Estimado señor Rajoy: Ayer acudí al Desfile de las Fuerzas Armadas, ése que conmemora el Día de
Fue emocionante, como se reflejaba en los ojos ilusionados y sonrientes de miles de niños, padres y abuelos.
Fue respetuoso, todos en pie –casi firmes- las tres veces que se escuchó el Himno Nacional por megafonía; todos en absoluto silencio y quietud durante la bellísima ofrenda a los caídos.
Fue soberano, pues ahí, apiñado, se encontraba el pueblo soberano en su más amplia expresión, ése pueblo que paga su sueldo de Diputado, señor Rajoy
Fue patriótico, engalanado de cientos de banderas rojigualdas de todos los tamaños, que ondeaban orgullosas, sin complejos (sin la excusa de un partido de fútbol) y acompañadas de unos ‘vivas’ a España tan espontáneos como sentidos.
Fue reivindicativo, con esa sonada pitada al presidente del Gobierno, absolutamente instintiva y generalizada, nada más escucharse su nombre por megafonía.
Fue austero, suponemos que debido a la crisis y al recorte de gastos en Defensa (tal vez para pagar los gastos del palacio de
Fue ruidoso, como no podía ser de otra manera cuando es un ejército moderno y su armamento pesado los que desfilan (la guerra es así, ministra Chacón, exige armas poderosas, ruidosas y hasta peligrosas). Y eso que fallaron los aviones, parece ser que debido al mal tiempo que, afortunadamente, no padecimos.
Fue agradecido, continuamente salpicado de aplausos y ‘vivas’ a los diferentes cuerpos, especialmente emotivos (como siempre) a
Fue políticamente correcto, con la presencia de un alto porcentaje de mujeres soldado (que no soldadas, señora ministra paritaria) y de inmigrantes (que sienten nuestra bandera más suya que muchos de nosotros).
Fue alegre, pues allí fuimos todos (o casi todos, señor Rajoy) a disfrutar, a celebrar, a homenajear, a aplaudir y a vitorear. Y a sentirnos muy orgullosos de nuestros ejércitos. ¡Qué menos que dedicarles un par de horas de nuestro tiempo para devolverles siquiera una mínima parte de lo que ellos nos dan!
Igual que su comentario a micrófono abierto, que también fue muchas cosas: fue inoportuno, estúpido, quejica, infantil, irrespetuoso, egoísta, hipócrita, antipatriótico (que diría Z) y muy revelador. Porque lo grave no es que haya metido la pata tontamente, sino que realmente piense lo que dijo. Si celebrar el Día de las Fuerzas Armadas, el Día de