miércoles, 26 de noviembre de 2008

la Cruzada Laica de Pepiño, el Creyente

Dice Pepiño, el autoproclamado creyente, que "en los colegios públicos no debe haber crucifijos porque hay que respetar las creencias de todo el mundo". Y a mí me parece bien, qué quieren que les diga. El respeto es bueno. Muy bueno, incluso. Vivimos en un estado aconfesional y eso va a misa. ¿O no? Lo que no es tan bueno, incluso malo diría yo, es que ese disfraz de respetuosa aconfesionalidad que proclama el creyente Pepiño no sea más que un mero subterfugio para encubrir una perfectamente planeada y sibilinamente ejecutada Cruzada Laica. Eso sí que es malo. Pero que muy malo. Aunque no es nuevo. Yo lo dije hace meses, cuando el PSOE ganó (snif) las últimas elecciones, esta vez sin iraks ni muertos ni aznares ni nada a lo que echarle la culpa culpita. Dije entonces que la anterior legislatura había sido la de la Paz (ETA, alianza de civilizaciones, no a la guerra…) y que ésta iba a ser la de la Guerra (la Guerra Santa Laica). Y como buena guerra, se abre en todos los frentes posibles, que son muchos, y frente a un enemigo “oficial” más bien escaso (de convicciones, de resistencia y de valor).

Todo esto viene al caso porque el PSOE de Castilla y León ha pedido que se retiren los crucifijos de las escuelas públicas, después de que un juez de Valladolid haya ordenado la retirada de símbolos religiosos del colegio Macías Picavea (que estará feliz, allá donde esté, como buen republicano progresista-darwinista-positivista-y-desobediente-civilista que fue, allá en el s.XIX). No vayamos a ofender la recalcitrante laicidad de los muchachos al mirar la pizarra para aprender EpC y ver la Cruz ésa, ¡válgame Dios!, símbolo de todo lo diabólico que se estila por el mundo. Y menos mal que al PP eso de que haya cruces “no le molesta” (Cospedal dixit), o sea, que ni fu ni fa, que si sí o que si no, que me da igual, vamos. En su línea.

Pero no es nuevo el tema. Ni es aislado, repito. Es una guerra con una estrategia perfectamente orquestada que responde a un objetivo muy concreto, que es anular, aplastar, exterminar a la oposición definitivamente y para siempre, entendiendo por oposición todo lo que se oponga al régimen: niños librepensadores, Iglesia arcaica, familia tradicional, asociaciones provida, adolescentes con valores, educadores, religiosos… ah, y el PP, suponemos. La Cruzada Laica contra la Iglesia viene de tiempo ha, y no sólo desde el púlpito de Pepiño, el Creyente, que tachó a la Conferencia Episcopal de “casposa” y "nuevo brazo armado" del PP, eso sí, con todo respeto. También desde el púlpito de los Goya, cuando Alberto San Juan (cómo debe sufrir con ese apellido, el muchacho) dedicó su Goya a la “disolución definitiva de esa cosa que se llama Conferencia Episcopal”; y desde el púlpito de la Sexta, la tele amiga, con el inefable Follonero y Wyoming y Buenafuente y demás con su mofa incansable de la religión (católica, of course); y desde el púlpito del teatro, con el provocador Bassi y su reveladora y blasfema payasada de turno; o desde el púlpito de la Universidad, donde el rector (nada recto) Peces Barba afirma que los católicos son “responsables de la agitación que impide la paz social y beligerantes contra la política del Gobierno y contra cualquier progreso”; o desde el colorido púlpito-carroza del orgullo gay, con aquel tolerante “¡Vamos a quemar a la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal!”; o desde el púlpito absurdo de la generalitat, que financió un “manual de ceremonial civil”, para la celebración de bautizos, bodas, funerales y comuniones laicas; o desde el púlpito de los intelectuales de la PAZ (Plataforma de Apoyo a Zapatero) que pedían el voto para Z con el fin de evitar que “los obispos nos echen encima su teocracia humillante y estúpida”; o desde el púlpito diplomático, por ejemplo Lisboa, donde la embajada española y la secretaría de cooperación internacional dirigida por Leire Pajín, patrocinaron la obra blasfema "Me cago en D..." de Ramírez de Haro; o desde el mismísimo Corpus Christi, con la “procesión alternativa” organizada en Toledo en la que se hacía escarnio de la Virgen María, aparecían obispos y sacerdotes en brazos de mujeres semidesnudas y un sin fin de vejaciones más; incluso desde el púlpito de la antigua Iglesia de L´Hospitalet, donde el ayuntamiento organizó una exposición con fotomontajes pornográficos de Jesucristo y Juan Pablo II; o desde el púlpito aconfesional y respetuoso de Ferraz, donde el PSOE afirma en su Manifiesto de Laicidad que “las religiones son la causa de todos los males del mundo”. Y podríamos seguir ofreciendo ejemplares muestras de respeto a la libertad religiosa en esta Ezpaña laica y cristofóbica, pero nos eternizaríamos (y perdón por el chiste fácil).

Simplemente voy a resumir los últimos respetuosos ataques, que esta semana han sido especialmente abundantes, variados y significativos (pareciera que, aprovechando la reunión a puerta cerrada de la comisión abortista-paritaria de la Bibi, han pisado el acelerador de la Cruzada Laica, como para despistar): por ejemplo, el cordón sanitario aplicado a la santa Sor Maravillas, que cometió el imperdonable pecado de haber dedicado su vida a los pobres sin ser socialista/comunista/anarquista/nacionalista; o el chiste atroz y machista de la feminista Almudena Grandes en El País, imaginando a la santa “gozando” mientras es violada por una pandilla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmm!- sudorosos" (y, por cierto, sabiamente respondido por Muñoz Molina); o la desazón de Llamazares (¿pero sigue vivo este tío?), que teme ser abducido por el catolicismo, y que ha cursado solicitud formal para retirar la cruz y la Biblia de las juras de cargos públicos ante el Rey (¿y él qué va a jurar? ¿de Ministro?), y que anda preocupado porque aún quedan cruces en los colegios y desfilan militares en las procesiones (por cierto que no tiene desperdicio la carta que le dedica el religioso Pedro Aliaga, publicada en ABC); o los últimos estrenos del megapolitizado y megasubvencionado cine español, Camino (Javier Fesser), Los Girasoles Ciegos (J. L. Cuerda) y La Buena Nueva (Helena Taberna), curiosa coincidencia en la descalificación/tergiversación/caricaturización de la fe cristiana. O la tolerante pirómana Almeida, que además de querer quemar libros que no le gustan (y si pudiera a sus autores) da “Gracias a Dios” porque “no vamos a tener a la Madre Maravillas en el Congreso. No está Azaña e iba a estar la Madre Maravillas”.

La Cruzada Laica está en marcha. El Rey Rodríguez Corazón de León (o de Valladolid, no me acuerdo), su fiel Caballero Sir Blanquelot, el Creyente, y todas sus hordas laicistas se disponen a reconquistar Jerusalén para borrarla del google maps, por los siglos de los siglos. La Cruz de Cristo será reemplazada por la Ceja de Zapatero, el Espíritu Santo por la Paloma de Picasso y Dios Padre por Papá Estado, uno y trino, que se hará omnipotente y omnipresente en nuestras vidas, en nuestros cerebros y en nuestras almas. El objetivo, acabar definitivamente con los valores cristianos que se oponen al proyecto de sociedad de Z. Sustituir los 10 Mandamientos por el “todo vale”; erradicar los valores de familia, vida o libertad de pensamiento y obtener carta abierta para el aborto libre, la eutanasia, la manipulación genética, el adoctrinamiento ideológico de los niños y una concepción estrictamente laicista y totalitaria de la sociedad. ¡Toma memoria histórica! Y todo por un iluminado obsesionado por las batallitas de su abuelo; quien, por cierto, murió perdonando y encomendando su alma a Dios. Por desgracia para todos nosotros, su vengativo nieto no leyó el punto 5º- de su testamento: «Su fe en el Ser Supremo es firme. A Él encomienda su alma de creyente que procuró siempre tener limpia de faltas (…) A Él, en este momento de abominables pasiones, pide la paz de España y de la Humanidad. Muere inocente y perdona. Pide a su esposa e hijos que perdonen también. Éste punto es el que sí leyó: «6º- Que cuando sea oportuno se vindique su nombre y se proclame que no fue traidor a su Patria y que su credo consistió siempre en su ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes».

Amén.


Y mientras, el PP, jugando al fútbol, marcándose goles en propia meta (pero de eso, si me permiten, hablaremos mañana).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leyendo la autobiografía de Ernst Jünger refiriéndose a los progres técnológicos he encontrado una descripción que encaja al 100% con el perfil de Pepiño Blanco y los progres socialistas: "[...]Desconocedores de las lenguas antiguas, del mito griego, del derecho romano, de la Biblia y de la ética cristiana, de los moralistas franceses, de la metafísica alemana, de la poesía del mundo entero. Enanos en la vida verdadera, colosos de la crítica, de la destrucción, en la cual consiste su misión.[...]Titanes de un solo ojo, espíritus de las tinieblas, negadores y enemigos de todas las fuerzas creadoras. Son de ese tipo de hombres que podrían sumar durante millones de años todos sus esfuerzos sin dejar trás de sí una obra que pesase lo que una brizna de hierba."
Qué ¿coincide o no coincide?