viernes, 11 de julio de 2008

Carta paritaria de una miembra contra San Fermín, el machista sanguinario

Querido y admirado presi: hoy he madrugado mucho para empezar a trabajar prontito en mi Ministerio y que no me eche la bronca la bruja arrugada ésa que tienes de vicepresi. Al poner la “Primera” para ver tu sonrisa en el telediario y alegrarme el día, he visto una cosa horrible que me ha puesto los bellos como escarpias. He cambiado de canal inmediatamente y me he ido a la otra tele nuestra, la “roja”, osea la “Cuatro”, y he visto lo mismito que en la otra. ¡Una salvajada! Te cuento, pero te preveo que te va a dar coraje. He visto a un montón de energúmenos (no digo “y energúmenas” porque no había mujeres, ¿te lo puedes creer?) todos con boina falangista y el brazo en alto cantando himnos franquistas. Mira lo que he escuchado: «A San Fermín venimos por ser nuestro patrón; nos guíe en el encierro dándonos su bendición». ¿Lo ves? Están cantando a un santurrón de esos de la iglesia católica cavernícola, que además es un patrón opresor, y van y le piden que les guíe como becerros sin iniciativa ni personalidad; y encima le dicen que les eche agua bendita, como si el santo ése existiera de verdad. ¡Pero si es una figura de madera! ¡Y van y lo repiten tres (3) veces! ¡Casi me desmayo! Y esto es sólo el principio. Porque luego salen a correr todos en manada, sólo de miembros, osea, en una especie de pura manifestación de machismo absoluto, sin dejar que participe ninguna miembra, y acosando a unos pobres animales asustados e indefensos que no han hecho nada para sufrir esa humillación tan grande. Por cierto, los toros también eran todos machos, osea, que tampoco había toras, o toros miembras o como se diga. Y los pobrecitos toros que se caen y hasta se chocan contra algún desalmado agresor (borracho y fumador, seguro; osea, de derechas) que ni siquiera les pide perdón. ¿Cómo se puede permitir un desagravio tan grave? ¡Qué fuerte!, ¿verdad, presi?

Pero esto no es todo ni toda. Porque los nobles animales llegan a la plaza muertos de miedo, perseguidos por miles de torturadores gritándoles y golpeándoles, y van y los encierran durante horas, ¡secuestrados en zulos!, para luego asesinarlos a sangre fría delante de miles de cavernícolas y cavernícolos (porque aquí si hay mujeres, eso sí, seguro que amenazadas de muerte por sus machos opresores). De los doce toros que corrían matan a seis, a los más negros: osea, que además de asesinos, ¡racistas, xenófobos y fascistas! Y después de matarlos, van y les cortan las orejas y el rabo y los cuernos y creo que los huevos también y no sé qué harán con eso, pero seguro que los usan como potenciadotes de la tetoesterona masculina y machista. Osea, que se lo comen para pegar más fuerte a sus desgraciadas parejas de género.

Querido presi, comprenderás que después de haber visto esta cosa tan horrible hoy no vaya a trabajar al Ministerio. Todavía sigo llorando, snif, snif (¿ves?) y no me siento con fuerzas de enfrentarme a la vicebruja por el tema del velo árabe o del teléfono antiagresores, que no le gusta nada, con lo buena idea que es (¡si parece tuya, presi!). Pero no creas que no he trabajado. He abierto el ordenador ese sin cables que me regalaste y he escrito una propuesta de proyecto o un antereglamento de ley o algo de eso, que he llamado Ley V.A.C.A. 2.0, que no significa nada pero es bonito, femenino y con un toque tecnológico, osea, paritario y moderno. La Ley V.A.C.A. 2.0 quedaría así, más o menos (luego habría que pasarla al lenguaje ese raro de las leyes, pero que lo haga el Soria, que para eso ha estudiado):
Primera. En vez de llamarlo encierro, se va a llamar feria, que es femenino y más alegre; y nada de santos ni de vírgenes ni de bendiciones ni nada de eso: será una feria laica 100%.
Segunda. Para hacerla paritaria, será sólo para mujeres; los únicos hombres que podrán participar son los homosexuales y los transexuales, que son más sensibles. ¡No queremos brutos ni machistas!
Tercera. Los animales serán animalas, osea mi-hembras, osea toras y vacas. Éstas irán correteando libremente por las calles, a su ritmo, sin ser acosadas por las corredoras, que simplemente las acompañarán acariciándolas suavemente y cantando canciones bonitas, para que estén contentas.
Quinta. La carrera no terminará en la especie de circo romano ése con arena y gradas llenas de salvajes, sino en un prado verde y fresco, con árboles y un paisaje precioso. Allí, una experta veterinaria sexóloga las incitará para que disfruten de los mayores placeres sexuales, unas con otras, solas, en grupo o como prefieran, que para eso son libres y no tienen comido el coco por los ovispos ni los curas.
Sexta. Se retransmitirá obligatoriamente por todas las cadenas de TV, para concienciar a la ciudadanía del tema este de la paridad, la igualdad y los derechos humanos de los animales. Y también se incluirá en la asignatura de Educación para la Ciudadanía como si fuera una costumbre cultural de siglos atrás, borrando de todos los libros la anterior versión bárbara y machista, que seguro que nació con el franquismo.

Y en la sexta me quedo, que para eso es la tele amiga y no saca el San Fermín sangriento ése y sí a Buenafuente, que me encanta (ya ver cuándo me llama).

Espero, querido presi, que te guste esta propuesta de proyecto tan paritaria y tan bonita; y ojalá se apruebe en el consejo de ministros y ministras del viernes, a no ser que la vicepresi me lo eche para atrás, que me tiene una manía la muy... (yo creo que además es machista).

Nada más, se despide tu miembra favorita
Bibi.


PD. A ver si el viernes tratamos también lo del aborto libre, que sería un logro muy bonito y muy paritario en favor de los derechos y libertades de las mujeres de este país. Un besito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sencillamente magistral. No sólo en la exposición, sino especialmente en el enfoque, con esa vis cómica que impregna la pieza. Si todos los españoles (o al menos muchos) fuéramos capaces de transmutar los desmanes que el gobierno comete constantemente y las actitudes que adopta en motivos de risa, ridiculizándolos en vez de indignarnos, hace tiempo que hubiésemos neutralizado su virulencia. Lo dicho: magistral.