martes, 10 de marzo de 2009

Blancanieves y el primer aniversario del II Gobierno de la Era Z

Para celebrar el glorioso primer aniversario del II Gobierno de la Era Z, el propio Z ha decidido que no hay nada que celebrar. Bueno, sí. La megaproyección internacional del gobierno español, que vuelve a ser epicentro del mundo mundial, aunque Obama ni siquiera nos haya llamado aún, el muy desagradecido, que llegó a la presidencia de la nación más poderosa de la Tierra gracias al apoyo implícito pero inconmensurable de Pepiño, el que ahora está tristiño por culpa de Touriño, que éste sí que no ganó a pesar del apoyo explícito de Pepiño. O sea, que los logros de Z, alias Mister Paz, en todo este año de legislatura se resumen en 5 palabras: la silla de la Bruni.

Sin embargo, el pasado fin de semana, a Mister Paz se le veía pletórico, feliz, ¡entusiasma-do!, en compañía de la favorita de la Corte, que no es otra que la benjamina Bibí. Y estaba taaan contento porque estaba rodeado de mujeres, muy feministas y femeninas ellas (como Obama, según la ex ministra Calvo), y eso a Mister Paz es lo que más le puede poner (de ahí la posible causa justificadísima de su lapsus libidus delante de las rusas). Y en esta ocasión sí estaba de alegre celebración, porque sí tenía algo alegre que celebrar: ni más ni menos que las alegres conclusiones de la alegre comisión de alegres expertos para llevar adelante la alegre ley del aborto, la de los alegres plazos, la que permite abortar alegremente a las niñas de 16 años. Una alegría, oye. Y no es para menos, que con esto de la crisis, el paro y demás, el pobre Z no se lleva más que disgustos, el hombre. Pero del aborto y demás alegrías progres (especialmente para los alegres centros abortistas), hablaremos otro día. Hoy toca el glorioso primer aniversario del II Gobierno de la Era Z.

Y aunque ellos no quieran celebrarlo, pues yo sí. Y quiero hacerlo como se merece, por todo lo alto, con una función musical, como en el cole, que es donde mejor saben celebrar estas cosas. La obra representada no va a ser Bambi, aunque sea la peli favorita de Mister Paz (que ha visionado 500 veces), y probablemente también de Bermejo; tampoco va a ser Alicia en el País de las Maravillas, porque la llevan representando desde hace 5 años, sin descansos ni para comprar palomitas. No. Para ocasión tan solemne hemos escogido una obra magna, símbolo universal de la lucha entre el bien y el mal, de la bondad frente a la perversidad, de la pureza más pura contra la crueldad más cruel: ‘Blancanieves y los siete enanitos’. Y además, para que sea más actual, más progre, la vamos a representar según la versión original de 1812, en la que la mala malísima que quería matar a su preciosa hijita Blancanieves, consumida por los celos, no era la madrastra, era…¡su propia madre biológica! Sin embargo, para la muy retrasada, facha y cavernícola sociedad de la época, era inadmisible la idea de una madre capaz de asesinar a su propia hija, y en una segunda versión de 1857 los muy caguetas de los hermanos Grimm se “cargaron” a la madre buena en el segundo párrafo y crearon la legendaria figura de la madrastra vanidosa, despiadada y bruja (que, dicho sea de paso, ha perjudicado enormemente a las madrastras buenas de los últimos 150 años).

Hoy, como somos todos tan modernos, ya no nos escandalizamos por asuntos tan tontos e infantiles y podemos disfrutar tranquilamente de la versión buena, oséase, la de la madre asesina.

Vamos con el reparto de papeles: está claro que la madre-bruja sería la Vice, tan elegante, tan vainosa y tan fea al mismo tiempo; la protagonista sería, obviamente, la ministra Bibi Blancanieves, más por edad que por pureza, bondad o inocencia, desde luego; los entrañables enanitos podrían ser, un suponer, el dormilón Solbes, el gruñón Pepiño, el bonachón Moratinos, la mocosa Leire, Maleni la mudita, el tímido Bermejo (por lo de ponerse rojo) y el sabio Rubalcaba (en este caso más por diablo que por viejo, aunque también). El resto de ministros y ministras, a los que nadie conoce ni reconoce, serían los simpáticos animalitos del bosque, figurantes perfectos, muy monos y muy anónimos ellos. El espejo espejito mágico que siempre dice lo que la madre-bruja quiere oír/leer sería el espejo PRISA, que un mal día se rebota y le suelta lo fea que es (y se monta el pollo). Garzón estaría perfecto como el soldado fiel, que cobra en dinero negro y, cumpliendo órdenes de la madre-bruja se lleva a Blancanieves al bosque para cargársela sin piedad, pero de repente ve un muflón y llevado por su irrefrenable afición cinegética se lanza a darle caza, perdiendo de vista a Blancanieves, que aprovecha para escapar. Por último, y por supuesto, el príncipe azul de ojos azules como el mar azul, bello y apuesto como ninguno, valeroso y romántico como el que más, feminista compulsivo él, sería el mismísimo Z, alias Mister Paz (desechando definitivamente a Obama, que podría ser, pero estaría mejor en Broadway, en la versión afroamericana).

Y con este elenco de estrellas, no me digan que no quedaría una función de lo más simpática y original, y una celebración de lo más digna para el primer aniversario del II Gobierno de la Era Z. Y de paso, pordría ser el argumento para el segundo año de del II Gobierno de la Era Z (igual sacando diamantes de la cueva arreglan lo de la crisis), bajando de una vez el telón de Alicia en el País de las Maravillas, que ya cansa. Yo lo dejo ahí como idea, sin cobrar derechos ni nada (¿has oído, Teddy? Y no, no hay papel para ti, en Blancanieves no hay Judas).

Ahora, se siente todo el mundo, se apaguen las luces, ¡y empiece la función!


Nota: Si estos desagradecidos no aprovechan tan luminosa idea, la utilizaré yo como primer capítulo de la segunda parte de la exitosa novela ‘Bienvenido, Mister Paz’. Editores interesados, pueden contactar con el autor en el email pedidomisterpaz@hotmail.com. Gracias.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

El reino de Mister Paz se desmorona. Las tramas falsas, la crisis galopante, el paro imparable, los ministros inexistentes, Galicia perdida, Garzón desprestigiado, Pepiño tristiño, y la Vice que se ha hecho africana. Ya no hace gracia ni Maleni. El príncipe azul Zapatero ha perdido hasta la sonrisa. Pero estos no sueltan las llaves del castillo ni jartos de parados. Antes lo destruyen.

Anónimo dijo...

Zetapé y los 40 ladrones. O Bibiana en el país de las feministas. O Pinocho en el país de jauja. O Pepiño y el ático de chocolate.