Cuenta una vieja crónica de sucesos el caso que aconteció en un tribunal berlinés, allá por 1967. Un astuto abogado defendió a su cliente, acusado de robo, alegando que había sido únicamente la mano del inculpado la que había realizado la sustracción, de forma que no había lugar a responsabilizar a la persona entera de la acción de su mano. El juez, haciendo gala de su sentido del humor, condenó a la mano del ladrón a dos meses de prisión; en ese instante, el ladrón desatornilló su mano derecha artificial, la depositó sobre la mesa del boquiabierto juez y salió tranquilamente –y libre- de la audiencia.
Este pasado fin de semana, el Vicepresidentísimo, Ministrísimo y Oscurantísimo señor Rubalcaba (¿por qué renegarán todos de su apellido paterno?) se la ha jugado a sus colegas de partido más o menos como el chorizo berlinés a su juez. Después de quitarse de en medio a “la niña” de Zapatero de un vil empujón (que me la han dejado llorando por las esquinas y los desfiles, los muy…), apareció el flamante Multi-ísimo en el Komitern socialista, ante todos sus varones (sí, con ‘v’), alguna fémina de cuota para la foto y el omnipresente Zerolo y, después de un maravilloso discurso de su predecesor en el poder (emotivo, entrañable y deportivo; si parecía Carros de Fuego), Rubalcaba se desatornilló la mano diestra, la dejó sobre la mesa de Zapatero con su mano más siniestra y se descojonó de todos sus colegas y de España entera mientras exclamaba:
“Yo, por la autoridad que me concedo a mí mismo, me he señalado, erigido y ungido como vuestro salvador, vuestro faro, vuestro guía, vuestro futuro; esta mano –que no es mía y devuelvo a su dueño- representa el pasado, el fracaso; ella y solo ella es la que os ha hecho mal, la que nos ha llevado a la debacle, la que ha arruinado España… así que ¡fuera! Y ahora yo, con mi mano de verdad, que es la siniestra, os voy a llevar derechitos a la ¡¡victoriaaa!!”
Las hordas dirigentes (y dirigidas) bramaron al unísono clamando a su nuevo líder, ensalzando sus inmarcesibles virtudes democráticas, que nunca ninguno puso en duda. Y hasta los varones (sí, con ‘v’) más críticos, los mismos que exigían dos minutos antes unas primarias sí o sí, o un congreso sí o sí, se deshicieron en aplausos, vítores, ovaciones, loas, alabanzas, ensalzamientos y bajadas de pantalón como no se había visto desde tiempo inmemorial (bueno, desde el último mitin de ZP). Y el Omni-vice, la mano siniestra que mece la cuna, prosiguió:
“Hay que mirar hacia delante, olvidar el pasado; todo eso del GAL, y el 11-M, el Faisán, la crisis, los parados, los indignados y demás falacias pretéritas deben quedar enterradas en cal viva. ¡El futuro es nuestro horizonte! Sangre nueva, ideas renovadas, lozanía, empuje, juventud… ¡Eso es lo que necesita el Partido y lo que necesita el País (a España, me refiero, no a mi periódico). Yo soy la prueba viva de esa nueva fuerza renovadora que corta con el oscuro pasado y sólo ve futuro; y para demostraros que ya sólo miro hacia delante, os presento a mi nueva guardia pretoriana, a mis jóvenes guerreros de espíritu renovador y empuje adolescente, a mis chicos sin pasado, sin culpa, sin mancha, sin responsabilidad, recién saliditos de la inocente e inmaculada cuna: ¡Manoliiito Chaves! –aplausos- ¡Pepiiiiño Blanco! –vítores- ¡Eleniita Salgaaado! –piropos, silbidos- ¡Raaaamontxu Jáuregui! –ovación- y… ¡Triiiini Jiménez!” –aplausos, silbidos, piropos, vítores, banderitas y ovación clamorosa.
Los cinco jóvenes y jóvenas ministros y ministras se desatornillaron sus respectivas manos diestras y las posaron sobre la mesa de su ex jefe, muy ordenaditas; y con ellas han dejado atrás toda responsabilidad en la debacle electoral, en la (indi)gestión de la crisis económica y en el hundimiento del país en general, y ahora se van de gira con su nuevo jefe, a reconquistar al pueblo confundido, a recuperar la confianza perdida, a revitalizar la militancia adormecida y a mantener la poltrona de la Moncloa, el poder y la gloria… ¡como sea! Y ese “como sea”, leyendo en los oscuros ojos del Presidentísimo Rubalcaba, se me antoja que va a ser sonado. En marzo de 2012, unos estratégicos días antes de las elecciones generales, lo escucharemos. Atronadoramente.
1 comentario:
Si ZP tuviese el mas mínimo atisbo de lo que la palabra dignidad significa, si la palabra traición - antes carente de significado- ahora adquiere un nuevo simbolismo y la lealtad es aquello que -no habiendo ofrecido nunca- desea con fervor casi religioso. Sin dudar ni un instante, por el mismo, por su partido y por España- en ese orden y no en otro- mandaría uno a uno y a todos a la cárcel mas cercana. De este modo en el futuro quizá algunas crónicas cerrasen su capítulo con un: "al final hizo lo que debía".
Un saludo
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