martes, 17 de junio de 2008

El lenguaje "progresí" o cómo ser rematadamente hipócritas e hipócritos

El pasado lunes fue un gran día en la Asamblea de Madrid. De la mano del consejero Güemes el lenguaje “progresí” se hizo parlamentariamente oficial. Por supuesto, la progresía sentada -y asentada- en sus públicas bancadas se echó encima de don Juan José cuan basiliscos y basiliscas por haber dicho cosas tan graves e insultantes como ésta: «los socialistos y socialistas no hablan de privatización, sino de salud pública, y todos los miembros y miembras del Grupo Parlamentario Socialista tan contentos». O tan injuriosas como ésta: «en 'progresí' a un trasvase se le puede llamar conducto temporal de aguas» o a una crisis «se le puede llamar desaceleración puntual». ¡Olé, Güemes! No sólo has practicado un ejercicio tan sano (y menoscabado) como la ironía parlamentaria, demostrando así que el PP también sabe divertirse, sino que has conseguido indignar a los aludidos hasta tal punto que demostraron, una vez más, su gran talante, su admirable tolerancia y su infinito sentido del humor... a grito pelao, por supuesto.

Pueden gritar y patalear cuanto quieran, pero la evidencia de su lenguaje eufemístico-estúpido-cursi es inapelable. Estos tipos y tipas son expertos y expertas en practicar el lenguaje políticamente correcto hasta límites inauditos; y lo peor de todo es nos quieren obligar a los demás miembros y miembras de esta comunidad social plurinacional, porque les sale de los huevos y de las huevas... Y sí, acabaremos hablando como ellos y ellas y diciendo cosas como misión de paz (guerra), proceso de paz (negociación con ETA), hombre de paz (asesino), accidente (asesinato), tratamiento de sedación (eutanasia), solución habitacional (caja de cerillas), piquetes informativos (pirómanos agresivos), movimiento táctico hacia la retaguardia (retirada), promesa electoral (cobarde retirada de Irak), usuario de sustancias adictivas (drogadicto), educación para la ciudadanía (lavado de cerebro), minorías étnicas en proceso de integración (gitanos), realidad nacional (nación), este país (España), líder de la champion league (tomarnos por el pito del sereno), nueva realidad (crisis económica), reajuste laboral (despido fulminante), personas que se han apuntado al INEM (parados), cambio climático (cualquier fallo en la predicción de los hombres/mujeres del tiempo), libertad religiosa (insultar y discriminar a los católicos), etc., etc, etc.

La clave está en utilizar un lenguaje no ofensivo ni discriminatorio, dicen, en pos del buen rollito imperante. Por eso hablan de invidentes cuando los propios ciegos se llaman a sí mismos ciegos (ONCE: Organización Nacional de Ciegos Españoles. ¡3 incorrecciones de 4 palabras! Estos invidentes desagradecidos...). Y claro, así nos va. «Los padres y las madres de los niños y de las niñas de este colegio estamos en contra de la discriminación de las personas de color» (¿pero es que no conocen el chiste? Cuando nací, era negro. Cuando voy a la playa soy negro. Cuando tengo frío sigo siendo negro. Cuando tengo pánico soy negro. Cuando enfermo soy negro. Incluso cuando muero continúo siendo negro. En cambio tú, mi querido amigo blanco, cuando naces eres rosado; cuando vas a la playa te pones rojo; cuando tienes frío te pones azul; cuando tienes pánico te pones amarillo; cuando estás enfermo te pones verde; cuando te mueres te pones gris. ¿Y todavía dices que yo soy “de color”?).

Y por terminar (pues la lista de estupideces sería tan infinita como las ansias de paz de Z), el más hipócrita, el más grave, el más terrible, el más descorazonador de todos los eufemismos de esta sociedad nuestra tan moderna, tan progre, tan políticamente correcta: la interrupción voluntaria del embarazo, o sea, el aborto, o sea, el asesinato de miles de seres humanos tan inocentes o más que las focas de Canadá, el tatu carreta o el chimpancé humanoide de Cuesta. Juro que no me imagino a la ministra Aído hablando del aborto y la aborta con tanta naturalidad como de los miembros y las miembras. ¿Y saben por qué? Porque sería reconocer implícita y explícitamente que el feto es un niño o una niña, un ser humano normal y corriente, con su sexo y todo, con su carga genética, con su carácter y con su cerebrito, esa cosa que sirve para pensar libremente y que tan poco gusta a nuestros gobernantes del lenguaje “progresí”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Instituto Cervantes ha puesto en marcha la votación de su Ficcionario, diccionario donde se recogen las palabras más ocurrentes inventadas por la gente en la calle y cuya selección termina este viernes 19 de junio.

En tercer lugar, entre las mejores palabras ,va "progresí”. Si ganara entraría a formar parte del diccionario, ¿os imagináis?


Las votaciones están en la página del Instituto Cervantes y se puede votar a favor del idioma "progresí", para que gane este viernes: http://www.eldiae.es/ficcionario/progresi

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post, ha sido realmente divertido. No tengo especial simpatía por el PP, pero odio con todas mis fuerzas el progresí y creo que Güemes estuvo realmente ocurrente acuñando el término.

Lo de usar eufemismos en la jerga política no es exclusivo del PSOE (si bien los socialistas muestran una habilidad sensacional). Sin embargo, sí es original la unión feminismo + lenguaje eufemístico, de cuyo matrimonio surge entre otras cosas el rechazo de la progresía a usar el plural genérico en castellano.

Esto a mí me lleva a los demonios.

Saludos,
Isa