No entiendo al señor Anasagasti. De verdad. Humillado ante el árbol de Guernica lo juro y lo perjuro. No es que no entienda su aversión a la honorable calva, que en su afán por cubrirla transforma su cabellera en una ensaimada de dudoso gusto; ni tampoco se trata de su aún más profunda aversión a todo cuanto suene a PP, llámese el «pájaro» Basagoiti y sus «gansadas» o la «heredera de los falangistas» Cospedal, aderezada con el cansino victimismo quimérico-metafórico-franquista, tipo «nunca habíamos visto al edificio de Sabin Etxea temblar en sus cuatro columnas con tanta intensidad (…) ante la Cospedal como cuando en los años sesenta los padres putativos de la señora decidieron derruirlo y echar los escombros al mar, y como dijo Areilza allí mismo, pegarle un tiro de gracia al PNV» (digo yo que si en los años 60 hubieran pegado el tiro de gracia al PNV, el jetzalde Anasagasti hoy no diría tanta gansada y, de paso, sus camaradas de nueces no habrían pegado tantos tiros de gracia en las nucas de tantos inocentes). Tampoco me importa no entender su obsesivo y convulsivo rencor hacia
No. No es nada de eso lo que me tiene descolocado. No es su intolerancia, ni su mala educación, ni su incoherencia, ni su alergia crónica a España, ni su republicanismo de derechas de toda la vida, ni su tradicionalismo anclado en el absurdo. Lo que me descoloca, despista y encocora es que, soltando las perlas que suelta, luego vaya a un programa de televisión estatal o le entrevisten en la radio amiga y resulte ser el tío más simpático, abierto, encantador, cercano, incomprendido, divertido y hasta moderado del mundo mundial. Y van los presentadores estrella y los entrevistadores a fondo y los compañeros de tertulia y nos lo venden como una frágil gacelilla Thomson cuando en realidad es un dragón de Komodo, el lagarto carroñero ése que suelta baba emponzoñada que envenena sólo con escupir (válgame el símil). El último salivazo septicémico que ha soltado el amigo, en referencia a las críticas a su partido por no aceptar la patada en el culo que los ha echado de Ajuria Enea, no tiene desperdicio:
«Oyendo todas estas cosas uno se ratifica en su abertzalismo, en su identidad vasca, sólo vasca y en su asco por una democracia como la española que manipula de manera tan burda la realidad».
Esta asquerosa democracia española es la que permite al ahora abertzale Anasagasti escupir con total libertad sus habituales sandeces. Y además es quien le paga su jugoso sueldo de Senador, dietas incluidas. Y digo yo que después de insultar a quien tan generosamente le da de comer, pues no sé, no me parece muy coherente el chico, ni muy simpático, ni cercano ni encantador, y desde luego, nada moderado. Y me da en mi maketo RH positivo, que éste lo que tiene, además de su delirante inquina anti maketa, es una importante ensaimada mental en la cabeza, más o menos del calibre de la que tenía el simpático y patriótico fundador de su democrático, avanzado y tolerante partido, o sea, el iluminado de Sabino Arana Goiri, alias el Adolf Bizkaitarra. El mismo que dijo lindezas como:
«El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español o no sabe andar, o si es apuesto, es tipo femenino»
«Nosotros odiamos a España con nuestra alma, mientras tenga oprimida a nuestra Patria con las cadenas de
«Les aterra oír que a los maketos se les debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah la gente amiga de la paz..! Es la mas digna del odio de los patriotas»
«En pueblos tan degenerados como el maketo y maketizado, resulta el sufragio universal un verdadero crimen, un suicidio»
«Oídle hablar a un bizkaino, y escuchareis la más eufórica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si solo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias»
«Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera»
«¡Ya lo sabéis, Euzkeldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España»
Pues eso, que allá en el Paraíso Euskaldun (pues seguro que tienen el suyo propio, faltaría más), el amigo Sabino Arana debe estar bailando el alegre aurresku en honor a su modélico vástago Anasagasti, fiel heredero y transmisor de sus sabias enseñanzas. Y de su ensaimada mental.
PD. Y digo yo que ayer, en esa incongruente final de la Copa del Rey de España entre dos equipos extranjeros (europeos, eso sí), el amigo Anasagasti sería de los que más silbaran y salivaran, pertrechado tras esa gigantesca pancarta que rezaba «We are nations of Europe. Goodbye España». El año que viene propongo que, en lugar de caer tan bajo luchando por tan español trofeo, Barça y Athletic alcancen la gloria jugando
4 comentarios:
Escuchando a Anasagasti, antropologicamente no tengo muy claro hacia donde quiere conducir a sus "valientes" gudaris. Si la vuelta a la banda, a la tribu, a una jefatura de carácter matriarcal con la amatxo tierra como objeto de sacralización o bien hacia algo más elevado, un estado teocrático donde el pontífice se elija en la sabino etxea y el RH+ sea el símbolo circunciso de esos nuevos elejidos llamados nacionalistas.
UFFF si esto fuera así, no se que pensarían muchos de esos curas vascos que confunden política y religión.
Buen artículo, sí seño...Anasagasti, aparte de hacer honor a la frase de Mortadelo y Filemón, "desgracia humana calva", parece que su flequillo de cortinilla no le deja ver. Es un individuo iletrado al que no se le conoce más ocupación que sus tonterías nacionalistas. Tiene todas las características del vividor (sin ofico conocido, dedicación exclusiva al nacionalismo, evidente carencia de dotes de todo tipo), pero encima resulta que se lo cree, si no no andaría todos los días con las mismas gilipolleces... Por eso me inclino a creer que es radical y absolutamente idiota....
Y no he querido insultar al bueno del calvo de Cumamá. Para mí constatar 1) que su ideología no revela muchas luces 2) que carece de dotes y méritos que le permitan dedicarse a algo más enjundioso 3) que con las dos afirmaciones anteriroes se podría concluir que es un vividor y, por lo mismo, quizá no tan tonto como parece 4) que, por el contrario está dando muestras de creer lo que dice. CONCLUSIÓN, me inclino por pensar que es tonto e inimputable si es capaz de creer en eso. He procedido de modo descriptivo, no he insultado.... Es como decir que es calvo, salta a la vista.
Por cierto, meses después el pelón de Cumaná nos sigue deleitando con las paridas que perpetra en su blog... NO por eso le va a crecer el pelo ni a aumentar sus menguadas neuronas. Tengo gatos con más capacidad intelectual que ese payaso, dicho sea con el debido respeto a ese noble oficio que hace reír a los niños.
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