martes, 23 de febrero de 2010

Me rebota y en tu culo explota

Vaya, vaya, vaya. Aznar la ha vuelto a liar. ¡Qué raro! ¿Y qué habrá hecho esta vez el ex presidente? ¿Otra guerra en Afganistán? (ah, no, que ésa es de Mister Paz) ¿Mil abdominales más al día, que parece que eso molesta mogollón a los progres de salón y sofá? ¿Un nuevo libro solucionando la crisis inexistente? ¿Se ha teñido el pelo de rubio y ha dejado el padel por el surf? ¿Ha intervenido en Mira Quién Baila? ¿Se ha enfrentado en duelo tertuliano con Belén Esteban? ¿Ha salido a pasear al perro? ¿Ha desayunado cereales en lugar de churros?... ¡No! Algo infinitamente más grave, a todas luces imperdonable e incluso condenable a la pena mayor del Reino, o sea, el destierro o la muerte. Pero, ¿qué ha hecho ahora este hombre, por amor de Dios? Pues ni más ni menos que coartar la libertad de expresión de unos inocentes estudiantes. ¿Y cómo lo hizo, cómo: sacó los tanques, disparó él mismo a bocajarro, les cortó la lengua a machetazos en plan hutu, les echó una jauría de dobermans hambrientos, los golpeó con sus abdominales de acero? No, les hizo una peineta. ¿Una peineta? Sí, sí, una peineta. Les sacó un dedo, vamos. Aaah.


Pues sí. Una peineta y se armó la marimorena. Yo creo que da igual lo que haga o diga este señor, que basta que lo haga o lo diga para que se arme la marimorena. Por principio. En esta ocasión, la excusa ha sido la injustificada y desproporcionada respuesta a unos simpáticos estudiantes de envidiable juventud que simplemente expresaban su malestar con el que fue presidente del gobierno hace ya más de cinco años: “asesino, terrorista, criminal de guerra…” ¡pero qué niños éstos! Mira que son ingeniosos expresándose libremente en aras de su derecho a la libertad de expresión; eso sí, sin dejar expresarse libremente al señor Aznar, que ése no tiene derecho a expresar ni la lista de la compra.


Y es que con lo de la libertad de expresión, la progresía ésta que nos gobierna y atenaza tiene una teoría más bien poco equidistante: si nosotros insultamos, es libertad de expresión; si los del PP hablan, es insulto. Simple, pero eficaz. Veamos algunos ejemplos:


Apedrear las sedes del PP es libertad de expresión, y además se lo merecían, los muy…; llamar “tontos de los cojones” a los votantes del PP es libertad de expresión; denunciar que “los críticos de Rajoy en el PP son los que alentaron el 23-F” es libertad de expresión; el pacto del Tinell y el cordón sanitario están amparados en la libertad de expresión; soltar a bocajarro “habría que matar a los del PP” es una risa además de libertad de expresión; incitar a los ciudadanos a denunciar a sus vecinos que no rotulen en catalán, al más puro estilo RDA, es libertad de expresión, mientras que rotular en castellano aunque sea “prohibido fumar” es atentar contra la libertad de expresión; enviar una carta a Albert Ribera con su foto ensangrentada y una bala en la frente es libertad de expresión; ladrar «¡Viva la República, muerte al Borbón!» mientras se quema y entierra la Carta Magna es libertad de expresión, lo mismo que colgar una figura del Rey por el cuello en El Joc del Penjat; apedrear a Rosa Díez al tratar de dar una charla en una universidad es libertad de expresión; amedrentar y golpear a los periodistas de una emisora no amiga que cubre profesionalmente La Diada es libertad de expresión; exaltar el terrorismo en lugares cedidos por el alcalde Elorza es libertad de expresión (si estamos negociando, claro); quemar banderas de España es libertad de expresión, igual que publicar un diario vocero de ETA o expresarse a coctelazo limpio (“estos chicos…” que diría Arzallus); subvencionar una exposición en la que Jesús está caracterizado como un gay hijo de una prostituta es, además de libertad de expresión, arte puro (pero si protestas por los cauces legales eres un cavernícola y un totalitario y un inquisidor y un facha). Y, en fin, sacarle tropecientas peinetas al Rey en la final de Baloncesto mientras se insulta a España y al himno español a gritos rabiosos, eso es libertad de expresión en grado sumo, el no va más, oiga. Aunque sea a peinetazo limpio.


Total, que esta Ezpaña que nos ha tocado padecer es abanderada mundial de la libertad de expresión… mientras no sean los otros (los malos) los que se expresen, of course. Y sobre todo si es Aznar, que más de uno pensará para sus adentros que por qué no explotaría el muy cabrón con su coche en aquel atentado fallido de ETA. Lo que habría ganado la libertad de expresión. ¡Maldito blindaje!


Probablemente así piense la señora Elena Valenciano (Secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE), que le tiene una tirria al ex presi que ni Pepiño; además de criticar con vehemencia su “odio del perdedor”, y definirle como “autoritario, deslenguado y resentido”, ha atacado por lo personal y se ha metido con “su pelito semilargo, nuevos abdominales y pulseritas de cuero”. La muy osada. Desconozco en qué estado se encuentran los abdominales de Javier, la pareja de la señora Valenciano; tampoco conozco su estilo de peinado ni si usa pulseritas de cuero o anti-reúma. Lo que sí puedo asegurar es que ella prefiere a Javier mil veces más que a Aznar, por muy guaperas que éste se crea, a tenor de las poéticas palabras escritas en su blog. Cito: "Agua de mar azul y turquesa de Mallorca... desde las rocas de esa calita solitaria me hace fotos Javier, el amor de mi vida. Momentos cargados de magia que nos hacen soportar muchos de los malos. Para compartir con tod@s vosotr@s. Milkss" (Elena Valenciano).

Un ejemplo de libertad de expresión bien entendida. Bella, incluso. Sin insultos, ni rabias valdías, ni peinetas, ni puñetas. ¿Ves, Elenita, qué bonito te sale cuando quieres?


En fin, que lo de Aznar se me antoja un poquito exagerado. Aunque lo del dedo esté muy mal, que lo está, entiendo que esté un poquito hasta los mismísimos de los mismos energúmenos, de los mismos vituperios y de los mismos linchamientos. La próxima, señor Aznar, no haga la peineta con el dedo; junte las manos en plan escudo y suélteles eso de “¡Me rebota y en tu culo explota!”.

De nada.


No hay comentarios: