Que Lincoln fuera elegido para el Congreso de los Estados Unidos en 1846 y Kennedy justo 100 años después, en 1946, es una casualidad; que ambos fueran elegidos presidentes en 1860 y 1960 respectivamente, también es una casualidad; que el secretario de Lincoln se apellidara Kennedy y el secretario de Kennedy se apellidara Lincoln y que ambos aconsejaran insistentemente a sus jefes que ese día no fueran al teatro (Lincoln) y a Dallas (Kennedy) puede ser igualmente casualidad; que los dos presidentes fueran asesinados en viernes, de una bala en la cabeza, en presencia de sus esposas, uno en el Teatro Ford y el otro en un automóvil Ford, modelo Lincoln, y que encima el asesino de Kennedy se ocultara luego en el teatro Lincoln de Dallas será también una casualidad; que sus presuntos asesinos nacieran con 100 años de diferencia, John Wilkes Booth en 1839 y Lee Harvey Oswald en 1939, así como sus sucesores, ambos demócratas del Sur apellidados Johnson (Andrew Johnson nació en 1808 y Lindon B. Johnson en 1908) es, seguramente, otra casualidad; que Lincoln se encontrara sentado en el Teatro en el balcón 7 y Kennedy en el vehículo 7 de la caravana presidencial; que los nombres de Lincoln y Kennedy sumen ambos 7 letras y los de Lee Harvey Oswald y John Wilkes Booth sumen 15; que los dos presuntos asesinos no pudieran ser juzgados porque ambos fueron asesinados antes de llegar a juicio; que incluso las esposas de ambos presidentes perdieran un hijo mientras ocupaban la Casa Blanca… todas estas coincidencias pueden ser simplemente puras casualidades, nada más. Pero lo que no es una casualidad, ni de coña, es que ayer apareciera en las noticias de LaSexta la foto de Mariano Rajoy justo en el preciso instante en que la voz de la periodista decía «…la imagen de un payaso» (ver vídeo); palabras con las que terminaba su comentario de la noticia anterior cuya imagen, ¡oh casualidades de la vida!, había terminado exactamente dos segundos antes (precisión absoluta, oye). ¡Que no, que no me lo creo!
Como tampoco fue casualidad el mensaje “subliminal” del PSOE que apareció en pantalla cuando Butragueño marcó el gol a Dinamarca en el mundial de México del 86, en la tele que dirigía el simpático y equidistante Enric Sopena; o la imagen del presidente del PP que aparecía, así como quien no quiere la cosa, en medio de una información sobre Irak con las crudas imágenes de las torturas en Abu Ghraib, en La 2 Noticias de Caffarel/Llorente (16-02-06). Por poner dos ejemplos que me vienen a la memoria.
Dice el director de informativos de LaSexta, César González (unir en un solo nombre a Julio César y a Felipe, ¡eso sí es casualidad!), que «se trata de un error en el sistema digital del que sería absurdo pensar que ha sido intencionado». Ya. Mira que podía haber salido, con eso del payaso, la imagen de Z, de Pepiño, de Solbes o de Garzón, un suponer. Entonces sí me habría creído lo de la casualidad, lo juro. Y me habría reído un montón. Pero no, oye, tenía que salir Mariano. Mariano el payaso… ¡joder, qué casualidad!
Lo peor de todo es el descaro con el que manipulan, el descaro con el que luego se "disculpan" y el descaro con el que se despitorran de nosotros mientras lo hacen. Y eso, tampoco es casualidad.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo, no me creo las casualidades, y menos con estos listos. Un gran artículo, y lo de Lincoln y Kennedy siempre me ha parecido bastante alucinante. Felicidades por el blog, es cojonudo.
Lo peor de todo es que, cuando el PP exige disculpas, explicaciones y muestra su indignación, la respuesta de la Secta es cabrearse con el PP por haberse indignado, mientras Wyoming se parte de risa con la payasada. Es de una chulería y de una impunidad que no deja de sorprenderme. ¿No podemos pagarles con la misma moneda?
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