jueves, 8 de septiembre de 2011

Artur, no me toques los cullons, sisplau

El molt honorable president de la generalitat de catalunya, sir Artur Mas, ha estallado como un foc artificial con el último auto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (¡de Cataluña!) que pretende, el muy, que el idioma común de todos los españoles pueda ser utilizado por todos los niños españoles para aprender las cosas que tienen que aprender los niños para poder tener un futuro mejor que nuestro presente… y sobre todo que nuestro pasado. Esto, así contado, puede sonar normal, lógico e incluso deseable para cualquier persona seria del mundo globalizado. Mas no para Mas (sir Artur), que prefiere que los hijos de sus ciudadanos se labren un futuro más bien de corto alcance y más bien de cortas miras. Eso en mi pueblo se llama egoísmo, fanatismo y estupidismo (que deben ser sinónimos de nacionalismo).

Decía el novelista y periodista portugués José María de Queiroz que una prueba de patriotismo es hablar mal cualquier idioma que no sea el nuestro. Está claro que el amic Sir Artur es un patriota con todas las de la ley (bueno, justo con la ley no, precisamente), pues lo que pretende es que sus patriotas compatriotas sólo hablen bien el catalán (a no ser que tengan pela suficiente para pagarse el colegio Alemán, donde sí estudian español), y si eso les anula oportunidades futuras para prosperar, que se jodan, así hablando pronto y mal (o sea, en español). Es, más o menos, lo que hacía Franco consigo mismo y con los españoles, que nos doblaba las pelis americanas para que no habláramos inglés y para que hoy se arruine el cine patrio. Por cierto, que en tiempos de la oprobiosa dictadura se hablaba catalán en Cataluña con plena libertad, o sea, que hablaban los que querían, aunque no eran muchos, y no a los que obligaban, como ahora en democracia.
         Y yo me pregunto, ¿existe algún país en el mundo donde se prohíba a los niños estudiar en el idioma oficial de su propio país? ¿O donde se impongan multas ruinosas a los comerciantes que vendan sus productos en el idioma oficial del país? Me atrevería a jurar que no.

Con el tema de la lengua no se juega, dice sir Artur. Y tanto. Aquí, en español ni se juega, ni se ríe, ni se habla, ni se canta, ni se escribe, ni se rotula, ni se vende, ni se piensa. O eso es lo que pretende sir Artur, libreta de multas millonarias en mano. Porque los ciudadanos catalanes andan un poco más despiertos que sus cegados dirigentes y saben que el español es absolutamente necesario para vivir y sobrevivir en el mundo actual. Y el inglés. Y el chino, de aquí a nada. Y tienen la grandísima suerte de poder aprender, desde la cuna, dos idiomas, dos culturas, dos formas de ver la vida que luego se podrán convertir en tres o más. Y eso enriquece. Hablar sólo catalán empobrece, sir Artur; aprender sólo catalán empequeñece; y administrar sólo en catalán, empobrece y empequeñece aún más, señor Mas-por-menos, porque expulsa literalmente a empresas, estudiantes, profesionales, multinacionales, fábricas, eventos y todo tipo de generadores de riqueza que buscan tierras más amables, fáciles y comprensivas a la hora de montar un negocio. El negoci, en Cataluña, ya no es lo que era.

A usted, sir Artur, el TSJC le toca las narices. Y el resto de España también, desde hace muchos siglos, porque según usted “intentan que el catalán vaya a menos porque configura nuestra identidad colectiva" (en la que no entran los toros aunque sí el jamón de jabugo). Y, por si quedaban dudas, chantajea a los posibles próximos gobernantes del Estado Español, el PP, amenazándoles con dejarles sin acuerdos si legislan contra la inmersión lingüística (Por cierto, ¿este Mas no fue el que firmó ante notario que jamás iba a pactar con el PP? ¿Es que ya se había cortado el cinturón sanitario?). Y para rematar la jugada, se declara abiertamente insumiso y se pasa la ley por el forro de los cullons. Para Mas, cualquier defensa del español es un ataque directo y sangriento al catalán. O sea, fanatismo sobre fanatismo y victimismo sobre victimismo. O sea, Mas de lo mismo.

“El nacionalismo se cura viajando”, afirmaba el Nobel de Literatura (en lengua española) Camilo José Cela; aunque viendo los periplos aventureros del megaembajador Carod Rovira, discrepo de don Camilo. Estoy más de acuerdo con el último Nobel de Literatura (en lengua española) don Mario Vargas Llosa: “Creo que, en última instancia, el nacionalismo está reñido con la democracia (…) Si usted escarba en las raíces ideológicas del nacionalismo, éstas son un rechazo de las formas democráticas, un rechazo a la coexistencia en la diversidad, que es la esencia de la democracia (…) El nacionalismo es siempre fuente de crispación, de confrontación y de violencia, y eso no excluye al nacionalismo que juega a la democracia al mismo tiempo que a la exclusión.” Cristalino, ¿verdad?

Por terminar de manera elegante, a lo caganer, como bien decía Josep Pla (que además de escribir mucho y bien –en catalán- también viajó mucho), "el nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se'l tira". Así que, señor Mas, y hablando de narices, deje ya de tirarse pedos al viento que sólo le gusta oler a usted. Y deje ya de tocarnos los cullons. Sisplau.





1 comentario:

el burladero dijo...

Lo de los Nacionalistas no tiene nombre.En un pais como España donde no se aplica la ley, y que cada una campa por donde quiere, los Nacionalistas tanto Vascos como Catalanes, se sienten como pez en el agua, sabiendo que el gobierno de turno les necesitan de manera imprescindible. Es lamentable pero es asi.
SALUDOS CORDIALES.-