viernes, 19 de noviembre de 2010

Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir política


Empieza la campaña electoral catalana y, como suele suceder, comienza la ensalada de gilipolleces con denominación de origen. Yo no sé quiénes asesoran a estas gentes, pero si se dedicaran a la Publicidad profesionalmente se iban a morir de hambre más que de risa; de verdad, perderían los clientes a la misma velocidad que un político catalán la vergüenza. Este año, así como siguiendo la pauta nacional-relativista que nos invade, además de las gilipolleces habituales se ha puesto de moda el sexo para pedir el voto. Y yo me pregunto, por simple curiosidad, ¿es que todos manejan la misma agencia de comunicación, y les ha vendido la misma idea a unos y a otras? ¿Acaso padecen alguna patología sexual, tipo disfunción eréctil o frigidez extrema, y el terapeuta de turno les ha aconsejado que la muestren sin miedo al mundo con la promesa de presuntos efectos curativos? ¿O es que, simplemente, están salidorros al más puro estilo Esteso-Pajares-Ozores, ese triángulo de las bermudas y los bikinis que tanto daño hizo al cine español y universal?

Entre los orgasmos ensobrados del PSC (¿serán tan democráticos como aquellos que Zapatero le ‘daba’ a Zerolo?), los orgasmos ajardinados de Montserrat Nebrera, el sexo difuso o confuso de Carmen de Mairena (¿pero dónde se habrá operado esta chica, o este chico o esto o lo que sea?), el sexo profesional de Lucía Lapiedra, la pornostar de Laporta (¿se habrán conocido en alguna de sus orgías champaneras? ¿Habrá pagado la cuenta la Visa del Barça? ¿Se la habrá pasado…? Bueno, aquí lo dejamos) y, last but not least, la matanza virtual de barretinas, inmigrantes, butifarras y demás de Alicia Croft o Angelina Sánchez-Camacho o Ali Jolie o lo que sea… la verdad, visto lo visto, lo mejor será una vez más quedarse en casa. Que, por otra parte, es lo que suelen hacer los catalanes a la hora de votar, protestar, movilizarse o rebelarse en contra de esa casta política que les toma el pelo desde hace tantos años. Allí, los únicos que se movilizan son los borrokas, pero esos no votan.

La explicación que tiene toda esta historia, si es que tiene alguna, es que no hay ideas, no hay programa, no hay fondo. En Publicidad, cuando el producto no tiene nada que vender, hace ruido (llámese creatividad, notoriedad, provocación, sensualidad…). En política, cuando no existe discurso, se hace más ruido (llámese zafiedad, insulto, ataque directo, provocación o, en este caso, puro sexo). La consecuencia, para una marca o un partido, es la misma: que si no convence no se compra. La diferencia es que en el primer caso la perjudicada es la marca, y en el segundo lo somos todos.

Lo de la Mairena, la Lapiedra, los orgasmos de la chiquilla del PSC o los de la madura Montse puede no ser más que una anécdota de campaña, además de una ilustrativa muestra de zafiedad y falta de ideas. Pero lo del PPC y su heroína de pacotilla (¡y esa gaviota a la que han puesto mi nombre!) es verdaderamente preocupante. Porque los problemas de comunicación en el PP siguen siendo graves, muy graves. Y endémicos. Yo no sé quién maneja las campañas, si es una agencia profesional y experimentada (lo dudo) o es un club de amiguetes que se creen un experto Think Tank imparable e ingenioso; no sé si es cosa de Arriola, de Moragas, de Pons o de uno que pasaba por ahí que sabía dibujar. Pero es algo que viene de lejos, y que se repite en cada proceso electoral. Y así les va: recordemos que el equipo de Rajoy lleva perdidas dos elecciones generales… y me temo que va camino de la tercera (a pesar de lo digan hoy las ecuestas).

El PP No llega, no convence, no cae bien, no emociona, no atrae, no entusiasma, no ilusiona. NO VENDE. ¿Y cómo es posible —se preguntan en la Dirección—, si somos mucho mejores y estamos más preparados que la competencia, que son una panda de incompetentes? ¿Cómo es posible que perdamos una elección tras otra frente a unos mentirosos compulsivos? ¿Cómo es posible que ellos no se hundan por el peso de la crisis y nosotros no consigamos despegar? ¿Por qué no acabamos de convencer a nuestros votantes y simpatizantes?

Pues una buena explicación es la última cagada del PPC (Patosos Petulantes y Confusos) y de su aventurera virtual, que además no revisa las cosas que tiene que revisar. Ya metió la gamba en la anterior campaña, haciéndose pasar por Obama en femenino y caucásico. Alicia en el País de las Obamaravillas perdió más votantes de los que ganó, con la tontería obamaníaca. Son las consecuencias nefastas de la Política POP de los pensadores peperos: Mercedes Benz vende seriedad y tecnología; el SEAT Ibiza vende juerga y rock and roll. Si de repente Mercedes vendiera juerga y rock and roll, y además tuneara sus berlinas y las pintara de colores psicodélicos, tardaría un año en hacer un ERE salvaje. El PP es símbolo de gestión, de eficacia, de seriedad, de confianza en determinados valores; no significa que deban ser antipáticos (Mercedes puede hacer campañas con humor y empatía), pero si se alejan de su posicionamiento, la política POP no será más que el sonido de una pompa de jabón al desvanecerse. Lo que tienen que hacer es venderse mejor, no ponerse a bailar una música que no conocen, ni controlan, ni les pega. El hecho de que los demás hagan el ridículo en sus campañas no implica que el PP tenga que hacer lo mismo, es más, supone una magnífica oportunidad de diferenciarse del adversario y acercarse a sus votantes actuales y potenciales.

Señores y señoras del PP, no olvidemos que la gente vota por su identidad, por sus valores, por su idea de la sociedad, de la familia, de la economía; votan por lo que creen y a quienes creen lo mismo que ellos y, sobre todo, a quienes defiendan todo aquello en lo que creen. Y para que esos valores y creencias queden claros ante los ciudadanos, primero hay que tenerlos claros. Y después hay que comunicarlos con claridad, con eficacia. Para eso están los expertos, los profesionales, los especialistas en comunicación, política y no política. Por favor, déjense llevar por ellos. O volverán a quedarse en la estantería. O en el lineal de vídeo juegos

1 comentario:

Unknown dijo...

El problema de fondo es mas sencillo que todo lo que aquí expones. El problema real es que tanto PP como PSOE son sinónimo de pasado, están caducos, son los hijos del franquismo, su tiempo se acaba... Necesitamos sangre joven, políticos sensatos, jueces incorruptibles y sobre todo necesitamos educar a las nuevas generaciones para que aprendan a distinguir entre hacer las cosas bien o mal, sencillo, al margen de palabrería e ideologías.