miércoles, 7 de abril de 2010

Cuento de Garzón. El juez que fue político y viceversa


Hace muchos, muchos años, allá por 1993, en un cercano país llamado España reinaba el paro galopante, la corrupción a tutiplén, el terrorismo de Estado, las leyes mafiosillas, los hermanísimos gorrones y la no separación de poderes. Eran los tiempos del Cambio, los 100 años de honradez y de la España que no reconocía ni la madre que la parió. La cosa, para unos cuantos, iba de perlas. Para el resto, no tanto, aunque la ignorancia los presuponía felices, o al menos, lobotizadamente dóciles. Pero hete aquí que por lontananza empezaba a asomar la sombra del enemigo, blandiendo sus espadas de negra incertidumbre; jaurías de dobermans rabiosos de poder; legiones de fascistas con ansia de cortar cabezas, capitaneados por un nadie oculto tras un bigote; hordas de alimañas ultras salidas de la caverna para devorar todo atisbo de humanidad, de sociedad, ¡de Democracia! que apareciera ante sus ojos ensangrentados. ¡Que viene la derecha! ¡¡Que viene la derechaaa!!

Hubo, de entre las valientes voces que se alzaron contra la inminente invasión de “la derecha”, una vocecilla que se escuchó tal vez más que las demás. No por su potencia sonora, ni por su tono chilloncete, sino por lo simbólico de su dueño, ex juez y flamante candidato de la izquierda bienamada y bienhechora, y por el contagioso convencimiento de su arenga:
“No quiero alarmar gritando que viene la derecha pero no sé si bajo la piel de oveja hay lobos”; “La intolerancia se ha apoderado de la derecha”; “Tiene que quedar claro que no gane la derecha”. “No estamos en una España ni dormida ni corrupta, está viva. Por el destierro de los corruptos, ya están doblando las campanas”; “Les vamos a dar un meneo que se van a enterar”; “Los intolerantes han enlodado el adjetivo, secuestrado el verbo, y ahora vienen por el sujeto”. “Hay que votar por derecho pero no por la derecha”; “Merece la pena dejar de ser neutral sin perder la independencia y sumarse a una idea de futuro (…) Yo he elegido la opción del futuro, que es la del PSOE y la de Felipe González”.
¡Qué retórica, mon Dieu! ¡Qué dominio de la metáfora paradójica! ¡Qué ingeniosa inteligencia en la conjunción de verbos, sujetos y predicados! ¡Qué facilidad pasmosa para la prosopografía, la lítotes, la alegoría y hasta el retruécano! ¡Qué labia, joder!

Fue la vocecilla guerrera del ex juez flamante número 2 por el PSOE, su sabia labia electoral sin complejos la que otorgó la victoria a ese partido sanote y honradísimo en las elecciones del 93. Mas un año después, viéndose traicionado, menospreciado y abandonado por aquellos a quienes otorgó la victoria (o sea, que no le dieron cartera), el otrora flamante candidato abandonó la política y volvió a su antiguo empleo, que era ser juez. O sea, el que juzga con ciega imparcialidad, independencia y neutralidad a los ciudadanos, sean de un lado, del otro, de en medio o de ninguna parte. Y, para demostrar su imparcialidad, independencia y neutralidad juzgó primero a sus desagradecidos ex colegas de partido, y donde antes no había corrupción él sacó terrorismo de Estado. Una risa, oiga.
Y claro, como su vocecilla atronadora no arengó al pueblo soberano en las elecciones del 96, y lo del doberman ya no coló cuando apareció lo de la cal viva, pues ganó “la derecha” (con trampas, claro; con mentiras, por supuesto; con juego sucio, no cabe duda) y los ex suyos se dedicaron a opositar. Y él, en unos años de extraña lucidez, se dedicó a ser juez. Y hasta colaboró en enchironar a muchos etarras, malos ellos, siguiendo la teorías represoras de “la derecha” gobernante.

Pero con el tiempo, nuestro neutralísimo juez ex político debió ser vencido por el tedio rutinario, y durante los siguientes años se dedicó a conocer mundo y a salvar a la Humanidad. Le gustó mucho Nueva York (con dietas y todo) y la selva amazónica, donde se hizo amigo de un mono muy simpático. Y salió a la calle para chillar con su vocecita el “No a la Guerra”. Y viajó a Chile y condenó a Pinochet a permanecer en silla de ruedas hasta que muriera de muerte natural; y persiguió en helicóptero, junto a 350 agentes, a unos peligrosísimos narcotraficantes en la Operación Nécora, pero lo único que consiguió fue unas condenitas a los malos y una condenaza al Estado Español por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por haber vulnerado el derecho al secreto de las comunicaciones de Sito Miñanco; también quiso procesar a Bin Laden, pero no se presentó en el juicio el muy malqueda; y a Berlusconi, por lo de Telecinco, pero debía de tener fiestorro ese día, y los demás procesados fueron absueltos por la Audiencia Nacional. Lo mismito que sucedió con los 18 empresarios imputados en el caso del lino, incluida la ministra Loyola de Palacio, todos absueltos sin cargos, aunque el daño moral que causó el juez ex político (incluidas dos muertes por depresión) fue bastante irreparable. También el caso Al Kassar pasó al Curriculum Vitae del amigo como un sonoro fracaso, y quedó en libre como un pajarito (el traficante sirio, no el juez fracasado).
Otro caso de los buenos fue lo del megadespliegue para registrar el Privilege, el buque presuntamente cargado con cinco toneladas de cocaína que resultaron ser 5.000 bidones de asfalto. Y también lo de las herriko tabernas, cuyo embargo se había olvidado de prorrogar, el muy despistadillo; y lo de los etarras que quedaron en libertad por lo mismo; y los narcotraficantes turcos, que salieron por la puerta grande por un “error de carpetilla”; y lo de las jornadas cinegéticas y gastronómicas con el ministro, la fiscal y el poli; y lo del Faisán, que ahora no y ahora sí, pero no; y otras muchas garzonadas que alargarían este cuento hasta el infinito y más allá. Por resumir, después de tanta cagada, en el seno de la Judicatura no se le considera ni buen jurista ni, mucho menos, buen instructor; es uno de los más desautorizados por los Tribunales que han examinado sus muy mediáticas y muy mediocres instrucciones.

Por todas estas razones, el protagonista de nuestra historia debió ser apartado de la toga hace muchos años; y es más, debieron quitarle el martillito ése de “orden, orden en la sala” el mismo día que se presentó como flamante candidato número 2 por el PSOE en aquellas lejanas elecciones generales de 1993. Ahora se enfrenta a tres querellas más, legítimamente propuestas y admitidas por el Tribunal Supremo: 1. Prevaricación en la Operación Desenterremos la Historia y Enterremos la Transición; 2. Aplicar la Ley Antiterrorista a los chorizos del caso Gurtel; 3. Recibir dinero de Botín con la mano derecha y votar con la izquierda para archivar una querella contra Botín. Las excusas, esta vez, apoyadas y firmadas por los abajofirmantes habituales (y además Sopena, ¡horror!), son que: 1. Los demandantes son fachas (ergo no tienen derecho ninguno a demandar a nadie, y mucho menos al juez ex político), 2. Son presuntos delincuentes (y, claro, no pueden utilizar para su defensa los errores del juez instructor), o 3. Que el Tribunal está politizado (manda huevos quién lo dice). O sea, ¡que viene la derechaaaa! Otra vez. Original, el tío. Independiente y neutral, el colega. Un profesional de la Justicia ciega, el amigo.

Pues nada, que otra vez el mismo cuento, el cuento de Garzón, el juez ex político. A ver si ahora tiene, por fin, un final feliz. O un final, al menos. Y que coma las perdices que quiera, pero donde le envíe el juez.

7 comentarios:

Unknown dijo...

El Sr. Pepe Álvarez tiene una gran facilidad verborreica, sin duda es un sr. de letras. No así mi caso, por lo que lamentablemente me sería dificil mantener un "combate" dialéctico de opinión sobre el Juez Garzón.
Posiblemente El Sr. Álvarez tenga puntos de razón en su escrito, pero le fastidia el juez. Sin duda está en la línea de los denunciantes falangistas, herederos estos de las "razzias" por pueblos de castilla, asesinando impunemente gente inocente y sospechosa de ser de izquierdas o no ir a misa. Ojalá hubiesen muchos jueces Garzón. Tanto los corruptos de izquierdas y derechas, como delincuentes en general, no estarían tan tranquilos.
Un ciudadano indignado

La Santa República dijo...

Posiblemente el señor Albert ignora que en su Santa República también se asesinó vilmente a religiosos por el hecho de serlo; se violó a religiosas; se quemaron conventos y colegios (el de mis hijos, sin ir más lejos, en el 34); se dio el paseíllo a civiles por el simple hecho de ir a misa, no tener callos en las manos o llevar un abrigo más o menos bueno (a un tío mío, un republicano le quitó el abrigo porque sí y fue asesinado por sus propios compinches, al confundirle con un burgués). Y todo eso sucedió antes de la guerra civil.

Sí Albert, la República también fue muy mala, cruel y sangrienta con los que no pensaban como ellos. Hay que ser un poquito menos ciego.

Y en cuanto a Garzón, es un mal juez instructor, y eso lo sabe hasta el más novato bedel de la Audiencia. De todas formas, sus propios compañeros decidirán su suerte. Y por cierto, menos mal que el juez Varela es del ala izquierdista (fundador de Jueces por la Democracia) que si no...

Otro ciudadano indignado, pero más leído.

Unknown dijo...

@ Albert, aburre ya la tediosa letanía de quien excusa la falta grave de ser partidario y partidista en un oficio donde se presupone la equidad e imparcialidad; en mi ignorante postura he de suponer que comulgo con la extrema derecha y llevo el carné de la falange en la cartera... Como he dicho, aburre. Ademas, supongo que en el colegio le dieron ordenes estrictas de salir por peteneras, que no entiendo, ni entenderé jamás, esa manía contumaz de defender la deshonradez del juez talando arboles genealógicos y remontándose ochenta años atrás.
No soy falangista, ni lo he sido, pero se distinguir que está bien de lo que está mal. Yo también quiero mas jueces, pero de los anónimos, de los que no duermen pensando en si toman decisiones acertadas, de los que no salen en la tele, ni en revistas, yo quiero jueces justos e independientes.

Un pirata borracho

Unknown dijo...

¿Tanta verborrea para descalificar a una persona? hace sospechar que estorba. Chico aburres hasta los muertos, prefiero mil veces a un juez tan "injusto" que no ha hecho "nada" contra ETA ni contra la CORRUCCIÓN, ni contra NARCOTRAFICANTES (según tu claro) que a los de tu lado de España, que no ven más allá de su rabia, ¡relájate!. Sabes qué?, de este lado de España, y no hablo de partidos, sino de personas con 2 dedos de frente, si vemos lo que este Sr. juez está haciendo para que nos podamos ir a la cama más tranquilos. Deja en paz a la gente honesta y métete con los chorizos que están vaciando las arcas del estado o políticos que encubren a asesinos como ETA.

Manu dijo...

A ver Paqui: precisamente los que están encubriendo a los asesinos de ETA son Rubalcaba y Garzón, ¿o es que no has oído hablar del caso Faisán, del cabreo de la juez Le Vert con Garzón y del entuerto que va a tener que investigar Marlaska, si es que le dejan?
Que Garzón haya sido un gran luchador contra ETA, que lo fue (y el artículo lo reconoce), no quita que sea también un mal instructor, un político más que juez y un prevaricador (hace unos años tuvo 9 denuncias por prevaricación, así que la cosa no es nueva).

Unknown dijo...

Paqui, he leído tu comentario y no puedo dejarlo pasar, lo siento. En primer lugar no argumentas nada, solo ladras.En segundo lugar, hablas de rabia y de dos Españas pero yo solo veo la tuya(rabia), tu intransigencia hacía la opinión de otros y tu(me vas a perdonar) ignorancia.
Desde luego, si hay dos españas, espero no estar en la tuya, creo que en esa, solo hay malvad@s.

Un consejo, que son gratis y ya sabes que no sirven para nada. Cuando hables de honestidad no lo hagas con ira.

Anónimo dijo...

ójala hubiesen muchos jueces garzon