miércoles, 11 de febrero de 2009

El Trabuco Nacional

Domingo. Amanece en Jaén. La mañana es fresca, fría incluso. Brumosa, pero limpia. Los coches de los cazadores van llegando a Cabeza Prieta. Mucha alta gama. Mucho 4x4 de lujo. Mucho Audi blindado. Mucho chófer. Y mucho escolta. El ministro más bermejo del gobierno de Z es de los primeros en llegar. No quiere perderse ni un muflón. Ni las migas del desayuno. Es un gran amante de la cultura cinegética, al contrario que su jefe, Mister Paz, que es un gran amante de los animalitos indefensos, desde bambi hasta el lince ibérico pasando por el entrañable Pepiño, el del ático. Cosas de la Alianza de Especies.

Poco después llega Baltasar, el justiciero de la nocturnidad, perfectamente ataviado de perfecto cazador de caza mayor, o sea, todo de verde, por lo del camuflaje. Con su gorrito aplumado y todo, protegiendo su níveo mechón del fresco de la mañana. Para que no se le hiele la memoria histórica, debe ser.
Los dos compadres se abrazan y se intercambian chistes de caza. Es lo que toca. Ya empezaron la juerga el pasado viernes, compartiendo menú andaluz, vino riojano y orujo gallego en el hotel Del Val, Andújar. Compartiendo confidencias. Compartiendo caza. Compartiendo presas. Y presos.

La mañana avanza entre risas, confidencias y buenas espectativas de caza. Parece que hay magníficos bichos hoy, en Sierra Mágina. Y mucha complicidad. Se une a la fiesta la fiscal de la Audiencia Nacional, Dolores Delgado, Lola Lolita Lola, acompañada de unos cuantos funcionarios de la cosa judicial. Más complicidad. ¡Ya estamos todos, compadre! La caza puede comenzar.
Los monteros, esposas, amigas y amiguitas van colocándose en sus puestos, prestas las escopetas y avizor el ojo, atento a todo lo que se mueva. La finca abunda en cochinos, venados, gamos y muflones, a 2.000 euros la pieza (para el anfitrión, el compadre farmacéutico, que la cosa es gratis para los invitados). Pero el ministro más bermejo del gobierno, el juez justiciero de la noche y la fiscal Lola Lolita Lola no están aquí para caza tan insignificante. Ellos han venido a la caza mayor, a la de verdad. La política. Así que dejan las escopetas posadas en la jara y sacan los trabucos, arma de bandoleros, asalta caminos y filibusteros, fácil de disparar a cualquier cosa que se mueva, a bulto, sin apuntar demasiado, que caiga quien tenga que caer, y quien no también, por haberse puesto cerca.

Así que los tres trabuqueros empiezan a ejercer su política del trabuco, cargan y disparan a bocajarro y a discreción (y sin discreción, que para eso están las filtraciones). Caen 7 de la primera batida. Pero ninguna pieza mayor. Mucho bigotes, mucho gominas, pero ningún medalla de oro, desde luego. Un pepero queda tocado. El albondiguilla, lo llaman. La rehala (o la ralea) olfatea su miedo y su sangre y le sigue la pista, portada a portada, filtración a filtración. Al fin lo acorralan. Trabucazo al canto y el bicho cae. Junto a él, otro pepero que cae por efecto del fuego indiscriminado del trabuco. No están mal las piezas, pero tampoco son nada del otro mundo; medallita de bronce, tal vez, poco más.
Sin perder tiempo, recargan los trabucos y caen treinta más en la segunda batida. Pero las piezas importantes, los medalla de oro, la caza mayor con mayúsculas, o sea, Espe, Rajoy, Cospedal, el PP, no han caído aún. Están tocados, sí. Pero resisten, se revuelven contra la rehala (o ralea), bajan las poderosas cormamentas y atacan; cuando atacan juntos, en lugar de enzarzarse entre sí por una porción de dehesa, son más efectivos; y tienen su peligro. Pero eso lo hacen poco.

Los tres trabuqueros nacionales vuelven a recargar sus armas. La reala (o ralea) recompone sus fuerzas alimentándose de nuevas filtraciones. «¡Por ahí se mueve algo!» ¡¡PUM!! ¡¡PUM!! ¡PUM!! «¿Ha caído? ¿Es Espe? ¿Es Rajoy?...» No. Es el Estado de Derecho. Y la Separación de Poderes. Y la Justicia. Y la Dignidad. Tres disparos de trabuco, cuatro piezas de caza mayor. Eso les pasa por estar tan juntas.


Y digo yo, lo que hay que decirles a estos trabuqueros y a su jefe y a su ralea de medios afines es, todos a una, «¡Y UN CUERNO!». Y hay que decírselo ya. Y bien fuerte. Y bien clarito. ¡Y UN CUERNO!. Y repetírselo hasta la saciedad. Sin esperar a las elecciones. ¡Y UN CUERNO!, ¡Y UN CUERNO!, ¡Y UN CUERNO!…
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Berlanga era pura comedia (ácida y crítica, pero comedia). Lo de estos pájaros trabuqueros no tiene ni p... gracia.

Anónimo dijo...

Ahora han descubierto que también estaba el jefe de la policía judicial. Una comandita de pistoleros políticos, eso es lo que son. Y el PP, por fin ha reaccionado un poquito. A ver si ahora no se echan para atrás.

Anónimo dijo...

Yo soy aficionado a la caza y puedo prometer y prometo que a las monterías se va a conocer gente, a entablar amistades/contactos y a hablar de otras cosas además de la naturaleza y los "asuntos cinegéticos". La mitad de los negocios se hacen entre migas y lomo (la otra mitad, en los palcos de fútbol).

LINARES dijo...

Cuando se reunen -dónde sea- un Ministro de Justicia, el jefe de la policía judicial (que no cazó, "sólo" se hizo 720 kilómetros entre ida y vuelta para ir a cenar), la fiscal de la Audiencia Nacional y un Juez (ex-diputado del mismo partido político del ministro)que va a iniciar una operación contra el partido de la oposición con más de treinta imputados, lo que no se puede evitar es que llame la atención.
Pero es que esto, que en muchos países se llama prevaricación, se realiza en España con plena impunidad ¿Por qué? Porque no les da ningún pudor.