viernes, 23 de enero de 2009

Una de espías. La conexión Pepiño (The Cucumber Conection)

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Los hechos
Altos cargos del Ayuntamiento de Madrid (PP) y del Gobierno de la Comunidad de Madrid (PP) son presuntamente espiados en abril de 2008 por una organización secreta dirigida por un ex-policía (Peña) que previamente había trabajado para la Comunidad de Madrid (PP). La valiosa información obtenida es publicada en el diario El País a modo de gran exclusiva y con visos de escándalo político a la altura del Gal, o más. Esta información es de un valor incalculable y de una importancia transcendental: el horario de trabajo del señor Cobo (PP), unas fotos borrosas del señor Prada (PP) en viaje institucional y la descripción de un tipo gordo y canoso que comió con el vicepresidente de la CAM (PP), el señor González (don Ignacio; no confundir con el González del Gal).

Los acusados
En primera instancia los acusados son los mismos espiados, o sea, el PP. Conforme pasan las horas, y aunque no se hayan revelado nuevos datos, el círculo de sospechosos se abre a nuevas teorías. Para unos, es una facción del PP; para otros es la otra facción del PP; para Z es directamente la presidenta Esperanza Aguirre (PP); para El País, sin duda es el PP, aunque no aclara qué facción; para la Pajín todo lo malo viene siempre del PP, ergo el culpable es el PP (y además se les prohibe terminantemente aplaudir a Obama, que es bueno y, por tanto, del PSOE); para Pepiño, es una vergüenza nacional y lo achaca directamente, por las buenas, a la "lucha por el poder económico y político" en el PP, y la "sucesión" de su líder; para los diferentes medios, tertulianos y líderes de opinión en general, dudan entre el PP y la nada, o sea, entre el PP y la duda; para el PP, ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario, o sea, que no se aclaran entre unos y otros y sacan un comunicado autoexculpatorio que aclara todavía menos y, de paso, se autoinculpan sin quererlo ni beberlo.
En plan paralelo, alguien apunta tímidamente a la intervención del Ministerio del Interior (PSOE) y hay quien se atreve a señalar que es todo una invención de El País para vender periódicos y ganar más dinero para poder pagar (o no) la deuda millonaria que tienen con Caja Madrid.

Los interrogantes
Si los hechos ocurrieron en abril de 2008, ¿por qué salen a la luz precisamente ahora? ¿Tiene algo que ver la batalla por Caja Madrid? ¿Y la deuda de El País con Caja Madrid? ¿Y la amistad de El País con el jefe de una de las presuntas facciones del PP? ¿O la buena relación del reportero de El País con algunos de los espiados? ¿O la obsesión enfermiza de El País y Pepiño de machacar a la Comunidad de Madrid y, especialmente, a su presidenta? ¿Será cosa de la envidia periodística, y había que sacar un meganotición exclusivo después de lo de Soraya de El Mundo y lo de Calderón del Marca? Por cierto ¿todo este escándalo se ha montado con un par de fotos nada comprometedoras y una agenda de trabajo? ¿Y por qué si una facción del PP estaba espiando a la otra, la primera es también espiada? ¿Son los mismos espías? ¿Son dos facciones del mismo grupo de espías? ¿Son dos organizaciones de espías enemigas, tipo KAOS y CONTROL, o la TIA y la ABUELA? ¿Estamos los demás ciudadanos a salvo?
¿Y Obama, qué opina de todo esto? ¿Va a enviarnos a los mejores agentes de la CIA para desfacer el entuerto definitivamente? ¿Se pondrá al teléfono si le llama Z? ¿O usará zapatófono para estos casos? ¿Pospondrá el cierre de Guantánamo para dar prioridad 'Uno' a este asunto de emergencia nacional (y de paso, si le da tiempo, solucionarnos también lo del paro)?

Como ven, demasiadas preguntas para ninguna respuesta. Todo muy sospechoso. Muy, muy sospechoso. Nadie sabe nada, pero todo el mundo habla. Unos para liarla, otros para liarse a sí mismos. Pero nadie habla del verdadero artífice del asunto, del auténtico cerebro de la operación. Del hombre en la sombra. Por ahora lo llamaremos ‘P’. Sigan leyendo… ¡y lo descubrirán!

La clave está en la ‘P’
En efecto, nadie sabe nada. Pero los primeros interrogatorios han desvelado una clave que ha pasado desapercibida para todos los investigadores y periodistas. ¿Para todos? ¡No! Para mí no. ¿Y por qué para mí no? Porque me llamo Pepe. Me explico: es fácil que los espías, al ser interrogados sobre la empresa patrocinadora de su vocación voyeurista, hayan confesado un titubeante “pe…pe” y que el agente interrogador, de inclinaciones poco esperancistas, haya interpretado sin mayores profundizaciones como “PP”, o sea, el Partido Popular. Y que esta información, filtrada al señor Mercado (reportero del prestigioso diario El País e igualmente de inclinaciones poco esperancistas), ha sido interpretada por éste de la rocambolesca forma que todos conocemos. Pero, analizando exhaustivamente los documentos del interrogatorio, he llegado a la conclusión inequívoca de que el nombre que confesó realmente el espía interrogado con esa insinuante ‘P’ repetida, la persona a quien se refería con ese titubenate “pe…pe…” no era el Partido Popular, el PP, sino “Pepe”, o sea, Pepe Blanco, esto es: Pepiño.

Caso Cerrado
Y viéndolo fríamente, cerebralmente, todo encaja. Pepiño es el cerebro en la sombra, los espías son los oídos y El País es la garganta nada profunda. El PP, como siempre, pone el trasero para recibir las patadas.
Veamos ¿Quién se beneficia con este asunto? ¿Quién ha conseguido debilitar un poquito más a su archienemiga poítica? ¿Quién ha puesto en un brete, otra vez, al partido contrincante, que no sabe qué hacer, qué no hacer, qué decir o qué callarse o dónde meterse? ¿Quién ha vuelto a sembrar la duda, la cizaña, la discordia entre los dirigentes del PP y entre el PP y sus votantes? ¿Quién ha regalado titulares a tutiplén a todos sus amigos de prensa, radio y televisión para guardar la crisis en el trastero durante unas semanas? ¿Qué cerebro privilegiado es capaz de pergeñar tamaña trama surrealista, tan absurda y tan sinsentido que parezca real?
¿Y quién, casi en la ruina, ha conseguido vender muchos más periódicos durante unos días? ¿Quién se ha quitado la espinita del affaire Marca-Calderón con una gran exclusiva de investigación? ¿Quién ha removido un poquito más en Caja Madrid, con la que, por cierto, tiene contraída una deuda millonaria? ¿Quién quiere recuperar su estatus de “favorito” ante el Gobierno y el PSOE?

Pues eso, que Pepe y Janli necesitaban sacar a toda PRISA un megaescándalo de tipo A, B o C, daba igual, que a ver a quién se le ocurría algo. Y oye, que yo tengo un primo que conoce a un ex-poli que trabajó para Granados y que conoce a la cuñada de una de la limpieza que puede fotocopiar la agenda de Cobo y que un colega de instituto tiene un colega que tiene una cámara de esas de reportero-espía y... Pues eso, que hay que vender papel, aunque esté mojado....


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí que el discípulo aventajado de Pepiño " El tomatito de Parla", con los disturbios de Legazpi, los puntapiés a la sanidad madrileña, el escándalo de Pinto y por último el espionaje ya se está luciendo de veras y merece un sopapo donde más duele.

LINARES dijo...

No se si ha sido Pepiño, si ha sido Rubalcaba (que este tipo de cosas le molan), si ha sido Pizarro -desde el agujero donde lo han escondido- en venganza a los seguimientos que le hizo el último, si ha sido Aguirre, Gallardón, o el Superintendente Vicente... lo único que queda claro es lo torpes que son los del PP.
No se libra ni uno.

Anónimo dijo...

Si esto le pasa al PSOE, habrían formado en posición tortuga al instante, creando un caparazón ininfiltrable y defendiéndose todos a una, jurando sobre la Biblia (para eso sí) su inocencia y, sobre todo, atacando sin tregua al PP y a sus medios por mentirosos, falaces, inmorales, demagogos y hasta por feos. Y de paso, se habrían inventado ya otra noticia en contra del PP que estarían esparciendo a través de todos sus medios y personas.

Y nosotros, pidiendo perdón. Así nos va.

Anónimo dijo...

al parecer, el propio Mercado (periodista creador de todo este mbrollo) ha reconocido no tener "ninguna constancia de que Esperanza Aguirre estuviera detrás de esta red ni que se beneficiara de ella, ni que la hubiera montado, ni que la conociera, al igual que el vicepresidente Ignacio González".
Pero ahí quedan todas las reacciones que ha generado. Al final lo de siempre: "calumnia, que algo queda".
¿Alguien pedirá perdón cuando todo acabe en nada?