es más importante: ¿Dejará que su jefe Z apoye también al ilusionante candidato con el riesgo que ello supone (que le pregunten al mencionado Kerry, o a Shcroeder, a Segolene, a Prodi, a la Selección Española de Baloncesto...). ¿Interferirá o no interferirá José Blanco en el proceso democrático más decisivo y trascendental desde la I Guerra Mundial? ¡Ah, cuánta incertidumbre! ¡Una vez más, el mundo está en manos de la decisión de un solo hombre, del político más poderoso e influyente del planeta: Pepiño, alias P, ¡nuestro Pepiño! ¿No es para sentirnos orgullosos?
PD. Y para que quede bien nítida la altura inteletual y democrática de este elemento, recomiendo echar un vistazo a la entrada "Reflexiones sobre el voto de Pepiño" del día 11 de marzo en este mismo blog. ¡Y temblad!
*Como queda perfectamente explicado en el libro “Bienvenido, Mister Paz”, de Pepe Álvarez de las Asturias. Reseña en este mismo blog del 8 de mayo de 2008.
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