«La cobardía es la madre de la crueldad» decía, allá por el siglo XVI, el escritor y filósofo francés Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592). Javier Arzallus Antia (1932- y aún vivo… snif), político, seminarista y gudari intelectual nacido en Euskal Herria -pueblo soberano que ya existía en tiempos de Montaigne, e incluso siglos antes- afirmó no hace muchas fechas que «los etarras no son cobardes, simplemente están acosados». Las citas y la consecuente reflexión sobre la cobardía vienen al caso por la archiconocida detención del gudari –éste nada intelectual- Aitzol Iriondo y su involuntaria incontinencia urinaria al enfrentarse, cara a cara, con los agentes de la Brigada de Búsqueda e Intervención que lo detuvieron, y tras sentir en su piel el acerado frescor otoñal del arma reglamentaria.
El hecho de hacerse pipí en los pantalones cuando te apuntan con un arma puede ser o no un acto de cobardía. Habrá opiniones. Desde luego, si eres un gudari de pro muy ejemplar no es, que digamos. Y sin embargo sí parece ser algo común entre los gudaris de pro, de los de ahora y de los de antes. Por poner sólo un par de ejemplos poco ejemplares, el famoso Juan Arruti Azpitarte, alias «Paterra», se hizo caquita en los pantalones, lloró como un bebé sin chupete y cantó la Traviata para delatar a otros quince valerosos gudaris de la banda, además de llevar a
Sin embargo, como he dicho antes, estos actos pueden o no ser considerados un ejemplo de cobardía. Desde mi punto de vista son simples anécdotas desmitificadoras. Que vienen muy bien para nuestro consuelo, pero no son lo importante. La verdadera cobardía, como bien decía Montaigne, es la que nace de
Y cobardes, señor Arzallus, son también los que los justifican, y los que los amparan, y los que los utilizan, y los que los alaban, y los que señalan sus objetivos, y los que los votan, y los que pactan con ellos, y los que los mantienen en el poder, y los que ceden a sus chantajes, y los que los subvencionan, y los que mienten por ellos, y los que recogen las nueces, señor Arzallus. Todos ellos comparten su cobardía porque todos ellos son cómplices de su crueldad.
Cobardía es negociar con ellos por un puñado de votos. ¿Verdad, señor Eguiguren? ¿Verdad, señor presidente, alias Mister Paz? Y es también una crueldad, con las víctimas y con todos nosotros. Una cruel injusticia, además totalmente injustificable. Pero nos conocemos. Y cuando desde los púlpitos socialistas (Leire, Pepiño) se empieza a acusar a la oposición de falta de colaboración así, de repente, sin venir a cuento, es que vuelve el proceso; cuando se dan largas para expulsar sin contemplaciones ni subterfugios a ETA de los ayuntamientos, con la Ley en la mano, es que vuelve la negociación; cuando el negociator oficial Eguiguren se reafirma en que nunca ha visto «incompatible la vía del diálogo con la firmeza democrática de la ley», es que nunca ha dejado de dialogar con los “hombres de paz”, ni antes ni durante ni después de la tregua, ni antes ni durante ni después de nada. Estemos atentos, porque de aquí a unos meses nos la volverán a colar. Con cualquier excusa, por cualquier motivo. Es la gran esperanza del pacifista Z para coronarse como Mister Paz por los siglos de los siglos. Es su obsesión histórica. Y no nos engañemos, lo seguirá intentando hasta que lo consiga. Aunque todos sepamos, menos él y Eguiguren, que la serpiente no negociará su rendición jamás. Por ciego fanatismo. Por pura cobardía. Por miserable crueldad.
El tema entonces será quiénes lo volverán a justificar y quiénes volverán a apartar la mirada hacia otro lado, con la nariz tapada… o no. Y entonces recordaremos la frase del pensador cubano Enrique Varona: «¿De qué se hace un tirano? De la vileza de muchos y de la cobardía de todos». Bueno, de casi todos.
2 comentarios:
Para valientes Pepiño, que ahora dice que él solito salvó a la delegación de Bombay con un par de llamadas, pero que por modestia no lo había dicho antes. Desde luego, Pepe, lo clavaste en el artículo del otro día.
Es verdad, cada día insultan un poco más al PP y les llaman de todo menos guapos. Y eso que Mariano está encantado con la política antiterrorista del gobierno, que si no se los comen.
Un abrazo Pepe, sigue así, con ideas tan claras y tan bien expuestas.
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