lunes, 26 de mayo de 2008

La Ezpaña Chikilicuatre

Vaya por delante que uno, musicalmente hablando, es cien por cien de los 70 y que por tanto nunca escuchó los 40 Principales y siempre huyó de las radio fórmulas ésas y de los triunfos otros y de las madonas y del flamenco-pop y de los poperos en general (del hip-hop y etcéteras, mejor ni hablamos). Por tanto, soy todo menos un eurofan. No me gusta Eurovisión, porque no me gusta –en general- el estilo de música que allí se estila. Simplemente, no me interesa. Y por eso, sencillamente, no lo veo. Yo a eso lo llamo coherencia.
Pero entiendo que hay mucha gente, millones, cientos de millones de personas a los que sí les gusta esa música, a los que sí les interesa ese espectáculo y a los que sí les mola ese festival. Por eso lo ven. E incluso lo viven. Y ésta es una opción de lo más respetable. Y como tal, merece todo el respeto.
Igualmente, hay cientos de artistas, miles de cantantes –profesionales o noveles- que se toman muy en serio su vocación, su carrera, su música. Y que también se toman muy en serio este festival, decadente o no, como plataforma artística o como evento musical internacional, me da igual. Y todos ellos merecen también el máximo respeto.

Lo que no me parece nada respetable es el desprecio, la tomadura de pelo, el engaño, el enriquecimiento tramposo y la cutrez que representa la farsa del Chikilicuatre y sus cuatreros (el Terrat, TVE y demás compinches). No me parece nada respetable colar un chiste (un mal chiste con ritmo, como lo definió alguien) en el festival musical internacional más importante de Europa que, guste o no, muchos millones de personas se toman en serio en todo el mundo (no sólo en Europa).

Pero Ezpaña es así. Prima lo cutre, lo soez, lo mediocre, lo malo; y, lo que es más grave, encima nos lo quieren hacer pasar por original, por rompedor, por modernete, por progre, por culto incluso (¡hasta el Instituto Cervantes de Belgrado se prestó a la farsa ofreciendo una clase “magistral” del académico Chikilicuatre. ¡Manda huevos!). Aquí se trata de igualar por abajo, seas ministro sin estudios, alumno sin esfuerzo, profesional sin mérito, intelectual sin cultura o cantante sin canción. Y puestos a sacar punta, ¿qué tiene de progre un chulo casposo rodeado de cinco mujeres objeto, cantando en clave latino-machista? ¿Dónde está la paridad? ¿Y eso de “con las bragas en la mano”? ¿Mola el Chiki Chiki a los colectivos feministas (ésos que saltan como panteras si dices que una psoeministra de 30 años no está preparada, pero callan como perras si sacan a una ministra italiana en pelotas en el Interviú?

Spain is different, sí; pero en la vida se trata de diferenciarse por arriba, no cayendo en lo más bajo. Si de eso se trataba, diferentes sí que fuimos. En el Festival de la Canción de Eurovisión todos eran cantantes menos el Chikilicuatre; todos sabían cantar menos el Chikilicuatre; todos llevaron canciones (mejores o peores, más o menos horteras, pero canciones) menos el Cikilicuatre; todos cantaban en su idioma o en inglés menos el Chikilicuatre, que perreaba en no se sabe qué; incluso todas las canciones tenían letra menos la del Chikilicuatre; todas las actuaciones tenían coreografía, estética, sentido del espectáculo, ¡glamour! (sin entrar en gustos), incluso sentido del humor y originalidad menos la del Chikilicuatre, que no tenía ni sentido del ridículo; todos trataban de dar lo mejor de sí, de mostrarse orgullosos de su trabajo, de agradar, de enamorar, todas menos el Chikilicuatre. Todos se tomaban en serio su actuación y a sí mismos menos el Chikilicuatre. ¡Qué cachondos somos! ¡Qué rompedores! ¡Qué progres! Pero ¿a que no hay huevos de enviar a los Oscars –cuna decadente de la propaganda imperialista- la última peli de Chiquito? ¿O, por qué no, un streaptease integral de Boris al Festival de Cannes? Seguro que rompe.

Eso sí, hay que reconocer que la gran genialidad de esta farsa es la magnífica campaña de Publicidad que han orquestado Buenafuente y su Terrat y cómo se la han colado a TVE (¿o también había algún amiguete ahí?) y, de paso, a todos los que la pagamos; y la única verdad incuestionable es que cuatro tíos se han forrado pero bien forrados (y no precisamente el actor –magnífico, por cierto- que interpreta al Cikilicuatre), dando carnaza fácil a un país que no gusta de complicaciones ni de profundidades ni de excesivos esfuerzos intelectuales, precisamente.

Al final, la Ezpaña de Z y de Pepiño, la de la Champions League internacional, la de “¡Qué cachondos somos y qué bien nos lo pasamos y nos importa una mierda todo mientras haya buen rollito!”, ha tenido en el Chikilicuatre y su circo una nueva muestra de lo que queremos ser y dónde queremos estar. Y también un ejemplo más de que, depende de quién lo haga, se le perdona absolutamente todo. Hasta llamarnos gilipollas.

2 comentarios:

cldasilva dijo...

España tiene lo que se merece, chiquiricutres pa to y pa toss. Los Españoles habeis elegido vuestro gobierno libremente en democratzia ...ahora os toca tragarr y digerirr.

LINARES dijo...

Como España ya está hundida en el exterior, el daño que nos ha hecho el Gilikicutre es limitado. No hay imagen que dañar, somos los que nos vamos sin avisar dejando a nuestros aliados tirados en Irak, los que pagamos a secuestradores y les dejamos escapar, los amigos de Chávez, Castro, Morales, los que nuestro presidente se encierra en un despacho (gracias a Dios) en las cumbres internacionales porque no tiene nada que decir que importe a nadie, y además no sabría decirlo porque no sabe inglés (ni lo aprendería en 12 años en la Moncloa)....vamos, que nuestra imagen no se daña, porque es prácticamente imposible caer tan bajo.