jueves, 8 de mayo de 2008

¡La catarsis!

Interesante palabro, en verdad. Suena bien, suena potente, épico, trágico, místico... ¡LA CATARSIS! Y así, en mayúsculas y entre exclamaciones, suena incluso catastrófico, devastador, APOCALÍPTICO. En fin, que acojona. Pero no, señores. No debe causar temor. La catarsis es buena, de verdad, es buena; y, en ocasiones, absolutamente necesaria. En efecto, si vamos al Diccionario de la RAE y nos asomamos a la definición de “catarsis”, descubrimos varias acepciones, a cual más reveladora:

«1. Para los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza.
2. Efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión, el temor u horror y otras emociones.
3. Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo.
4. P. ext., eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso.»

Interesante ¿verdad? Vamos a quedarnos con ésta última: “eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso”. Ahora, tómese un partido político cualquiera; el PP por ejemplo. Veamos, que levante la mano quien crea que está sumido en un estado de conciencia que raya —e incluso traspasa— la perturbación media: «¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!»... Bien. Ahora, que levante la mano quien crea que sus dirigentes sufren una cada vez mayor perturbación del equilibrio nervioso: «¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! »... Vale. Y por último, que levante la mano quien crea que todas estas perturbaciones están siniestramente provocadas por ciertos recuerdos, vamos a decir, trágicos (tipo derrotas electorales varias): «¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!»... Perfecto. Entonces, todos aquéllos que han levantado la mano estarán también de acuerdo en que hay que acabar con esas perturbaciones o impurezas o sustancias nocivas o como queramos llamarlas. Es decir, purificarlas. Es decir, eliminarlas. Cambiarlas, renovarlas, trocarlas... como queramos llamarlo. Es decir, poner el cargo a disposición o empezar de cero o convocar primarias o tomar decisiones valientes o revolucionar el partido de arriba abajo. Es decir, PROVOCAR UNA CATARSIS. Es lo único que puede purificar tanta perturbación. Para bien. Así que, ¡ahora que levante la mano el que vote por la catarsis!...

No hay comentarios: